marzo 24, 2016

Luz

La luz titilante atraía su atención por ese lapso de luz y aparente oscuridad que se alternaban frente a ella con uno y otro parpadeo. Brillaba de día y de noche, la luz se hacía visible aún en los sueños más profundos de Amalia, donde nadie tenía acceso, pero donde la luz se había filtrado silenciosa y rápida por los rincones hasta llenar cada hueco. Había llegado antes que las palabras.
-Toda la luz se concentró en sus ojos- pensó Amalia. -Y ahora que la luciérnaga quisiera fundirse con ella para brillar juntos, no sabe cómo llegar.
En aquel sueño, la luz y la oscuridad eran parte del dilema. Amalia observaba como el haz de luz de esa mirada se reflejaba en otros objetos y se refractaba a su antojo, con constantes cambios de velocidad y dirección y se turnaba entre el cielo y la tierra, más hacia el cielo que a la tierra.
-A veces-prosiguió- es bueno blindarse para defenderse del brillo que el sol emana. Solo al tener la mezcla exacta de luz y humedad y condiciones, es posible ver un arcoiris.
Y así fue. Las lágrimas fueron atravesadas por el haz de luz para formar un arco de siete colores, pero al final de ese camino no había oro ni riquezas, solo una luciérnaga que luego de mucho volar, llegaba finalmente al corazón de esa luz. Para entrar, cerró los ojos.

PD: Les dejo "par mil" de Divididos. Luz, luz, luz del alma. :)