octubre 15, 2024

Seguir

Seguir, aunque las cosas se compliquen. Aunque el miedo aparezca y los viejos fantasmas tomen el lugar que le corresponde al cambio para bien.

Avanzar, aunque la mente y el cuerpo vayan frenando cada cinco segundos, aferrándose a los lugares preestablecidos y a las comodidades que no te han permitido resurgir.

Ascender, al menos mentalmente, teniendo en cuenta que es el paso previo para trascender en la vida real (porque sí, siempre se necesita fe para impulsar los cambios que se requieren).

¿Y por qué no? Perdonarte en el camino. Porque no siempre es fácil ni cómodo moverse, pero vas poco a poco, a tu ritmo. El único ritmo que importa y que es posible.

octubre 14, 2024

Datos

Siempre me gustó mucho desmenuzar informes e interpretar datos. Creo que por eso me dediqué con afán al periodismo económico y por eso también decidí estudiar una maestría en economía.

Creo (sé) que los datos son valiosos. Tienen una riqueza por la interpretación que se les puede dar y los fines para los que podés utilizarlos. Aunque claro, podés hacer algo positivo, pero también algo malvado a partir de esa información.

Lo chivo de ellos es que siempre hay más. Provienen de una fuente inagotable, en varias presentaciones y desde diferentes lugares del mundo. Cuando aún estudiaba, era un poco más difícil tener acceso a ellos, pero hoy basta con una búsqueda sencilla y tenés acceso a mucha información. Quizá demasiada.

No obstante, he aprendido (hoy también lo escuché) que hay que tener criterio y cuestionar los datos. Así como podés tener información de calidad también podés ser víctima de datos malintencionados o malinterpretados. 

De ahí que en los últimos días haya pensado mucho en volver a esos orígenes: A revisar páginas y páginas de informes en búsqueda de historias que contar a través de esos datos. Y/o viceversa.



octubre 13, 2024

Algunas preguntas que rondaron mi mente este finde

¿Cómo se preserva el tiempo realmente disfrutado y se recupera el tiempo malgastado en pensar que estás perdiendo el tiempo?

¿Cuánto tiempo de descanso es suficiente y cuánto es demasiado tiempo invertido en el trabajo y en desvivirte para fines futuros que talvez pasen, pero talvez no?

¿Por qué los minutos parecen durar menos cuando las cosas que realmente querés están sucediendo, pero parecen alargarse cuando encontrás dificultades en el camino que va a llevarte a ese momento tan esperado?

¿Y por qué me (nos) gusta cuestionar lo establecido como si no fuésemos nosotros quienes decidimos el cómo, el cuándo y el por qué de aquello que estamos persiguiendo con nuestro inconsciente y nuestras acciones cotidianas?

¿Qué tanto margen de maniobra realmente tenemos (aplica para todo lo que estés pensando y lo que no)?

octubre 12, 2024

Mar

Hoy he pensado en lo mucho que le temo al mar. Algunos hablan de tenerle respeto, pero yo le temo sobremanera.

Es posible que buena parte de mi miedo radique en no saber nadar y tener consciencia de que en un escenario apocalíptico de inundaciones, no tengo asidero ni remedio… 

Pero no es solo eso: pensaba en lo mucho que me gusta escuchar el choque de las olas entre sí, las aves que rondan buscando peces o carroña y la brisa que se siente aún bajo el sol más inclemente.

Sin embargo, todo esto se acompaña del pánico al sonido del golpe que se escucha contra las piedras y la amenaza que constituye cada que la marea va subiendo sin control aparente. Hay calor, hay incomprensión y demasiada incomodidad. Y mareos (a veces pienso que tengo vértigo).

Aún con ello, el mar y las mareas son necesarias. El movimientos y los vaivenes tienen un sentido siempre para quien los vive de cerca. La clave está en averiguar el sentido.



octubre 11, 2024

11 de octubre

Somos mi desidia y yo contra el mundo. Pensamos en que, si las cosas deben pasar, pasarán. Y que siendo así, no es necesario anticiparnos: tan solo esperar.

No es lo ideal en el mundo de hoy en día que suele moverse tan de prisa, pero creemos que hay dos maneras de perder el tiempo: Intentando perseguir algo que eventualmente sucederá o esperando ese algo mientras se deteriora el interés en que suceda.

Nos gusta vivir algunas cosas en slow motion, sobre todo aquellas que queremos que perduren por su belleza, sus sensaciones o por lo que significan para nosotros. La cuenta de esas cosas es amplia y la variedad, importante.

Nos tachan de holgazanes, pero me gusta pensar que economizamos esfuerzos, porque nunca se sabe cuándo la vida va a requerir todo de vos y es entonces cuando debes darlo todo, incluida la energía que no has gastado en lo efímero que entretiene al resto del mundo.

octubre 10, 2024

10 de octubre

Once de cada diez veces voy a querer elegirte a pesar de lo difícil que se vuelve tomarte entre mis brazos. En parte porque sos escurridizo, y a veces, un poco tosco.

Nunca se te ha dado muy bien tomar parte en los asuntos que te involucran. Parece que preferís la defensiva o bien, mirar hacia otro lado con tal de no abordar el tema en cuestión.

Sin embargo, aún y cuando te negués a hacerle frente, terminás por aceptar el proceso de negociación. Y como me encanta la competencia, suelo hacértelo difícil para que la emoción te recuerde por qué llegamos a este punto.

Mis planes suelen surtir efecto. Niego con la cabeza mientras mis ojos te dan el “sí” más enorme del mundo, y entonces decidimos lanzarnos de cabeza una vez más a esta locura experimental que se concreta en el más profundo silencio y a la distancia más extensa que mis anteriores vidas hayan conocido.

Siento que me conozco menos mientras te extraño más. Hay muchas sensaciones no experimentadas hasta este día y me temo que voy a seguir encontrando más, una vez yo me vuelva a encontrar.

octubre 09, 2024

Colores

El día tenía una tonalidad amarilla suave: cálida, brillante pero al mismo tiempo, acogedora… como si no hubiesen novedades en el frente de la vida adulta.

Amalia suspiró y levantó la vista al frente: Los pendientes se habían acumulado en una pila de tamaño considerable que amenazaba con sucumbir en su escritorio.

Repitiéndose el viejo mantra que le enseñara su padre, el escenario se tornó celeste: Le recordó lo mucho que le gustaba ver al cielo cuando estaba claro y las nubes tomaban formas diversas sometidas al debate público de los pocos observadores que volvían la vista al cielo en aquellos días.

Los días anteriores habían tenido mucho (demasiado) de color negro: La incertidumbre, el caos y la tristeza habían dominado por demasiado tiempo y se hacía justo y necesario que la ausencia de color terminara su temporada.

No obstante, aún y cuando no era capaz de percibir y percibirse a sí misma por la falta de luz, era consciente que aquel cambio en la paleta cromática dependía, en buena parte, de su capacidad de tomar el pincel, la brocha, el rodillo o el aerógrafo con un color distinto y cambiar el panorama. Al fin y al cabo, el lienzo siempre estaba a su disposición para empezar de nuevo una vez más.

octubre 08, 2024

Automático

Dejemos de lado las premisas y enfoquémonos en las cosas que vayan sucediendo, conforme vayan sucediendo. Difícil, porque nunca se me ha dado muy bien aquello de fluir.

Hay momentos en los que sentís la necesidad de tener algunas certezas. Los últimos tiempos, sin embargo, están demostrando ser inciertos, y lo único constante es el cambio. Siempre el nunca bien visto cambio.

Trato de abrazar algunas ideas, pero por abrazarlas, me aferro a ellas sin querer despegarme. Suena (y es) difícil, pero son las cosas que le pasan a uno más veces de las que quisiera admitir.

Confieso que tampoco me gusta encontrar fallos en mi plan o en mi lógica o en mi percepción. Por eso paso varios malos ratos y alguna que otra discusión innecesaria conmigo misma para decirme que me lo dije.

Ahora mismo no sé si llamarles fallos. Más bien parecen chispazos que tratan de darle vida a esto que más parece una rutina programada en automático. A algo que funciona porque aún tiene batería, aunque parezca que de momento no tiene pulso ni emoción. Que parece, pero no está muerto. 



octubre 07, 2024

Tres

Hasta el año pasado, podría considerar este día como la antesala. Pero sabés, por accidente nos enteramos que en realidad te fuiste un día como hoy hace tres años exactamente, y no el día 8, como pensamos por la fecha en la que nos notificaron de tu muerte.

No puedo pasar enfrente del lugar donde pasaste tus últimos momentos porque todavía duele. Me recuerda el haberte dejado ahí con la esperanza de que mejoraras para estar bien el día de mi boda, sin saber que tu traje iba a quedar sin usarse, que tus zapatos especiales iban a quedar (y seguir) como nuevos tres años después… que aunque se trataba de uno de los días más felices de mi vida, se tornó todo en un evento agridulce.

Recuerdo esa (presunta) antesala muy bien. Rezaba antes de dormir para que te mejoraras, sobre todo cuando me enteré del COVID. Algo se derrumbó dentro de mí en ese momento, pero la esperanza no quería morirse del todo. Me aferraba a mi fe, pensando que a pesar de todo, íbamos a superar esto. Total, aún estabas demasiado joven para morir.

Recuerdo haber recibido la llamada de parte de Tito (mi hermano mayor, para los que no tienen contexto) para avisarme lo que me temía. Ninguno podía hablar, pero nos entendimos perfectamente al momento de enlazarse la llamada… nunca me había sentido tan abandonada, a pesar de estar rodeada de mucha gente que me ofrecía su abrazo y su consuelo. 

Este año he recordado muchas de nuestras conversaciones que iniciaban con un “si ves que viene la correntada, ¿qué vas a hacer? ¿Te vas a quedar para que te arrastre o te vas a apartar?” 

Spoiler alert: Sigo sin apartarme el 99% de las veces. 

P.D.: Para mi papá, donde quiera que esté. Siempre pienso que es acá nomás, a mi lado.

octubre 06, 2024

06 de octubre

El mundo está lleno de personas que se quedaron con las ganas de contarle historias a alguien más, de atesorar más momentos o sencillamente, de cambiar momentos pasados por otros más felices.

Eso, sin embargo, no hace más fácil aceptar el hecho de que yo hubiese querido hacerlo.

Pienso en eso cuando desbloqueo el teléfono y veo tu foto “al azar” de entre todas la que almaceno. O cuando te encuentro aún entre mis números favoritos porque aún no junto el valor para borrarte. Porque aún mi incredulidad me hace pensar que un día vas a aparecer de la nada, preguntando por qué no te buscamos antes.

Creo que asimilar todo habría sido más fácil si te hubiese visto hacia el final de todo. Pero varios metros de distancia, un virus y un protocolo sinsentido nos separaron. Ahora, también nos separa una placa de cemento y los famosos tres metros bajo tierra.

Mañana es un día clave. Y creo que no estoy lista para traerlo todo a cuenta de nuevo.

octubre 05, 2024

05 de octubre

El día había iniciado demasiado pronto, si bien estuvo lleno de momentos fuera de su acostumbrada rutina. Amalia caminaba, hablaba con el resto, se sentaba y veía a las personas ir y venir aquella tarde, mientras la brisa fresca llegaba a ella sin irrumpir su paz.

Trataba de recordar el consejo que le habían dado un par de días atrás sobre aceptar y saber que cada uno de sus sentimientos eran válidos y merecedores de ser sentidos. Incluso aquellos que la invadían de acuerdo con la coyuntura vigente.

En ese momento, el sentimiento era una mezcla de nostalgia, cansancio y hartazgo genuino. Sentada en la grama, meditaba sobre lo efímero de las cosas verdaderamente importantes y lo necesario de estar presente para disfrutarlos.

Ahí, unos metros bajo sus pies, había muchas historias, recuerdos, personas. Unos metros más adelante, se procedía a crear un nuevo conjunto de recuerdos, que, acompañados por flores, se tornarían infinitos.

octubre 04, 2024

04 de octubre

Sigo buscando.

Creí acabado este proceso, pero cada año que pasa, se renueva la necesidad de buscar respuestas que nunca voy a tener. De hacerme preguntas y plantearme otros escenarios con finales diferentes al que efectivamente, se materializó.

Tengo sueños y también pensamientos incómodos. 

Cada tanto me esfuerzo por recordar lo que creo que ya he olvidado: Rostros, ocasiones, aprendizajes, palabras o simplemente, estar ahí presente de nuevo, cuando este proceso estaba lejos de ocurrir.

Las emociones se van turnando y la esperanza de que esto va a pasar se renueva cuando el ciclo se cierra (solo para volver a iniciar). Cada comienzo parece ser luminoso y cada final pareciera ser el definitivo. Pero todo sigue sucediendo de nuevo.

Alguien me dijo hoy que no me concentre viendo el mundo a través de la cámara o de las fotos, porque me pierdo de los momentos. En este caso, sin embargo, solo me quedan esos recuerdos.

octubre 03, 2024

3 de octubre

Una parte de mi ser te está buscando. Bueno, está inventándose las razones para salir a buscarte.

Tengo claro que una parte de mí te quiere aquí y sin embargo, quisiera tener certeza absoluta e indiscutible de que eso es así. Pero no la tengo y no sé si llegue a tenerla.

Verás, nunca he sido de pensamientos sencillos. Me gusta complicarme hasta cuando sé que quiero algo, pero no siempre solo voy y lo tomo. También puedo esperar.

He meditado mucho sobre mi necesidad de razones para salir a buscarte. Y eso que no estás tan lejos: mi parte espiritual/mística/inconsciente sabe que estás cerquita, pero que necesitás tiempo para manifestarte y que todos, como yo, puedan ser conscientes de tu presencia.

Tengo mucho que podría contarte e historias que me gustaría inventar para que no te aburrás. Pero a estas alturas y en mis actuales circunstancias, ya no estoy segura de tener tiempo suficiente de irte a buscar. O de que, por el contrario, vayás a llegar sin avisar.

octubre 02, 2024

Amalia y octubre

Octubre es un mes complejo en mi vida. Muchas cosas han pasado, en diferentes años, que han ido marcando de alguna u otra forma mi vida y mi forma de ver el mundo.

Quizá la primera que tengo en mente es un retiro al que fui estando en bachillerato, convencida por una monja a la que siempre quise mucho porque lejos de ser convencional, siempre supo escucharme y aconsejarme. En ese retiro me di cuenta que, aunque pensaba que tal vez sí, no venía hecha para una vida dedicada al 100% a la religión. Siempre se me dio más cuestionar.

Eso me lleva a un segundo recuerdo: En un mes de octubre iniciamos un proyecto radial con algunos de mis mejores amigos en la universidad donde estudié Periodismo. Descubrí que no me había equivocado al elegir la carrera con todo y los peros de mi mamá, y que la música puede transmitirte un montón de emociones. Sin saberlo, ahí conocí también a quien, mucho tiempo después, se convertiría en mi esposo.

Mi tercer y cuarto efeméride del mes es agridulce. Ya lo he expresado en otras entradas, aunque quizá no con la capacidad que ahora tengo: una semana antes de mi boda, que también fue en octubre, mi papá murió. 

Ahora, no puedo evitar ponerme sentimental cuando voy a bodas y veo a las novias bailar con sus papás: es algo que no tuve la oportunidad de vivir, y aunque peleé mucho con todo lo que pasó y cómo pasó, he llegado a encontrar un poco de paz y de consuelo. Quizá nunca entienda el porqué, aunque a veces creo que él me diría que sencillamente, era lo que tenía que pasar. Así, sin mayor explicación o lógica al alcance de mi entendimiento humano.

Estoy justo a las puertas de que se cumpla el tercer aniversario de su partida y siempre este periodo viene lleno de emociones. Este año, también ha venido lleno de noticias, de cambios. 

Y obviamente mi cuarto recuerdo, que es con mi esposo, es uno de esos que atesoro sobremanera. Él me ha enseñado sobre paciencia, sobre autenticidad y sobre todo, ha estado ahí conmigo cuando las cosas se han puesto más difíciles. No han hecho falta muchas palabras: Su sola presencia me transmite una paz increíble. 

Con todo ese contexto, me pregunto qué otras cosas puedo esperar de los octubres que me queden por delante. Pero luego recuerdo que con seguridad solo tengo este día, este momento de octubre y se me pasa. 

octubre 01, 2024

Propósitos

Los últimos días he pensado sobre la necesidad de tener un propósito para (casi) todo en la vida. Creo que no siempre somos tan conscientes de ello, pero tener un propósito puede ser bastante útil cuando de vivir se trata.

Tener un propósito claro te ayuda a tomar decisiones de forma más ágil, porque tenés claro desde el inicio cuáles son las acciones, los lugares, las personas que encajan con ese propósito que has decidido hacer tuyo.

A grandes rasgos, le da sentido a lo que haces. El ser humano siempre (aunque no lo admita) necesita sentir y creer que lo que hace abona a algo mucho más grande que él o ella misma.  No queremos pasar desapercibidos o mucho menos, pensar que seremos olvidados. Queremos siempre dejar una huella, o un buen recuerdo o un aporte: algo que importe.

Los propósitos, sin embargo, no son fijos. Van evolucionando junto a vos conforme pasa el tiempo y cambian tus prioridades. No son, aunque lo parezcan, finitos. Siempre están.

septiembre 30, 2024

Hablemos

Ya entrados en materia, hay que referirnos a los temas que están sobre la mesa, debajo de muchas otras cosas que les hemos lanzado encima para no verlos y no hablarlos y no recordar que están ahí, debajo de la cotidianidad.

Hablemos, por ejemplo, de lo difícil que resulta tomar algunas decisiones que aunque sabemos que son correctas, no dejan de ser una carga pesada que te va a perseguir, por lo menos, hasta que el peso de tu decisión cobre forma.

Ya en este escenario, hablemos también de los secretos que te visitan todas las noches, preguntando cuándo y cómo van a ser finalmente revelados a las personas involucradas en ellos. Es un 50% tensión y 50% emoción en este tira y encoge de elegir el momento oportuno para dejar salir aquellos secretos cuyo peso te está estancando.

Hablemos, finalmente, de lo liberador que resulta encontrarte en ese preciso momento en el que el tiempo y la vida te da la razón. Ese momento en el que sucede aquello por lo que solo vos apostabas. Hay pocas cosas más satisfactorias en estos días que las palabras “te lo dije”, porque se confirma una vez más, que la intuición pocas veces falla y en muchas ocasiones previene. Y que hay que escuchar a esa voz que siempre va a estar allí, aún y cuando todo parezca venirse abajo.

septiembre 29, 2024

29 de septiembre

Hay cosas que nunca van a tener una explicación, o al menos, no estamos destinados a encontrarla en este plano. Es una idea con la que me cuesta lidiar aún.

En domingos como hoy me gustaría tener muchas respuestas. Siento que me permitirían salir de muchos baches en los que permanezco sin saber bien cómo salir de ellos.

También creo que tener estas explicaciones me permitiría justificar algunas emociones que reprimo en silencio, pero que mis hormonas se encargan de sacar a la superficie en los momentos menos oportunos.

Hoy tuve uno de esos momentos de catarsis inesperada. Es difícil seguir conteniendo, o bien tratar de evacuarlo, sin saber qué es exactamente lo que te estás conteniendo. Solo sabe expresarse con llanto y un poco de tristeza. Y a veces, como hoy, el clima lluvioso te ayuda aún más a entrar en ese mood.

septiembre 28, 2024

28 de septiembre

Era una noche lluviosa y tranquila, pero Amalia no lograba dejar su mente en blanco. La rodeaban muchos pensamientos al igual que el resto de noches de aquella semana.

Muchos pensamientos eran, mas bien, preguntas para sí misma, cuyas respuestas implicaban aceptar verdades incómodas y recibir repreguntas aún más difíciles.

Afortunadamente, era buena para rodear y evitar momentos de este tipo, por lo que siguió la ruta acostumbrada para evitar preguntarse y responderse aquello que tanto ocupaba su mente.

Sin embargo, no se dio cuenta, hasta mucho después, de las filtraciones que comenzaban a producirse en su hogar. Fue entonces cuando cayó en cuenta de que no siempre se puede dejar de enfrentar algunas cosas porque aunque comiencen siendo solo un pequeño inconveniente, siempre pueden acabar como algo aún mayor. Algo que impacte. Algo que dañe.

Shit happens sometimes, recordó.

septiembre 27, 2024

Abrazos

Muchas cosas se pueden encerrar en un abrazo, pero quizá la principal sea demostrar el amor que las palabras no alcanzan a describir. 

Soy una persona que gusta de dar abrazos, pero sé que no puedo dárselos a cualquier persona. Tiene que haber un proceso de por medio para crear confianza y cariño suficientes para canjear por un abrazo.

Asimismo, debe ser un acto recíproco. Hay pocas cosas más incómodas que fundirte en un abrazo con alguien inmóvil que no te busque igual con sus brazos.

Finalmente, creo que los abrazos pueden y deben atesorarse. Nunca sabés cuándo es la última vez que vas a abrazar a alguien que querés mucho. Por eso tenés que hacer que cada uno sea el mejor abrazo que has dado, y si tenés la oportunidad, reivindicarte en el siguiente encuentro.

septiembre 26, 2024

26 de septiembre

Cuando olvido por qué pelear (en el buen sentido) recuerdo a la persona que me enseñó que en la vida hay que ser como un gato panza arriba, sin dejarte vencer de todo aquello que la vida te va a lanzar inevitablemente.

Recuerdo también su invitación a ser cada día mejor o, por lo menos, a tratar de serlo. Recuerdo sus ánimos y a veces sus regaños por no agradecer por las cosas que solemos dar por sentadas.

Recuerdo sus carcajadas sonoras y también su voz firme cuando así se necesitaba. Tuve la fortuna de ver y vivir sus altos y bajos y aprender, como dice el Cuarteto de Nos, que nada es gratis (ni fácil) en la vida. Sobre todo las cosas, los eventos, la vida y las personas que más valen.


A veces he tenido el miedo, la sensación repentina de que ya no recuerdo bien su rostro. Pero solo basta ver algunas de nuestras (pocas, lo confieso) fotos, para evocar momentos y recordarlo en sus mejores épocas. Esas que prefiero recordar antes que todo lo que pasaría fuese escalando en intensidad y emociones que aún duelen (siempre van a doler).

Desde hace casi tres años, mi papá ya no está conmigo. Sin embargo, soy capaz de percibirlo en todas partes y contarle lo que estoy haciendo y lo que sigo logrando. Y aunque quisiera celebrarlo con él en este plano físico, sé que desde alguna parte, lo hace. Sucede que ambos fuimos siempre muy místicos.

septiembre 25, 2024

Cuenta regresiva

Esta cuenta regresiva inicia el 1 de octubre de 2024 y tiene vigencia de un año. 

Muchas personas necesitamos la presión de nosotros mismos para avanzar, para lograr aquello que tanto nos proponemos pero que en silencio posponemos para cuando la ocasión sea menos complicada, la decisión más fácil o peor aún, que lo que queremos solo suceda por azar.

Creo que un año es un plazo razonable: te da tiempo de ordenar aquellas cosas que se verán afectadas de alguna manera por el cambio que estás buscando y creo que es un plazo en el que podés darte terapia para cuando querrás echarte atrás, recordando las razones que te llevaron hasta este momento en el que iniciás la cuenta regresiva.

Es también una especie de mecanismo de defensa ante mi estrés, siempre tan irracional y apareciendo en los peores momentos. Es detenerte en apariencia, porque seguís caminando, pero encontrás dentro de vos un espacio en el que juntar la energía necesaria para anteponerte a lo que se viene.

Es creer que, aunque te da pánico el cambio, siempre se sale y siempre podés hacerlo. Aún cuando parece que no.




septiembre 24, 2024

24 de septiembre

Muchas cosas pueden pasar en poco tiempo. Amalia lo sabía y por eso contaba cada segundo, tratando de registrar en su mente cada uno de los acontecimientos que la habían llevado hasta ese momento.

Se dio unos minutos para aclarar sus pensamientos. Recordó la técnica que había aprendido unos años atrás y tomó papel y lápiz, dispuesta a ordenar y enlistar todo aquello que la ofuscaba.

El sonido de las agujas del reloj la estresaba. Solía perder mucho tiempo ensimismada en sus reflexiones y sus ideas sobre diferentes temas, sin que ello significara tomar acción y aprovechar así cada uno de los segundos que seguían transcurriendo.

Sacó las baterías de aquel reloj en un intento fallido de detener el avance de aquellas agujas, pero en un acto reflejo, vio el reloj que llevaba en la muñeca de su mano. 

septiembre 23, 2024

Vos y yo

Vos, con tus pocas palabras y yo, siempre desbordada de ellas, pero formando un equipo que logra equilibrar la conversación y el mutuo entendimiento.

Yo, tan sensible y llorona casi todo el tiempo y vos, con una expresión tan tranquila que a veces dudo de si sentís, pero lo entiendo cuando te he visto sentir, porque se concentra toda la intensidad de las emociones en todo tu ser.

Vos, tan impredecible porque te gusta mucho el riesgo y yo, siempre aferrándome al mismo lugar porque le temo a eso, y sin embargo, la vida aquí no es monótona ni aburrida, ni libre de sorpresas y muchos riesgos que aunque no elija tomar, debo enfrentar.

Yo, tan complicada a veces para decir algo simple y vos, con las explicaciones más fáciles del mundo sobre casi cualquier tema. Temo que lo que aún no hemos sabido explicar, ni yo con mis complicaciones, ni vos con tu sencillez, es cómo funcionamos tan bien juntos, a pesar de nuestras historias y de cómo ellas nos formaron en quienes somos hoy.

septiembre 22, 2024

Amalia y septiembre

Amalia había olvidado, hasta hace unos días, lo especial que era septiembre en su historia. Los lugares, las fechas y el contexto eran completamente diferentes, y sin embargo, se encontró recordando los sucesos que marcaron su vida a muy temprana edad.

Este año era particularmente especial: tenía 34 años y aquellos acontecimientos habían ocurrido a sus 17.

Así, 17 años después creía haber bloqueado aquellos recuerdos porque no representaban felicidad precisamente. Creía también que el tiempo y su (generalmente) mala memoria, se harían cargo de olvidar todo lo que deseaba dejar en el olvido.

Sin embargo, este septiembre estaba ayudando a rememorar viejos dilemas de su vida y algunos temas que al parecer aún no estaban resueltos. Se explicó a sí misma que algunas cosas no cambian con los años. Aún y cuando sean equivalentes a la mitad de una vida.

septiembre 21, 2024

Olvido

Le temo al olvido y a sus efectos, sobre todo porque muchas veces, lo más fácil es olvidar.

Mi memoria ha ido cambiando a lo largo de los años. Recuerdo que en el corto plazo era mi mejor aliada para los exámenes y para retener cantidades de información significativa, pero al largo plazo, no resultaba la más idónea para almacenar eventos y aprendizajes.

Eso ha hecho, por supuesto, que existan lecciones que me toque repetir en la vida (aunque algunas de esas se las atribuyo a mi necedad por querer que las cosas resulten como yo las desearía).

Gracias a estos autodescubrimientos, también he detectado que mi memoria se estimula por otras vías: Aromas agradables, sonidos y timbres de voz particulares… que tienen la capacidad de activar emociones por la carga significativa que les atribuyo al agregarlos como recuerdos.

Y así, he aprendido a ponerle etiquetas y hacer asociaciones para tratar de no olvidar personas y cosas importantes. Ojalá no se me olvide que puedo hacerlo así para no olvidar.

PD: A propósito del 60 cumpleaños de Drexler:




septiembre 20, 2024

Decisiones

Me cuesta mucho tomar decisiones. Por eso me he vuelto promotora de los listados de pros y contras.

En caso de dudas, siempre es oportuno visualizarse en los potenciales escenarios, tratando de no sobrepensarlos (sí, dije “tratando”), y escuchando a esa voz interior que en muchos casos resulta ser más sabia de lo que uno cree.

Hay decisiones, eso sí, que requieren más análisis que un listado y otras cuya respuesta es meramente intuitiva. Últimamente me he encontrado con muchas de esas decisiones en las que debes confiar en nadie más que vos y lo que tu instinto te dicta.

Resulta que me ha salido bien (contra mis pronósticos). Suelo subestimar el poder de mi intuición para prevenir desastres potenciales y agradecerme por elegir confiar en mí.

En mis listados suelo incluir ítems de carácter físico, emocional y espiritual que pueden modificarse dependiendo de la decisión que tome. Por lo general, son los emocionales los que suelen estar en mayor riesgo.

Con el tiempo he descubierto que es mejor guardarme mis decisiones hasta que el efecto de las mismas se manifieste, porque de alguna forma eso previene que factores externos intervengan en ellas. Y es que a veces, las decisiones solo necesitan un poco de discreción para seguir su camino natural y cumplir con su parte para aquellos que tienen la valentía de tomarlas.

septiembre 19, 2024

Aislamiento

El aislamiento siempre ha sido una buena terapia y un espacio suficiente para pensar en aquello que no logra digerirse por la rutina.

El tiempo a solas, sin embargo, también deja víctimas en el camino: La mayoría de ellas estaban destinadas a no llegar a destino.

Se aparecen palabras que tienen sentido solo en el momento en que las pienso. Si no las escribo, se diluyen en mis múltiples pensamientos y luego es imposible ubicarlas con el significado puntual que tienen.

Hoy por ejemplo he pensado en la palabra “independencia” y en sus distintas nociones. Ciertamente hay un sesgo en mí porque #septiembre, pero más allá de eso, la he asociado con las ideas que a nivel personal he tenido durante los últimos meses.

Creo, por ejemplo, que debo independizarme en algunos aspectos puntuales de mi vida. Pero encuentro difícil hacerlo aún a mis 34 años, cuando la gente da por resueltas muchas cosas (pero no es así).

Concibo la independencia como la seguridad de saber que a pesar de todo lo que se venga, seré capaz de manejarlo o de lidiar con ello de alguna forma. Y es necesaria porque se avecinan varias de esas cosas para las que no me siento lista (aún).

septiembre 18, 2024

18 de septiembre

Cuando se sentía abrumada y con muchas ideas para procesar, Amalia se sentaba nuevamente en las escaleras con la esperanza de obtener respuestas más rápidamente.

Esa tarde, logró apreciar el dorado del cielo cuando el sol se ocultaba, mientras la vida parecía seguir el curso “normal” en la calle, como un miércoles más (solo con un poco más de tráfico que el habitual).

Unos minutos después, se dio cuenta de que una inusual tormenta se aproximaba. Pese a sus mayores esfuerzos, sus piernas decidieron no moverse hasta ya comenzada la lluvia, pues percibían la necesidad de aquella frescura para olvidar los temas que habían ocupado su mente por demasiado tiempo. 

Con las gotas de lluvia aún recorriendo su rostro, Amalia tomó una toalla y observándose en el espejo, se prometió darle una segunda oportunidad a los pensamientos intrusivos que le pedían un cambio radical, adaptado a sus metas y proyectos en el corto plazo. 

La sirena de una ambulancia, sin embargo, la hizo recordar que esas decisiones debían ejecutarse en ese momento, porque a pesar de sus reiterados intentos por tener el control todo el tiempo, lo único seguro era la incertidumbre sobre el futuro.

septiembre 17, 2024

Espacios

Ya hace tiempo que he evitado encogerme para adaptarme a cualquier espacio. He aprendido, a fuerza de experiencia, que es agotador y no vale la pena hacerte pequeña cuando tu presencia es más grande que ese espacio al que querés pertenecer a toda costa.

Hay una enorme diferencia respecto a aquellos lugares en los que disponés de espacio suficiente para estirarte, saltar y experimentar. Son lugares seguros para desarrollarte y aprender, para descubrirte en nuevas facetas que desconocías de vos misma. 

Estar en estos espacios seguros me ha llevado a buscar otros lugares aún más grandes para expandir mis posibilidades. Siempre ha sido satisfactorio de alguna manera saber que aunque lo creo finalizado, ese ciclo continúa de forma indefinida a lo largo del tiempo.

También hay personas que se convierten en estos espacios, aportando la perspectiva y la experiencia que han adquirido a lo largo de los años (mayores o menores que yo). Es casi mágico experimentar cómo estas personas te reciben sin prejuicios y te llenan cada día de aprendizajes, permitiéndote expandirte aún más y ocupar más y más espacio, haciendo necesaria nuevamente la mudanza.

Ahora mismo, estoy en ese momento de transición de un lugar a otro. He enlistado los requisitos mínimos para mi nueva estancia y he comenzado la búsqueda. Aún sin haberlo encontrado, sé que ese espacio llegará y estaré lista para iniciar, de nuevo, con las reformas que permitan hacerlo un espacio propio. 

septiembre 16, 2024

Fogata

Ambos estamos en el lugar donde debemos estar: Vos, al lado de la fogata, intentando avivar el fuego para que nos haga compañía durante la velada y yo, viéndote muy de cerca, porque hace frío, ya oscureció y la luz tenue del fuego me obliga a estar a centímetros apenas para verte bien.

El sonido de las brasas y de los insectos que nos rodean acompaña este momento. Difícilmente tendremos otra noche así, tan para nosotros, y es por eso que decido acercarme aún más para culminar lo que ha sido un día sumamente especial: El día en el que por fin nos hemos alejado de todo para compartir silencios cómodos y una bolsa de dormir.

El clima es idóneo para este momento. Además del frío, nos acompaña una noche libre de nubes para apreciar las estrellas y la luna, esa que vimos tantas noches desde diferentes ubicaciones mientras, sin saberlo, compartíamos pensamientos, mensajes y secretos.

Algo me hace levantarme por un momento. Pero no logro concretarlo porque tu mano me detiene, como otras tantas veces en los últimos días. Te explico que no voy a irme lejos, porque ya estuvimos distanciados el tiempo suficiente para saber que esta noche no quiero estar en ninguna otra parte del planeta.

Por fortuna, el fuego ha decidido colaborar para que me des toda tu atención y, por fin, ambas manos. No quiero adelantarme al resultado, pero sé que conforme pase el tiempo y la fogata arrecie su potencial, tus manos serán menos tuyas y pasarán a fusionarse con mi cintura.

septiembre 15, 2024

Ideas

Las ideas juguetean por mi mente y hacen rondas para ser protagonistas durante un día. Hay temporadas en las que se intercambian con ideas externas, haciéndose pasar por propias.

Se hacen acompañar de escenarios que varían en intensidad, duración y resultado final. Muchos de ellos no se concretan, porque aunque algunos pretendan que sí, la lógica y la linealidad no aplican cuando se trata de seres humanos tomando decisiones.

He cerrado el espacio para algunas de estas ideas con el fin de emboscarlas una a una y obligarlas a someterse a un método experimental. En varios casos, han terminado por rendirse a la realidad (una en la que no tienen cabida porque no pueden llegar a concretarse).

También estoy trabajando en darles un nombre a estas ideas y un sentido. Sé que no siempre es posible, pero así intento diferenciarlas, clasificarlas y llevarlas al lugar que les corresponde. Al fin y al cabo, siempre me he considerado sistemática.

Hoy una de esas ideas, de las inusuales, rondó por mi mente todo el día. Me resistí a escucharla, pero esta noche ha decidido salir a querer tomarlo todo y a reclamar su derecho por hacerse un espacio en mi vida. 

Por ahora, la idea va ganando.

septiembre 14, 2024

Amalia y un mensaje de texto

La noche del sábado transcurría como otras tantas, sin un evento extraordinario. Recostada en el sillón, Amalia recordaba todo lo ocurrido durante aquella semana tan convulsa que hoy parecía retornar a una inusual tranquilidad.

Los pensamientos catastróficos la habían invadido mucho últimamente, al igual que las palabras que hacía tiempo no quería escuchar. Por eso, a pesar de parecer lo contrario, sabía que algunas cosas habían cambiado de manera definitiva.

La brisa de la tormenta que se aproximaba interrumpió por un momento sus pensamientos. Salió a contemplar el cielo sentada desde el balcón, mientras abría la aplicación de mensajería para mandar el ultimátum que hacía días tenía en borradores. 

El teléfono, cómplice de su comodidad, no respondía tan rápidamente como ella quería. No obstante, sabía que había llegado ese momento en el que tendría que armarse de paciencia y de valor para tomar el lugar que le correspondía dentro de toda la confusión.

El sonido de bloqueo de la pantalla coincidió con la primera gota de lluvia que cayó sobre su piel. Decidió quedarse ahí mientras la lluvia se llevaba todo lo innecesario consigo, incluyendo aquel número de teléfono que había dejado de ser familiar para convertirse en parte de su lista negra.

septiembre 13, 2024

Gitana

Había tarareado la misma canción todo el día: mientras caminaba hacia el trabajo, cuando hacía fila para el almuerzo y mientras buscaba en internet sobre el tema del que debía escribir aquella tarde.

Al igual que en la canción, quería sentirse liviana y capaz de seguir avanzando sin detenerse, impregnándose de ese espíritu de aventura que le venía tan bien a su estado de ánimo.

Le dio por recordar la libertad que sentía cuando no estaba desanimada y recordaba tiempos mejores. Era una sensación satisfactoria ver hacia atrás y descubrir lo mucho que había logrado avanzar cuando había dejado de escuchar hacia afuera y se había dejado guiar por su intuición.

Sabía que el tiempo era valioso, sobre todo en aquella temporada de su vida. Que pronto habría que emprender la marcha luego de un periodo de parálisis casi total, porque solo en la marcha encontraría nuevas experiencias con resultados satisfactorios y descubriría las habilidades que desconocía tener.

Asimismo, porque estaba cansada de usar ese antifaz que, aunque hermoso y cómodo, limitaba su vista hacia nuevos horizontes. 



septiembre 12, 2024

12 de septiembre

Prefiero que los temas más sensibles se queden en borradores de este blog. Igual y es como en la vida: No le ofreces tu corazón a cualquiera ni tu vulnerabilidad a un extraño.

Todo lo que escribo, eso sí, es genuinamente mío. Me representa en las diferentes facetas con las que estoy conviviendo al mismo tiempo y sirven a su vez, como un proceso de depuración al que pocos, muy pocos, tienen acceso.

Y es que depende de con qué ojos me lean. Hay oraciones que requieren de un contexto mayor para entenderse en el sentido adecuado. Pero de nuevo: no escribo aspirando a que todos tengan ese contexto. Es difícil que así sea y aunque fuera más sencillo, creo que es interesante conocer hasta donde llega la imaginación de otras personas y sus interpretaciones elaboradas sobre temas que son sencillos.

Es por eso mismo que hay textos de los que tomo distancia y otros que dejo reposar, con la esperanza que lo escrito se modifique o deje de ser necesario o pueda ser mejorado. Lo que sí es cierto es que cada vez más, el círculo de personas que puedan entender todo esto se reduce con base en mis experiencias y en las respuestas y reacciones que ya no estoy dispuesta a tolerar. 

septiembre 11, 2024

Hundimiento

Pienso en no hacer nada y en realidad, lo estoy haciendo todo. Tratar de entenderme, de ensimismarme, porque siempre ha sido más fácil estar resguardada para evitar las molestias que acarrea el cambio y la incertidumbre.

Pero ya no puedo seguirme escondiendo. La incomodidad de esta situación me está empujando hacia la salida y no hay asidero para detenerme, ni un lugar en el cual resguardarme mientras todo pasa.

Sé que hay un punto en el que ya no voy a bajar más, en el que tocaré el suelo finalmente y podré estabilizarme. Sin embargo, siento que aunque sigo bajando, nunca llego al final de esta ruta que inició sin saber bien cómo ni cuándo.

Las voces en mi cabeza dicen que esto apenas está iniciando, que hay muchas más ideas que van a rondar, que van a amenazar con quedarse y hacer un ruido ensordecedor. Prefiero no escucharlas, ya es suficiente con todos los sonidos a mi alrededor, esos que me quitan la tranquilidad y me despiertan a mitad de la madrugada para escucharlos. 

Nunca aprendí a nadar y apenas puedo respirar bajo el agua. Y es necesario, porque me sigo hundiendo cada vez más.

septiembre 10, 2024

Amalia y el futuro

Amalia tiene una relación complicada con el futuro (como todos) porque es una de las cosas fuera de su control.

Aunque siempre trata de anticiparse a los escenarios potenciales, siempre hay una posibilidad que se escapa de sus elaborados planes y termina por imponerse como realidad. Es entonces cuando pasa por todas las fases del duelo, por la entonces muerte de su seguridad y el resurgir de su espíritu de supervivencia.

Lejos de poder olvidar los eventos pasados y sortear las dificultades del presente, en el futuro hay un campo abierto para que las cosas sucedan. Pero aunque es así, Amalia sabe que deben existir condiciones preexistentes y cuando es bien sabido que no las hay, se lamenta porque sabe de antemano en qué resultará ese futuro. Un futuro que no le gusta, que no quiere.

Y aún sin saber bien cómo tratar con él, arroja a ese vórtice inmenso todo lo que no quiere ahora: La tristeza, las tareas pendientes, los proyectos, algunas esperanzas y muchos planes que han quedado en el limbo por diferentes circunstancias. Sabe que llegará el momento en que deba sacarlos de ahí y afrontarlos, pero mientras llega, prefiere retenerlos con la incertidumbre de si genuinamente llegará a estar presente ese día en ese escenario futuro.

septiembre 09, 2024

9 de septiembre

Según mi interpretación de las cosas, estamos en lugares sumamente diferentes: yo, más cerca del suelo y vos, en un estado espiritual/emocional mucho más elevado de lo que alcanza mi rango de visión.

En este escenario, también nos interpretamos muy diferente: Vos, tendiendo más a la sensación de independencia que te da estar en lo más alto y yo, más inclinada hacia la búsqueda de aferrarme a algo que no permita que me hunda (porque sí, me estoy hundiendo).

Soy inexperta en eso de reconocerme como lo que realmente soy. Tengo problemas en advertir las sutilezas que me hacen un ser humano y muy poco tacto en lo que concierne al autocuido. A veces creo que me odio un poquito.

No me siento feliz de expresarlo así, pero es lo que hay: Mucha confusión, mucho ruido, muy pocos espacios para preservar lo importante y para ver la luz en los tiempos en que es más fácil, pero más doloroso, pensar mal de todo y de todos.



septiembre 08, 2024

Autodestruir

Es cierto: No lo he dicho todo.

No te he dicho lo duro que ha sido sobrellevar los cambios que se han producido desde hace unos meses. Lo difícil que es saber convivir con lo imposible.

No te he contado de todos los pensamientos intrusivos que me atacan durante el día y a la hora de acostarme, justo antes de enfrentarme a la página en blanco en la que vacío lo más relevante de ese día. Eso que, casi siempre, de alguna manera, te incluye a vos y a tu recuerdo.

Es irónico: Escribo para tratar de resignificarte (a veces me miento y digo que es para borrarte), pero escribir ha hecho que, lejos de dejar de quererte, valore más tu existencia.

Y es así que, como valoro tanto todo eso que representas, no quiero que esto explote. Prefiero apartarme, quedarme con todo lo que escribo bien guardado y seguirte hablando desde el silencio o desde las palabras complejas que elijo para no decirlo llanamente… para no autodestruirnos.



septiembre 07, 2024

7 de septiembre

La mano que se deslizaba por debajo de su bufanda era cálida, a pesar del clima frío de aquella mañana. Después de tantas noches de haberlo soñado, por fin llegaba aquel momento en el que su piel se encontraba con aquella mano sin previo aviso.

Las yemas de los dedos comenzaron a explorar y encontrar las grietas causadas por el clima. A pesar de ello, había una suavidad que provocaba mantenerse en aquella zona mientras llegaban a un lugar más cómodo en el que poder explorarse sin las miradas de la gente que pasaba a su lado.

Justo unas cuadras más adelante estaba el café en el que se conocieron. Pensaron en esconderse dentro de él y recorrer nuevamente sus rincones y esquinas ya conocidas, pero redescubriendo todo aquello que lo volvía un lugar tan especial.

La campanilla de la entrada les dio la bienvenida y, aunque había una fila incesante de personas esperando por sus pedidos, les pareció que el lugar era solo de ellos. Se acercaron para compartir la calefacción y la complicidad que se había construido a lo largo del tiempo, y encontraron nuevas formas de demostrarse lo mucho que se querían y se deseaban.

Una vez dentro, la bufanda y el abrigo se volvieron innecesarios, y fue entonces cuando aquella mano bajó hacia su pecho, dejándole sin escapatoria. Algo fuera de ella se había apoderado de la situación por completo.



septiembre 06, 2024

Decepciones

El ciclo de la decepción es uno cuya frecuencia varía, dependiendo de la persona que esté por decepcionarme. Ciertamente no es lo mismo que sea la primera vez que incurre en ello o forme parte de repeticiones acumuladas en un corto lapso de tiempo.

Muchas veces pasa que la gente no se da cuenta de cuánto logran decepcionarme. Y es que me ciño a la posibilidad que existe en infinitos universos de que suceda aquello que deseo. Pero uno tras otro han comenzado a cerrarse esos universos, descartando posibilidades y aumentando mis decepciones.

Lo que no puedo negar es el desgaste que tengo en este ciclo: mientras mi cariño se diluye y se reduce, mi fe también se va en picada, mis buenas intenciones se quedan en solo intenciones, mientras que mi corazón tiene más espacio disponible luego de sacar a aquellos que no quisieron pagar el alquiler para habitar en él.

septiembre 05, 2024

Titilante

Las miles de luces sobre su cabeza le daban esperanza. Entrecerrando los ojos, descubrió una nueva manera de apreciarlas, extendidas, no tan definidas como siempre pero siempre brillantes, titilantes… únicas a pesar de ser tan parecidas.

La invadió una sensación que ya había experimentado antes. Una sensación cálida, suave, como aquella voz que escuchaba en sus recuerdos para cuando necesitaba calmarse.

Quedaba poco tiempo para verlas y por eso quería inmortalizar su recuerdo. Trató de concentrar la mirada para no perderlas de vista y por un momento todas aquellas luces hicieron un pacto para volverse un solo resplandor.

septiembre 04, 2024

04 de septiembre

Un paso más y estaremos perdidos, le dijo Amalia a JC, mientras detenía el paso definitivo. Él no dudó en seguir caminando y ella lo siguió con más temores e incertidumbre que cualquier otra cosa.

El día estaba soleado, hacía buen clima para la caminata que habían decidido hacer. Sin embargo, ese no era un día cualquiera para ambos: Él tomaría una decisión y ella presentía que sería dolorosa. Necesaria, pero dolorosa.

Las señales habían estado ahí todo el tiempo: Su indiferencia selectiva, su filtro alterado de la realidad cuando estaban juntos, sus cambios repentinos de carácter cada vez más frecuentes…

Sin embargo, siempre era más fácil ignorar estas cosas y concentrarse en lo que querían ver: los rostros que se buscaban todo el tiempo, las pláticas y sonrisas cómplices, las miradas profundas y los suspiros intercambiados.

Llegado el momento, Amalia había mencionado lo del paso definitivo y JC había seguido su camino. Estaba claro quién de los dos estaba listo para dar el adiós.

septiembre 03, 2024

La deriva

Hace falta poco, solo un pequeño empujón para arrojarse al vacío (literal o existencial) de mis pensamientos.

A veces el magnetismo que me genera el riesgo innecesario es abusivo. Es difícil ignorar el llamado de mi naturaleza, a veces ingenua, a veces maliciosa.

Veo hacia abajo, tratando de encontrar el fondo sin tener éxito. Pero luego veo hacia arriba y me doy cuenta que se trata de una ilusión óptica: estoy en el fondo, sin saber muy bien cómo salir de ahí.

Tiendo a querer ser poética y sensible, quizá un poco delicada para decir todo lo que quiero y necesito. Cuando lo que deseo es algo diferente, algo más sencillo, menos rebuscado y más real. Más como esa mano que me sujeta desde hace semanas a pesar de haberse ido lejos. 



septiembre 02, 2024

02 de septiembre

Amalia reposaba con los pies colgando de aquel sillón en el que alcanzó a recostarse después de un día demasiado largo. Los calambres la invadían desde el cuello hasta las piernas, haciendo que cada movimiento tuviese que ser meditado, so pena de incrementar el dolor físico.

Había pensado y caminado mucho ese día. Tuvo sentimientos encontrados sobre el rumbo de su vida, las cosas que deseaba hacer y las que nunca más quería volver a enfrentar, pese a los aprendizajes que le habían dejado. 

Mientras caminaba hacia la ducha, su corazón comenzó a latir con más fuerza. Había algo en lo que había puesto particular atención durante su jornada: algo como un amuleto en los momentos de tristeza, estrés y desesperación tan recurrentes como espontáneos… Y entonces, abrió la ducha para dejar que todo aquello se fuese junto al agua fría que le permitiría dormir mejor.

PD: A petición de mi único lector, que me pidió salvar mi racha de escritura. Te quiero 🫰🏼

septiembre 01, 2024

1 de septiembre

A veces me niego a entenderme (lo cual puede sonar irónico, pero no lo es tanto).

Y es que entenderme implica sincerarme conmigo misma (y a veces eso implica enfrentarme a mis mayores temores, esos que guardo bajo la almohada).

Guardo muchos, quizá demasiados temores. La gran mayoría quizá nunca vayan a manifestarse (pero siguen ahí para recordarme todo lo que podría salir mal).

Todos los escenarios catastróficos que se alojan en mi cabeza son dignos de una recopilación psiquiátrica (muchos se han formado en los últimos años de mi vida a raíz de lo que algunos llaman “crecer”).

Y sin embargo, mientras más crezco, más me percato de que a veces la capacidad de entenderme es inversamente proporcional a la sinceridad conmigo misma. Que probablemente optaré por seguirme mintiendo con la esperanza de un día, entenderme mejor.

agosto 31, 2024

Cansada

Amalia miró el reloj de pared que marcaba las 8:45 de la noche. Faltaban pocos minutos para la hora límite que le había dado.

Pensó en que habría sido mejor darle más tiempo, pero luego recordó que estaba demasiado atrasado para el ritmo y el nivel al que ella llevaba las cosas.

Estaba atrapado en una especie de distracción de largo plazo. A él le impedía reaccionar (y aún peor, anticiparse) mientras que a ella le hacía sentir que todas las palabras, las oraciones, los poemas y sus mensajes en código habían sido en vano.

Ya estaba cansada de esperar otra respuesta. 

Todos los escenarios posibles pasaron por su mente. Por ejemplo, el de una declaración inesperada de su parte o unas palabras que lo cambiasen todo. Pero sonrió para sí misma, como diciéndose en secreto que aún cuando lo manifestara, aquello no iba a suceder.

Los minutos parecían pasar más lentamente, mucho más que el tiempo transcurrido en su dilema. No siempre el cariño unilateral sería suficiente y lo sabía. Por eso habían llegado a este punto.

agosto 30, 2024

Lugares

Donde últimamente vas a encontrarme (y espero que me encontrés):

-Ahí donde claudican las esperanzas de un cambio radical
-En el espacio que queda frente a vos cuando tenés los ojos entreabiertos y estás por caer dormido
-En la sensación de satisfacción después de comer tu platillo favorito
-En la brisa fresca que alivia un día caluroso y en el calorcito durante las noches de frío
-En tus canciones favoritas o en todas las canciones (me camuflajeo bien)
-En medio de tu jardín, tomando el sol mientras tarareo alguna melodía o leo un buen libro
-En la oscuridad, moviéndome de un lado a otro porque siempre he sido inquieta
-En el silencio (que es donde mejor me encuentro)
-En un recuerdo conmigo que te haga volver a reírte como la primera vez 
-En algún mundo o dimensión paralela, donde yo no sea del todo yo, pero aún así me sigas queriendo igual.



agosto 29, 2024

(Bad) spanglish

This feeling is blurry sometimes
Like my view in the abscense of glasses
A veces me los quito por costumbre y otras porque no quiero ver lo que está frente a mí (porque no es lo que esperaba)

Sometimes it’s warm and cozy
I understimate its power over me
La mayoría de ocasiones creo que ha muerto y resucitado solo para volverse algo más fuerte, más duradero, más genuino.

And it’s a shame that I can’t show you
All the things that I wanna do with you
Incluye muchas categorías. Dejémoslo en “misceláneas”.

I’m beggin for you to understand what it feels
To see al the ocean and can’t swim 
To think about possibilities, having none
To tell me lies everyday in order to keep this alive. In a closed casket, but alive.
Dicho de muchas formas pero cayendo en lo mismo de nuevo: _ _  _ _ _ _ _ _

agosto 28, 2024

Punto intermedio

He buscado, sin mucho éxito, un punto intermedio
Nunca he sido partidaria de las medias tintas, pero no quiero precipitarme en mi decisión.

Pasa que, ya una vez, cometí el error de adelantarme a los hechos con un resultado previsible: Aún hoy me persiguen los fantasmas de aquel momento. A veces no me dejan dormir bien.

Sea cual sea, la decisión será difícil y lo sé. Creo que nunca estamos preparados para un enfrentamiento de posturas dentro de nosotros mismos y esta vez no es la excepción.

Quiero decirte muchas cosas y hacer otras tantas que no requerirían esfuerzos. Pero estoy luchando contra una cadena invisible que reprime los intentos de mi espíritu para que no existan daños colaterales. Después de todo, somos humanos y esto de hacerse daño es un riesgo recurrente.

Se me ha quitado el apetito y ha incrementado mi cansancio. Me cuesta conciliar el sueño, pues pienso en que debo tomar pronto una decisión. Pero no quiero dejarme ir sin pensarlo dos veces. Sé que dicen que así se vive más, pero de hacerlo, una parte de mí querría existir menos y experimentar más a la vez.

agosto 27, 2024

27/08

Quizá nunca llegues a entenderlo y está bien. Al fin y al cabo, las emociones no nacieron más que para ser vividas por la persona que las descubre dentro de sí.

Podría tratar de explicarte el efecto que provocan tus novedades en cualquiera de sus manifestaciones y cómo es de fácil que un mensaje tuyo me cambie el día.

Quisiera que entendieras que aunque las palabras sean muchas o pocas, para mí siempre serán suficientes. No, no estoy halagando algún mínimo esfuerzo, porque sé que la cantidad no define siempre la calidad.

Le he dado muchas vueltas al asunto 
Le he dado muchos nombres a lo que me pasa 
Te he dado más excusas de las que quisiera
Y me he detenido más veces de las que tenés idea

Quizá nunca llegues a entenderlo y está bien. Al fin y al cabo, las emociones que siento viven mientras las sienta. Y hoy más que nunca, arden con una intensidad tal, que han sobrevivido a los múltiples intentos de extinguirlo todo.

agosto 26, 2024

Lunares

Hizo una inspección visual iniciando en el rostro y descubrió el primer lunar cerca de su mirada, finalizando una de esas cejas que se fruncían cuando se enojaba.

Quiso constatar que no se trataba de una pista falsa y fue así como, poco a poco, bajó con su dedo pasando por el pómulo y la comisura de sus labios hasta el cuello. Uno, dos, tres lunares más se sumaron al conteo regresivo que amenazaba con llegar a cero en el momento menos esperado.

Luego de la respectiva autorización, pasó la mirada por el escote y detectó un quinto elemento en la parte alta de su pecho. Destacaba entre el resto de su piel clara, que para entonces mostraba los primeros signos de claro nerviosismo.

Para evadir lo que sabía que seguiría por esa ruta, decidió pedirle las manos y, aprovechando la ausencia de mangas, encontró el territorio preferido de los melanocitos para hacerse de un hogar que resistía los embates del tiempo y el espacio. 

Los recorría de arriba a abajo, iniciando desde los hombros y las marcas de vacunas, pasando por los codos, hasta llegar a las muñecas y las manos que respondían en positivo a la dinámica que se iba creando en vivo. Se trataba casi de un camino que, al igual que en aquellas pláticas y sueños compartidos, apuntaba siempre hacia el sur.

agosto 25, 2024

Parteaguas

Habían sido demasiados los parteaguas que había experimentado en una mínima cantidad de tiempo. Muchas decisiones se habían tomado y otras, esperaban su próxima sentencia.

Sentada frente a la computadora, decidió dar el primer paso hacia la última de aquellas decisiones. Tecleaba a una velocidad tranquila, tratando de encontrar las palabras que buscaba pero que la evadían, como guardándose para una ocasión especial.

La pantalla y aquel texto comenzó a tomar una forma diferente de la concebida originalmente, pues tenía muchos más matices y oraciones subordinadas de lo esperado. La idea había rodeado su mente en muchas ocasiones y esta vez no era la excepción.

Sonrió cuando finalizó aquel primer texto que sería parte de su próximo proyecto. Se preguntó si debería dejarlo reposar, como solía hacer con los múltiples borradores que aguardaban en la bandeja de correo, pero decidió remitirlo de una vez. Al fin y al cabo, su contenido y la resolución del caso iba a ser la misma sin importar las ganas que tuviera de que todo fuese diferente.

agosto 24, 2024

Corrientes

A veces (casi siempre) era difícil aceptar la dirección que llevaba la corriente. No obstante, Amalia trataba de seguir el curso, pues se había cansado de intentar intervenir con piedras y palos, armando improvisadas presas que no hacían más que acumular e incrementar la fuerza de aquella corriente.

La lluvia de esa noche, en especial, había hecho estragos en su casa. Observaba uno tras otro pequeños charcos que se extendían en el pasillo principal por culpa de las goteras no tratadas antes de iniciarse el invierno.

Trató en vano de encontrar una estrategia que redujera el trabajo de reordenarlo todo. Como siempre, requería de un esfuerzo extra para el que quizá nunca estaría lista, pero que luego de finalizado el trabajo, agradecería sobremanera sin poder explicar cómo y cuándo apareció.

Suspiró resignada a pasar varias horas limpiando el presunto desastre y programó música para acompañar la jornada. Un pequeño riachuelo atravesaba la sala y el comedor, pasando por el baño y el dormitorio, como para recordarle que, a pesar de sus intentos por detenerlo, la corriente y la vida seguía fluyendo, por lo quizá sería una mejor opción hacerse a esa idea y crear una ruta segura (o al menos medianamente estable) para que el agua circulara de manera permanente.

agosto 23, 2024

Indicadores

Mi maestría me enseñó, entre otras cosas, la importancia de contar con indicadores de seguimiento. Bajo ese supuesto (porque #economía), he tenido a bien establecer los siguientes:

-Tasa de sentimiento positivo hacia mi recuerdo: Se obtiene de dividir cada recuerdo feliz en el que yo esté presente entre el número de veces que me recordés.

-Tasa de oxímoron: Porque sí, sé que puedo llevar del cielo al suelo en un segundo (y viceversa). Pero así es la vida: Contradictoria y a dos caras.

-Número de encuentros ex post: No es más que la suma de las veces que, luego de conocernos, reviva ese hecho de salir por un café, al cine, de paseo o simplemente, de seguir charlando.

-Índice de llamados al aire: ¿Te has encontrado platicando y sin querer decís o pensás en el nombre de una persona? Pues eso. El número y periodo base seguirá siendo secreto estadístico.

-Engagement: Porque no puedo dejar de lado la comunicación y porque es quizá mi indicador más importante porque te hace un poco más mío y menos del resto.

agosto 22, 2024

Oráculo

El reloj marca las 8:10 p.m. Se hace tarde para cumplirse el oráculo que se me presentó en los sueños, pero tendré esperanza hasta el último minuto del día.

Hace calor y el ventilador no da abasto. Se escuchan los carros pasar uno tras otro, pero sigo a la espera del sonido particular que hace aquel vehículo en el que viene el oráculo que se me presentó en los sueños anoche.

Mis perros respiran agitadamente y me miran fijamente, esperando por si mi siguiente movimiento pretende tomarlos desprevenidos. Pero el factor sorpresa no es lo mío, ni lo de aquel oráculo, cuyo vehículo hace un sonido peculiar que lo distingue de entre el resto.

Decido entonces sacar una cerveza para que el tiempo de espera sea, en apariencia, más corto. Tomo una lata y el sonido al destaparla se sincroniza con el que de aquel vehículo que he estado esperando. La piel se me pone de gallina. Una parte de mí pensaba que no llegaría.

Los perros ladran
La luz se enciende
La puerta se abre
Las dudas se disipan
El oráculo se ha cumplido en tiempo y forma
Me pregunta si lo estaba esperando. Decido negar con la cabeza, porque mi voz decidió tomarse el día.

agosto 21, 2024

Perspectiva

Lo miro y me parece diferente cada vez. No solo cambia la perspectiva y los lentes con los que lo veo: cambian sus formas, sus curvas y sus componentes. Es como si mutara cada día, cada hora, cada minuto, cada vez más mío.

Lo deduzco mío por eliminación del resto de posibles opciones: Soy la única capaz de verle como lo veo, la que ha puesto dedicación y empeño a su cuidado, luego de haber sido expuesto en muchas ocasiones. También he batallado contra su incredulidad al verse al espejo y percibirse hermoso en todas sus dimensiones.

Hoy cuando lo vi en mis sueños caminaba desorientado. Trataba infructuosamente de encontrar algo que se le había perdido, sin saber a ciencia cierta qué era y adonde lo había visto por última vez. Se veía ingenuo y un poco bélico, pero al mismo tiempo, seguía un ritmo pausado y libre. Libre como solo él sabe serlo.

Siempre digo que lo quiero conmigo y no, no es una mentira. Pienso en que debemos estar unidos de alguna forma, pues aunque a veces no sea consciente de ello, se me hace tan familiar porque siempre ha estado aquí.

Si regreso sobre mis pasos, es posible que lo encuentre sentado, meditando sobre el camino, queriendo prestar atención a su entorno y asustado por seguir andando. Quiero darle la mano para levantarlo del suelo y decirle que de alguna forma, vamos a salir de esta. Siempre salimos.

agosto 20, 2024

Alianzas

Amalia no acostumbraba a dar la mano para cerrar un trato, pero pensó que esta ocasión lo ameritaba. Aquel gesto y la mirada de su contraparte le transmitieron diferentes versiones de lo que pasaría después. O de lo que debería ser un abrazo en lugar de un simple apretón de manos.

Muchas jornadas después de iniciado su diálogo, habían llegado a un acuerdo, a construir una alianza mutuamente beneficiosa e igualmente satisfactoria. No había sido sencillo, pues debieron reformular los términos de ese acuerdo en muchas ocasiones, por aquello del margen de error, del costo de oportunidad y de los rendimientos (de)crecientes.

Llegado su turno, decidió releer el documento, aunque sabía que ya no era momento de pedir más ajustes. Dudó por un momento antes de trazar su firma, pues sabía que ya no habría marcha atrás. Su palabra estaba comprometida.

Antes de levantarse de la mesa, Amalia no pudo evitar pensar en que, a pesar de los plazos y las prórrogas y las cláusulas establecidas en aquella alianza, el único momento que tenían era ese, por lo que decidió acercarse y violentar así la primera sección del documento. La tinta aún no acababa de secarse.

agosto 19, 2024

Remolinos

Pienso en que necesito que todo deje de girar. Es difícil tratar de no perder el equilibrio mientras el movimiento permanece constante y hace demasiado sol.

Aquí estoy. No tengo experiencia, pero estoy lentamente cavando un agujero. Hasta ahora, su profundidad es el equivalente a la distancia entre las plantas de mis pies y mis rodillas, pero temo que se convierta en un espacio lo suficientemente grande como para meterme en él y esconderme de todo y de todos.

La tierra cae desordenadamente a los lados mientras trato de buscar el lugar donde almacenarla. Estoy llorando y no me había percatado hasta que las lágrimas nublan mi visión y me hacen respirar de forma acelerada y sin control.

Pienso en muchas cosas que quiero enterrar en ese espacio y en muchas otras que quiero hacer al terminar este trabajo. Veo al cielo y me percato que debo apresurar el paso, pues a lo lejos se percibe la amenaza de una tormenta que va a reducir el calor, pero va a terminar con mi trabajo inconcluso (y no de la manera que espero).

No sé decir genuinamente qué sucede. Pareciera que ya no hay remedio y estoy destinada a seguir cavando, pues la profundidad no incrementa, ni todo deja de girar, ni estoy ganando experiencia, ni dejo de llorar y respirar aceleradamente mientras llueve con sol. Y quiero gritar, pero no me sale más que un lamento suave, uno que no es suficiente para que alguien me saque de aquí.

agosto 18, 2024

Distancia

Esta es la sensación a la que le huía desde el inicio. Esta noción de soledad que no es posible vivir desde un punto de vista razonable.

He notado que poco a poco, esta conversación se va convirtiendo en un monólogo desagradable. Que la distancia ha incrementado y que vos das cuatro pasos hacia atrás cuando yo apenas logro dar uno hacia adelante.

Sí, mis pies y mi consciencia pesan hoy más que nunca. Estoy aprendiendo a aceptar que el muro entre nosotros te hace cada vez menos visible. Que aunque te llame, quizá ya no querrás escuchar tu nombre con mi voz.

Que aunque quiera que todo se mantenga igual, no es posible. Siempre supe que sufrís metamorfosis diarias (igual que yo) y que inevitablemente ibas a florecer lejos de aquí. 

Lejos de ser un sueño, es mi inconsciente diciéndome las cosas que no quería escuchar. Y bueno, es juntar el fuego con la gasolina: Las malas nuevas con mis ganas de llorar.

agosto 17, 2024

Amalia y un sueño

Te vi de pie bajo la lluvia y pensé en aproximarme. La neblina dificultaba la vista y mis lentes tampoco ayudaban, pero de alguna manera con solo ver tu silueta, supe que eras vos.

Ninguno llevaba paraguas. Las gotas caían de manera perfecta sobre el charco que te rodeaba y lo volvían casi una escena idílica, de no ser porque aquel año aún no había vivido mi gripe anual (la que me deja sin ánimos de nada y me aleja de todo).

Cuando llegué, levantaste la cabeza, me saludaste y me invitaste a pasar la lluvia juntos. No sabías que, mucho antes de tu invitación, yo ya tenía armada toda la historia y las palabras que quería decirte, en el tono en el que quería hacerlo.

Ahí, bajo la lluvia que aumentaba cada vez más su intensidad, sonreíste como solo vos sabes hacerlo en las circunstancias menos favorables. Te devolví la sonrisa no solo con mi boca. Mis ojos, mis pómulos y mi nariz se unieron a la fiesta de expresiones felices que me causa tu sola presencia.

Tenía frío y pensaste en abrazarme, a falta de otro mecanismo menos invasivo. Pero cuando me disponía a fundirme en tu pecho, me desperté desorientada, pensando que quizá ya era tarde. Pero era sábado y, por primera vez en mucho tiempo, pude quedarme acostada lo suficiente para recordar este sueño y contártelo como siempre me gusta hacerlo.

agosto 16, 2024

Desnuda

Amalia tomó sus mejillas entre sus manos para sentir el calor que emanaba en aquel momento, causado en buena parte por el alcohol, pero sobre todo, por el torrente de emociones que habían anidado en su rostro en las últimas semanas.
Temblaba. No solo sus muñecas vibraban a un ritmo armonioso, también podía sentir como en su pecho había un debate entre la razón y el corazón para decidir el momentum entre cada inhalación y exhalación, aunque por supuesto, los tiempos no eran constantes.

Examinó su rostro. Notó un brillo en los ojos del que no se había percatado antes cada vez que miraba con amor, unas pestañas que lejos de ser perfectas, eran las justas y necesarias para proteger esos ojos de la entrada de agentes externos y al mismo tiempo, de hacer cosquillas en las yemas de los dedos. Pasó los dedos por los labios y se percató de su suavidad, de algunas de sus grietas, pero también de su extraña belleza cuando sonreían y se mostraban en todo su esplendor.

Pensó en que parecía una especie de reconocimiento cuando puso sus manos en la cintura y notó las curvas, los altos y los bajos que hacían de ella, un camino más interesante por no saber lo que le esperaba más adelante. Complementaba aquel cuerpo con unas piernas que habían pasado por muchos estados y muchos sitios lejanos, pero quizá nunca por aquella senda que se había abierto repentinamente.

Volvió a los ojos y sonrió. Era extraño como un cambio de combinaciones le había llevado a una dimensión diferente y desconocida de la que nunca más quería desprenderse, pues siempre que ella lo quisiera así, estaría con ella. Lo demás sobraba (le gustaba, pero no era indispensable), por lo que le sonrió al espejo y se dispuso a regresar de nuevo a su habitación.



agosto 15, 2024

Caminos

Este camino puede recorrerse de dos maneras: A moco tendido y lamentos cotidianos, o con la convicción de que cueste lo que cueste, este es el camino. El único camino.

Ya ubicado en el punto de partida, hay que elegir la velocidad, el medio, las ideas y las provisiones para marcharse. He pensado en una velocidad prudente, a pie, llevando el peso de mis decisiones ya tomadas y aquellas que se van a resguardar en el lugar al que llegaré. Ideas no llevo, irán surgiendo conforme avance.

Veo en el horizonte la presunta meta. No sé si he comenzado a alucinar, pero trato de no verla para no permitir que, el ver tan lejos, me haga perder el foco de la flora y la fauna que está justo a mi lado en ese momento. 

La consigna inicial era no detenerse, pero ya puesta en marcha he cambiado de opinión. Quiero ver los árboles y sentarme bajo su sombra. Quiero acostarme sobre la grama y sentir la humedad inmiscuirse en mi ropa hasta que caiga la noche y deba acampar. Quiero sentir el aroma de cada flor que se me atraviese y asociarla con un nuevo recuerdo. Y escribir, siempre escribir, una especie de diario de viajes en el que relate cada día lo nuevo, lo peculiar, lo ordinario y lo extraordinario de mi viaje. 

También me he prometido no dar vuelta atrás, pero cinco pasos más adelante he regresado por temor a olvidar algo. Y me pregunto si desde el principio no debí dar el primer paso.

agosto 14, 2024

Cartas

Amalia abrió el archivero y comenzó a sacar una tras otra las cartas en orden cronológico que había querido remitir sin éxito, pues se arrepentía en el último momento de escribirlas, pero no era capaz de destruirlas.

Si hacía un recuento desde la primera de ellas podía notar cómo el ambiente había cambiado y las fricciones ya eran evidentes. Había diferencias entre la persona que había escrito los primeros textos y la que estaba leyéndolas luego de un par de meses.

En medio de todos aquellos papeles, encontró también algunos post it que evidenciaban el cambio en la persona que jamás leería aquellas cartas. Pensó en que, lejos de estar dispuesto a revisarlas, se distanciaba de ella un paso a la vez, pero a velocidad constante y decidida.

No pudo evitar sentirse triste. Por un momento se reprochó por perder demasiado tiempo en sus pensamientos y llevarlos al papel, pero luego reflexionó sobre lo curativo de sacar aquellas palabras de su pecho y transmitirlas a la nada en el más absoluto silencio.

Una vez terminó de leer aquella recopilación de emociones, tomó un candado sin llave y resguardó toda la evidencia de una vez. Sabía que era un método a prueba de su curiosidad repentina, pero no así de la habilidad de un cerrajero, en caso de que aquellas cartas pudieran ver la luz algún día.

agosto 13, 2024

Agotamiento

Ideas que se presentan antes de cada parpadeo 
Palabras que se acomodan en la pila de los pendientes
Acciones previstas, pero no ejecutadas de forma exitosa.

Imprevistos que se presentan en el peor momento
(Sí, en ese en el que no quiero hacer nada)
Y se agolpan y me agotan de solo pensarlos
Mientras siguen formando un muro cada vez más alto.

Me tomo la cabeza, como buscando todas las respuestas al unísono 
Llegan opciones entrecortadas a mi mente, retazos de soluciones para diez de esas necesidades 
Pero ninguna logra resolver por sí misma, al menos una de ellas.

Algunos le llaman bola de nieve, por su acumulación gradual
Otros, se refieren a esto como un burnout
Yo me he cansado de buscarle un nombre adecuado, porque hacerlo sumaría una tarea adicional a ese muro
Que ya supera por mucho mi estatura y mi voluntad de ir, ladrillo por ladrillo, desarmando su inmensidad.

agosto 12, 2024

Expresión

A veces resulta sencillo y otras, no tanto. 

Es como verte al espejo y encontrar un nuevo lunar, una nueva marca que va a estar con vos desde ese momento en adelante. Podés tratar de no verla, pero siempre va a estar ahí.

Es como estar a la orilla del mar, sabiendo que viene una ola inminente a mojarte los pies, pero decidís no quitarte los zapatos. Y cuando se mojan, te enojás, aunque sabías que eso iba a pasar inevitablemente.

Es tener todo un escenario preparado y en el momento clave, que todo se venga abajo y te toque improvisar sobre la marcha. No es lo que querés, pero es lo que te queda para seguir y presentarle al mundo eso que tenés guardado dentro.

Es tropezar justo antes de la línea de llegada, habiendo intentado disfrutar del trayecto (como suelen recomendar los expertos en la vida). Te queda lo recorrido, pero no podés evitar frustrarte porque una vez más te quedaste en el “casi”, a pesar de dar todo de vos.

Pero al final, y habiendo hecho el recuento de los daños, es siempre una lección que te prepara para que, la próxima vez que se presente la oportunidad, no evités verla, no te enojés y aceptés lo que llegue, pero sobre todo, que no te guardés nunca lo que está destinado a ser escuchado/leído por otra persona. Nunca sabés si eso va a cambiarle el día (o la vida).

agosto 11, 2024

Descansos

Tirada en el suelo de cara al sol, Amalia pensó en lo extraños que habían resultado los últimos días. Sabía desde hacía mucho de la necesidad de hacer una pausa, pero estando en medio de ella, sintió un vacío extraño y una necesidad enorme de retomar su rutina de siempre.

No se le daban muy bien los descansos, si bien sabía que eran indispensables para su salud. Le gustaba sentir el contacto con la naturaleza sin importar el clima, el lugar y la comodidad, pero esta vez, sin saber por qué, no lograba conectar con esa sensación.

Trató de olvidar sus pensamientos mientras veía pasar las nubes por un largo rato, si bien sintió que el movimiento de las mismas entre uno y otro árbol era demasiado lento y debería acelerarse como en una especie de time lapse de la vida real. No había tiempo que perder para tratar de encajar todo lo que quería no hacer aquella mañana.

A pesar de sus esfuerzos (quizá ahí radicaba el primero de sus problemas), no pudo dejar de notar la ansiedad por volver a retomar sus pendientes y todas aquellas ideas no resueltas que le invadían. Cayó, una vez más, en la somnolencia a la que estaba acostumbrada, sin poder distinguir a partes iguales la realidad de sus sueños, hasta que la intrusión de un insecto en su brazo derecho cortó su línea de pensamientos.

agosto 10, 2024

Amalia y una copa

El vino estaba servido y Amalia tomó la primera copa con entusiasmo. Necesitaba dejar de pensar por un momento en lo que había ocurrido aquel día.

Observó la copa con peculiar atención. A través del reflejo distorsionado del rosé, vio como sus dedos se deslizaban buscando el lugar “correcto” para posarse. 

Reconoció aquella sensación extraña que hacía unas semanas la embargaba desde la garganta hasta el estómago por largo rato. Era algo que solo dejaba de sentir al cerrar los ojos y respirar profundamente, conectándose consigo misma y recordándose una vez más que todo estaría bien.

Tomando un sorbo más, salió al balcón y observó las pocas luces que se distinguían a lo lejos. Las nubes y la neblina dificultaban la vista, pero aquello que buscaba no era algo que dependía de sus sentidos. Podía encontrarlo en cualquier lugar, por lejos que estuviera, y a cualquier hora, mientras el resto de la ciudad dormía.

Sin percatarse de ello, la copa estaba por resbalarse de sus manos. Sujetándola con fuerza, Amalia suspiró y decidió que al menos por esa noche, se dejaría llevar por aquella sensación. Quería saber hasta dónde podría llevarla.