La pesadez del cuerpo y más aún, del espíritu. Quebrada.
Los movimientos involuntarios, la represión de los sentidos y la repetición mental una y otra vez de cada último momento, pensando en cómo pudo haber sido diferente. En cómo queríamos que lo fuera.
Es desgastante, desolador y pesado. Ahora estoy segura: No lo había vivido hasta hoy.
No quiero volver a vivirlo, pero es muy probable que suceda. Ahora quiero averiguar cómo se ahuyenta.
¿Cómo se deja de sentir?
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