julio 17, 2024

17 de julio (una mini historia)

No era un secreto que Amalia amaba las palabras complejas que le permitían esconder las verdades que quería expresar a los gritos.

Sabía, sin embargo, que ese impulso suyo de imponer el tema de conversación sobre la mesa no era el más saludable. Estaba destinada a guardarse para sí misma la jugada ganadora, esa que no iba a cambiar su destino, pero iba a permitirle vivir en paz con las ideas que no la dejaban dormir bien.

Pensó entonces en la palabra “sinusoidal” y en cómo también ella se deslizaba en esas ondas constantes (literales y figurativas) subiendo y bajando de emoción en emoción, tomando el tren entre las diferentes estaciones y pasando del verano más soleado al invierno más oscuro en un mismo día. Le atribuyó la responsabilidad al cambio climático.

Y mientras pensaba en el clima, pensó en el “petricor” y en ese aroma tan familiar y tan ajeno al mismo tiempo de aquel perfume que se esfumaba de sus recuerdos conforme pasaban los días, a pesar de sus esfuerzos por retenerlo. Culpa de la memoria, que nunca había sido especialmente destacada en su área de expertiz.

Finalmente, se encontró con la palabra “ambrosía” y levantó sus ojos, mientras clavaba la mirada en el umbral de la puerta y se mordió los labios. 

La respuesta le llegó de forma refleja, como una “utopía” (la cuarta palabra que recordó, pero que pasó al primer lugar por ser la más cercana a la realidad que le cegó cuando abrió de nuevo los ojos).

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