julio 25, 2024

25 de julio (origen)

Como mente inquieta y curiosa, Amalia siempre estuvo interesada en descubrir el origen de los sucesos y de las personas que entraban a su vida. Creía que, conociendo las raíces, era más fácil entender el por qué de su desarrollo y estatus actual, e incluso, empatizar con ellos.

Era acuciosa para descubrirlo, llegando a ser invasiva (sin malas intenciones, por supuesto) en un ciclo permanente: Preguntar, procesar, comprender y volver a preguntar.

A veces, su lógica se interponía en el camino. Su padre le había enseñado que el sentido común era el menos común de los sentidos, y efectivamente, en muchas ocasiones fue testigo de cómo muchas personas actuaban por inercia, tropezando muchas veces con la misma dificultad y esperando un resultado diferente al seguir el mismo proceso (una locura, según aquella famosa definición de dicho término).

No obstante, era consciente que los inicios y los finales influían mucho en las personas, por lo que buscaba guiar de un extremo a otro a las personas mientras le contaban el principio, nudo y desenlace de la situación. Sentía un extraño placer al acabarse las historias, como si hubiese conquistado un nuevo planeta o descubierto la cura de un mal que afectase a todo el mundo.

Sabía que, en el fondo, descubrir esas historias le permitía entenderse a sí misma y sus orígenes, pues aquellos a los que guiaba eran en realidad extensiones de ella misma, traídos a su vida no por arte de magia, sino por genuina ley de atracción.

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