Sabía que era normal sentirse corta de palabras cuando el silencio era el que había primado entonces, invadido solo por algunos sonidos involuntarios y del ambiente que le rodeaba. Aquel había sido un buen día para salir a tomar el aire y…
En cada sorbo, cerraba los ojos como buscando claridad de cuál fue el detonante para ese momento de clímax que creyó imaginar o soñar, hasta haberse vuelto una realidad tangible, una memoria eterna: Un acontecimiento en toda la extensión del término.
Hacía mucho que no sentía esa paz, ese nivel de relajación y de quietud de su espíritu después de haber atravesado y sobrevivido a un temporal. Recordó aquella frase que incluye a un marinero experto y a un mar en calma, y se dijo a sí misma que, sin duda alguna, estaba especializándose en esconder bien las palabras para no asistir a un espectáculo indeseado en el que ella sería la protagonista y el público al mismo tiempo.
Se recostó en su silla y decidió cerrar su cuaderno. Ya habría más tiempo para describir lo ocurrido y elegir si repetía y se quedaba en ese momento, o si bien guardaba todo en una caja que debía mantenerse cerrada para preservar siempre la frescura y lo dulce de…
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