Las ideas juguetean por mi mente y hacen rondas para ser protagonistas durante un día. Hay temporadas en las que se intercambian con ideas externas, haciéndose pasar por propias.
Se hacen acompañar de escenarios que varían en intensidad, duración y resultado final. Muchos de ellos no se concretan, porque aunque algunos pretendan que sí, la lógica y la linealidad no aplican cuando se trata de seres humanos tomando decisiones.
He cerrado el espacio para algunas de estas ideas con el fin de emboscarlas una a una y obligarlas a someterse a un método experimental. En varios casos, han terminado por rendirse a la realidad (una en la que no tienen cabida porque no pueden llegar a concretarse).
También estoy trabajando en darles un nombre a estas ideas y un sentido. Sé que no siempre es posible, pero así intento diferenciarlas, clasificarlas y llevarlas al lugar que les corresponde. Al fin y al cabo, siempre me he considerado sistemática.
Hoy una de esas ideas, de las inusuales, rondó por mi mente todo el día. Me resistí a escucharla, pero esta noche ha decidido salir a querer tomarlo todo y a reclamar su derecho por hacerse un espacio en mi vida.
Por ahora, la idea va ganando.
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