Le temo al olvido y a sus efectos, sobre todo porque muchas veces, lo más fácil es olvidar.
Mi memoria ha ido cambiando a lo largo de los años. Recuerdo que en el corto plazo era mi mejor aliada para los exámenes y para retener cantidades de información significativa, pero al largo plazo, no resultaba la más idónea para almacenar eventos y aprendizajes.
Eso ha hecho, por supuesto, que existan lecciones que me toque repetir en la vida (aunque algunas de esas se las atribuyo a mi necedad por querer que las cosas resulten como yo las desearía).
Gracias a estos autodescubrimientos, también he detectado que mi memoria se estimula por otras vías: Aromas agradables, sonidos y timbres de voz particulares… que tienen la capacidad de activar emociones por la carga significativa que les atribuyo al agregarlos como recuerdos.
Y así, he aprendido a ponerle etiquetas y hacer asociaciones para tratar de no olvidar personas y cosas importantes. Ojalá no se me olvide que puedo hacerlo así para no olvidar.
PD: A propósito del 60 cumpleaños de Drexler:
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