Selecciona cada verbo y cada adjetivo de manera meticulosa. Se le da por escribir de manera espontánea, pero en secreto, siempre se relee y se corrige a sí misma, preguntándose cómo hacer un mejor uso de las palabras que conoce y que aprende a diario a través de otras personas, libros, canciones…
Las transformaciones de las que ha sido testigo han sido las que han ocurrido en ella misma. Ha pasado de buscar rimas perfectas y frases hechas a respetar lo que su inspiración le dicta en ese momento, pues ha descubierto que la belleza, muchas veces, inicia a través de la autenticidad y el respeto a sus ideas, por extrañas que parezcan.
Escribir también le ha permitido sanar, reconstruir y (de nuevo) transformar personas y relaciones que creía perdidas. Se ha percatado de que, a través de sus líneas, es posible construir muchos finales alternativos al despeñadero que, en la vida real, llevó a esa relación a un presunto final.
Ahora mismo y siempre, Amalia está transformándose. A veces piensa que ha salido de la última de sus capas, pero es entonces cuando aparecen nuevos matices, nuevos aprendizajes y muchas más palabras esperando ser utilizadas. Y empieza, nuevamente, a autodescubrirse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario