septiembre 07, 2024

7 de septiembre

La mano que se deslizaba por debajo de su bufanda era cálida, a pesar del clima frío de aquella mañana. Después de tantas noches de haberlo soñado, por fin llegaba aquel momento en el que su piel se encontraba con aquella mano sin previo aviso.

Las yemas de los dedos comenzaron a explorar y encontrar las grietas causadas por el clima. A pesar de ello, había una suavidad que provocaba mantenerse en aquella zona mientras llegaban a un lugar más cómodo en el que poder explorarse sin las miradas de la gente que pasaba a su lado.

Justo unas cuadras más adelante estaba el café en el que se conocieron. Pensaron en esconderse dentro de él y recorrer nuevamente sus rincones y esquinas ya conocidas, pero redescubriendo todo aquello que lo volvía un lugar tan especial.

La campanilla de la entrada les dio la bienvenida y, aunque había una fila incesante de personas esperando por sus pedidos, les pareció que el lugar era solo de ellos. Se acercaron para compartir la calefacción y la complicidad que se había construido a lo largo del tiempo, y encontraron nuevas formas de demostrarse lo mucho que se querían y se deseaban.

Una vez dentro, la bufanda y el abrigo se volvieron innecesarios, y fue entonces cuando aquella mano bajó hacia su pecho, dejándole sin escapatoria. Algo fuera de ella se había apoderado de la situación por completo.



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