agosto 15, 2024

Caminos

Este camino puede recorrerse de dos maneras: A moco tendido y lamentos cotidianos, o con la convicción de que cueste lo que cueste, este es el camino. El único camino.

Ya ubicado en el punto de partida, hay que elegir la velocidad, el medio, las ideas y las provisiones para marcharse. He pensado en una velocidad prudente, a pie, llevando el peso de mis decisiones ya tomadas y aquellas que se van a resguardar en el lugar al que llegaré. Ideas no llevo, irán surgiendo conforme avance.

Veo en el horizonte la presunta meta. No sé si he comenzado a alucinar, pero trato de no verla para no permitir que, el ver tan lejos, me haga perder el foco de la flora y la fauna que está justo a mi lado en ese momento. 

La consigna inicial era no detenerse, pero ya puesta en marcha he cambiado de opinión. Quiero ver los árboles y sentarme bajo su sombra. Quiero acostarme sobre la grama y sentir la humedad inmiscuirse en mi ropa hasta que caiga la noche y deba acampar. Quiero sentir el aroma de cada flor que se me atraviese y asociarla con un nuevo recuerdo. Y escribir, siempre escribir, una especie de diario de viajes en el que relate cada día lo nuevo, lo peculiar, lo ordinario y lo extraordinario de mi viaje. 

También me he prometido no dar vuelta atrás, pero cinco pasos más adelante he regresado por temor a olvidar algo. Y me pregunto si desde el principio no debí dar el primer paso.

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