octubre 16, 2011

Estamos en esa época

Después de un período sabatino de su blog, regresamos con un tema de esos neurálgicos, incómodos y "de temporada"... Lastimosamente

Esta es una deuda pendiente desde hace más de un año, y que por distintos motivos, no habíamos podido saldar junto a mis compañeros de equipo de la cátedra de Documentación Periodística.

Es el resultado de la colaboración de muchas personas, de la negación de otras y el testimonio de quiénes día a día, conviven con el Lempa... Y que, lastimosamente, solo son recordados en esta temporada del año.

Probablemente, sean el reflejo de lo que sufren muchas zonas anegadas en estos momentos, con la diferencia de que esta zona, tradicionalmente afectada, es una verdadera bomba de tiempo. El impacto de la naturaleza es tal, que es necesario, urgente a las de YA, reubicar a estas personas, antes que algo peor pueda suceder.

Los problemas son múltiples: No es solo la inundación por el aumento del cauce del río, también sufren las consecuencias de sembradíos de azúcar en la zona cuyas malas prácticas se han cobrado víctimas, con la indiferencia de las autoridades... Y quizá, la costumbre a este modo de vida que les hace renuentes a abandonar este espacio que consideran suyo.

En el reporte que les presentamos, hace falta mucha información de la que fue recolectada... Hubo muchos más testimonios que por la falta de espacio en ese entonces, no se incluyeron y que personalmente, me prometo canalizar dentro de poco, para saldar esa deuda con la voz de quienes nos ayudaron no solo a cumplir con nuestro compromiso académico, sino a entender parte de esta realidad que coexiste con nosotros y que está 365 días, pero que lastimosamente, no recibe la atención merecida.

Hace falta entender que la prevención es mejor que cualquier otra medida en este país de alta vulnerabilidad. Aquí les dejo el enlace:

La realidad del Bajo Lempa en El Salvador:

https://docs.google.com/document/d/1tEObXiTplJPuOUvIzHH9ieIJRX2LRg3io7tFb8FhYsk/edit?hl=es&pli=1


PD: Agradezco grandemente a todas las personas que nos ayudaron y a mis compañeros Carlos Hernández, Patricia Menjívar y Rosemary Funes con quienes compartimos este proceso en el 2010