octubre 05, 2024

05 de octubre

El día había iniciado demasiado pronto, si bien estuvo lleno de momentos fuera de su acostumbrada rutina. Amalia caminaba, hablaba con el resto, se sentaba y veía a las personas ir y venir aquella tarde, mientras la brisa fresca llegaba a ella sin irrumpir su paz.

Trataba de recordar el consejo que le habían dado un par de días atrás sobre aceptar y saber que cada uno de sus sentimientos eran válidos y merecedores de ser sentidos. Incluso aquellos que la invadían de acuerdo con la coyuntura vigente.

En ese momento, el sentimiento era una mezcla de nostalgia, cansancio y hartazgo genuino. Sentada en la grama, meditaba sobre lo efímero de las cosas verdaderamente importantes y lo necesario de estar presente para disfrutarlos.

Ahí, unos metros bajo sus pies, había muchas historias, recuerdos, personas. Unos metros más adelante, se procedía a crear un nuevo conjunto de recuerdos, que, acompañados por flores, se tornarían infinitos.

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