Hace falta poco, solo un pequeño empujón para arrojarse al vacío (literal o existencial) de mis pensamientos.
A veces el magnetismo que me genera el riesgo innecesario es abusivo. Es difícil ignorar el llamado de mi naturaleza, a veces ingenua, a veces maliciosa.
Veo hacia abajo, tratando de encontrar el fondo sin tener éxito. Pero luego veo hacia arriba y me doy cuenta que se trata de una ilusión óptica: estoy en el fondo, sin saber muy bien cómo salir de ahí.
Tiendo a querer ser poética y sensible, quizá un poco delicada para decir todo lo que quiero y necesito. Cuando lo que deseo es algo diferente, algo más sencillo, menos rebuscado y más real. Más como esa mano que me sujeta desde hace semanas a pesar de haberse ido lejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario