septiembre 17, 2024

Espacios

Ya hace tiempo que he evitado encogerme para adaptarme a cualquier espacio. He aprendido, a fuerza de experiencia, que es agotador y no vale la pena hacerte pequeña cuando tu presencia es más grande que ese espacio al que querés pertenecer a toda costa.

Hay una enorme diferencia respecto a aquellos lugares en los que disponés de espacio suficiente para estirarte, saltar y experimentar. Son lugares seguros para desarrollarte y aprender, para descubrirte en nuevas facetas que desconocías de vos misma. 

Estar en estos espacios seguros me ha llevado a buscar otros lugares aún más grandes para expandir mis posibilidades. Siempre ha sido satisfactorio de alguna manera saber que aunque lo creo finalizado, ese ciclo continúa de forma indefinida a lo largo del tiempo.

También hay personas que se convierten en estos espacios, aportando la perspectiva y la experiencia que han adquirido a lo largo de los años (mayores o menores que yo). Es casi mágico experimentar cómo estas personas te reciben sin prejuicios y te llenan cada día de aprendizajes, permitiéndote expandirte aún más y ocupar más y más espacio, haciendo necesaria nuevamente la mudanza.

Ahora mismo, estoy en ese momento de transición de un lugar a otro. He enlistado los requisitos mínimos para mi nueva estancia y he comenzado la búsqueda. Aún sin haberlo encontrado, sé que ese espacio llegará y estaré lista para iniciar, de nuevo, con las reformas que permitan hacerlo un espacio propio. 

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