julio 31, 2024

31 de julio (Casiopea)

Este día anduve escuchando mucho a Silvio Rodríguez y alguien me recordó de su canción “Casiopea”.

Como en ella, a veces me da por recordar y anhelar lugares, momentos y situaciones del pasado: A veces para cambiarlos, otras solo para volver a vivirlos por la alegría y las emociones que me generaron en aquel momento.

Lo confieso: Recordar que no se puede volver a un punto de partida me genera tristeza. Sobre todo cuando sentís que ya no sos la misma persona que atravesó esa situación y que, lo que pasó, inevitablemente te cambió (no necesariamente para “bien”). 

Como en la canción, en muchas ocasiones me he sentido como un punto ínfimo, silenciado en medio de la multitud. Y sin embargo, coincido en que no hay mejor lugar que mis adentros para aislarme del ruido y escucharme y entenderme. Y comprender que aunque cambié, también crecí de alguna forma.

Que como dice Silvio, quizá ya no sea yo cuando me encuentren. Pero que de eso, pienso, se trata vivir.

julio 30, 2024

30 de julio (transformación)

Amalia cree en el poder transformador de las palabras. Por eso decidió dedicarse a escribir y hacer de ello, un oficio, una pasión y un modo de vida.

Selecciona cada verbo y cada adjetivo de manera meticulosa. Se le da por escribir de manera espontánea, pero en secreto, siempre se relee y se corrige a sí misma, preguntándose cómo hacer un mejor uso de las palabras que conoce y que aprende a diario a través de otras personas, libros, canciones…

Las transformaciones de las que ha sido testigo han sido las que han ocurrido en ella misma. Ha pasado de buscar rimas perfectas y frases hechas a respetar lo que su inspiración le dicta en ese momento, pues ha descubierto que la belleza, muchas veces, inicia a través de la autenticidad y el respeto a sus ideas, por extrañas que parezcan.

Escribir también le ha permitido sanar, reconstruir y (de nuevo) transformar personas y relaciones que creía perdidas. Se ha percatado de que, a través de sus líneas, es posible construir muchos finales alternativos al despeñadero que, en la vida real, llevó a esa relación a un presunto final.

Ahora mismo y siempre, Amalia está transformándose. A veces piensa que ha salido de la última de sus capas, pero es entonces cuando aparecen nuevos matices, nuevos aprendizajes y muchas más palabras esperando ser utilizadas. Y empieza, nuevamente, a autodescubrirse.

julio 29, 2024

29 de julio (una invitación)

Extiendo una invitación de carácter exclusivo a:
  • Encontrarle forma a las nubes
  • Ver atardeceres al aire libre
  • Intercambiar historias
  • Caminar descalza sobre el pasto
  • Abrazar un árbol
  • Contar hormiguitas por media hora
  • Hablar de cosas favoritas 
  • Hacer una siesta larga
  • Acariciar perritos 
  • Caminar sin ver el reloj
  • Tomarse un café sin ver el teléfono 
  • Acostarse en el suelo
  • Cantar sin necesidad de hacerlo correctamente
  • Atacarme de risas hasta que me duela la panza 
  • Armar un rompecabezas
  • Soñar
  • Darse las manos
  • Dedicarse sonrisas, abrazos, música y tiempo (sobre todo, tiempo)
Y al finalizar, repetir todo de nuevo.

julio 28, 2024

28 de julio (sensorial)

Amalia siempre fue una persona sensorial. Necesitaba en muchos casos una comprobación de sus cinco sentidos para aceptar las verdades que el resto daba por válidas con solo recibirlas, sin procesar ni poner a prueba el método científico tan estudiado durante la formación escolar básica.

Lo anterior, por supuesto, planteaba retos importantes en términos de manejar la intensidad y la frecuencia de diversas emociones que se reportaban al mismo tiempo en su puerta, esperando un visto bueno para salir al mundo y gritar su aparición a todos los presentes.

Esta ocasión no era la excepción. Deseaba iniciar con una comprobación visual, recorriendo cada curva y cada mínima facción de aquel rostro que le intrigaba y veía de reojo de vez en cuando (cada vez, con menos disimulo).

Luego, pensó, cedería el paso a su olfato. Sería un reto, sin duda, por la mezcla de los olores que le despertaban recuerdos precisos y una atracción natural, al mejor estilo de otras especies menos evolucionadas.

Junto a ello, decía, tendría que entrar el oído en acción, aunque en realidad había estado activo todo el tiempo vía palabras, frases, poemas, canciones, libros, timbres de voz, tarareos, inflexiones… silencios.

El gusto y el tacto, entonces, irrumpirían en paralelo en los pómulos, la frente, los labios, el cuello, las manos… mientras el resto de sentidos se activaban en armonía, dejando una desconocida pero agradable sensación que la sonrojaba e iniciando el ciclo nuevamente hasta que amaneciera en la ciudad. De todos modos, esa noche no importaba dormir.

julio 27, 2024

27 de julio (una palabra)

Amalia sorbió el latte mientras observaba a la gente pasar afuera del café en el que intentaba escribir algo digno de describir aquello que pasaba por su mente una y otra vez.

Sabía que era normal sentirse corta de palabras cuando el silencio era el que había primado entonces, invadido solo por algunos sonidos involuntarios y del ambiente que le rodeaba. Aquel había sido un buen día para salir a tomar el aire y…

En cada sorbo, cerraba los ojos como buscando claridad de cuál fue el detonante para ese momento de clímax que creyó imaginar o soñar, hasta haberse vuelto una realidad tangible, una memoria eterna: Un acontecimiento en toda la extensión del término.

Hacía mucho que no sentía esa paz, ese nivel de relajación y de quietud de su espíritu después de haber atravesado y sobrevivido a un temporal. Recordó aquella frase que incluye a un marinero experto y a un mar en calma, y se dijo a sí misma que, sin duda alguna, estaba especializándose en esconder bien las palabras para no asistir a un espectáculo indeseado en el que ella sería la protagonista y el público al mismo tiempo.

Se recostó en su silla y decidió cerrar su cuaderno. Ya habría más tiempo para describir lo ocurrido y elegir si repetía y se quedaba en ese momento, o si bien guardaba todo en una caja que debía mantenerse cerrada para preservar siempre la frescura y lo dulce de…

julio 26, 2024

26 de julio (un depende)

Hoy seré breve para decir que:

-El 99% de mis respuestas en la vida van a ser “depende”. No por indecisa, es que dependo mucho del contexto porque #periodista.

-Que muchas veces no quiero decir “depende”, pero me sale de manera natural. Aún no logro salir del famoso piloto automático.

-Que últimamente, estoy cambiando. Quiero decir siempre que “sí”. 

-Que aunque esté cambiando, sigo siendo yo en esencia: Temiendo los efectos de mi respuesta (tipo Pablo Milanés y su “temo mucho a la respuesta de un jamás”).

julio 25, 2024

25 de julio (origen)

Como mente inquieta y curiosa, Amalia siempre estuvo interesada en descubrir el origen de los sucesos y de las personas que entraban a su vida. Creía que, conociendo las raíces, era más fácil entender el por qué de su desarrollo y estatus actual, e incluso, empatizar con ellos.

Era acuciosa para descubrirlo, llegando a ser invasiva (sin malas intenciones, por supuesto) en un ciclo permanente: Preguntar, procesar, comprender y volver a preguntar.

A veces, su lógica se interponía en el camino. Su padre le había enseñado que el sentido común era el menos común de los sentidos, y efectivamente, en muchas ocasiones fue testigo de cómo muchas personas actuaban por inercia, tropezando muchas veces con la misma dificultad y esperando un resultado diferente al seguir el mismo proceso (una locura, según aquella famosa definición de dicho término).

No obstante, era consciente que los inicios y los finales influían mucho en las personas, por lo que buscaba guiar de un extremo a otro a las personas mientras le contaban el principio, nudo y desenlace de la situación. Sentía un extraño placer al acabarse las historias, como si hubiese conquistado un nuevo planeta o descubierto la cura de un mal que afectase a todo el mundo.

Sabía que, en el fondo, descubrir esas historias le permitía entenderse a sí misma y sus orígenes, pues aquellos a los que guiaba eran en realidad extensiones de ella misma, traídos a su vida no por arte de magia, sino por genuina ley de atracción.

julio 24, 2024

24 de julio (una reflexión)

A veces creo que vivo de manera permanente frente a un espejo que me hace verme desde que me levanto hasta que me acuesto de nuevo.

En este espejo pasan muchas cosas:
-Distorsiona los recuerdos
-Hace ver cóncavos los momentos de estabilidad y convexos los tiempos de incertidumbre
-Me hace, en apariencia, más grande o más pequeña
-Dice lo que quiero pero no me atrevo a decir

Es un espejo convencional, no es único y diferente. Y sin embargo lo he vuelto tan mío que el reflejo que yo miro es diferente al que ve el resto de personas que pasan de largo, mientras lo admiran por ser tan claro y tan preciso en dibujar mis formas, mis ideas y mis emociones.

Es un espejo que se adapta a mis circunstancias de tiempo y lugar: Me acompaña en los escenarios más grandes y en los rincones más pequeños de mi existencia, y siempre está disponible para que, al mejor estilo de la madrastra en los cuentos de hadas, lo llame para pedirle que me engañe. Pero, spoiler alert, nunca me engaña.

Ahora mismo nos observa a vos y a mí. Veo de reojo y te distingo claramente, tal como siempre te he visto (y admiro una vez más su precisión).

Pero no encuentro mi reflejo. Paradero: desconocido.

julio 23, 2024

23 de julio (5 aprendizajes)

Con más de la mitad de días de este reto cotidiano de descubrirme y describirme en los sube y baja de mi mente y de mi corazón he aprendido algunas cosas:

1. Que suelo subestimar el poder de crearme un hábito que me permita vaciar todo lo que acumulo al final del día (o al inicio del mismo, por culpa de lo que sueño la noche previa).

2. Que aunque suelo releerme y pensar que ya lo he escrito todo, me estoy mintiendo: todavía tengo mucho, quizá demasiado para decir y para decirme por escrito (siempre fue más fácil escribir que hablar).

3. Que la gente a mi alrededor tiene una enorme influencia en lo que escribo y en cómo lo hago. He encontrado personas significativas que me hacen sentir acompañada en esta travesía de entenderme. Y el viaje está siendo, por demás, muy placentero.

4. Que (en todo) los matices son importantes y los extremos, demasiado limitantes. Hay muchas fases intermedias entre lo que hacemos y lo que queremos, así como hay paradas en los viajes de larga distancia para estirar las piernas, disfrutar de una pausa y seguir adelante.

5. Que a veces es necesario parar. Y a veces también es necesario revivir aquello que creíamos muerto dentro de nosotros, sobre todo si abona a tu crecimiento personal. Por ejemplo, este blog y esta oportunidad de colocar en palabras (a veces directas, a veces sutiles, a veces complicadas) las emociones cambiantes y los pensamientos dispersos que rondan por mi cabeza. Quizá exista alguien que quiera leerlas.

julio 22, 2024

22 de julio (un recuerdo)

Esta noche, la lluvia oculta mis pasos
Y aprovecho para acercarme sutilmente a ese recuerdo
Siento de nuevo cada uno de mis latidos en aquel momento
Con una cadencia inesperada y perfecta.

Mientras me acerco, el suelo cruje 
(Es la costumbre en los espacios poco habitados de mi memoria)
Ahí donde guardo este recuerdo
Al que aún no logro darle un nombre y un sentido.

Me detengo a escuchar, mientras observo a mi alrededor
Pocas cosas han cambiado, somos seres de hábitos
Vos, sos más de eludir
Yo, de avanzar en retirada (y lejos de eso, acercarme).

Sigo caminando, ya sin intenciones de disimular hacia donde me dirijo
El sujeto del recuerdo, estático, me observa mientras me aproximo
El suelo ya se desmorona, hay silencio
Nuestros hábitos cambian:
Vos ya no tratas de eludirme
Y yo ya no trato de alejarme.

julio 21, 2024

21 de julio (una carta)

Pequeña Amalia:

Hoy te vi en los ojos tristes de una niña que esperaba cruzar la calle junto a su madre. La vi tal como te recuerdo: Tímida, temerosa del mundo exterior, un poco sobreprotegida.

No pude evitar sentir empatía. Tuve intención de decirle que las cosas mejoran con el paso de los años. O que, al menos, aprenderá a lidiar mejor con aquello que le toque vivir.

Sé que tu corazón es, ahora mismo, un torrente sin control que se desborda. Sé que estás buscando una especie de equilibrio, a sabiendas que la vida tiene un poco de todo, menos equilibrio (al menos no uno convencional que funcione para todo mundo).

Conozco tus imperfecciones y tus más profundos temores, pero también he presenciado todo lo que has ido logrando a tu ritmo, ese que solo te funciona a vos y a nadie más. Estoy orgullosa de ver que te has sobrepuesto al dolor, a la timidez y a esas carencias que solo vos y yo conocemos. 

Por eso mismo, Amalia, quiero asegurarte que esto también va a pasar. No tengo los detalles, ni quiero prometerte plazos que están fuera de mis manos, pero estoy segura de que así será (porque así ha sido antes y lo seguirá siendo).

Mientras todo pase, acordate que nos tenemos la una a la otra: Vos, para hacer las cosas que no me atrevo a hacer y yo para recordarte que aunque fallemos, podemos siempre seguirlo intentando (o no, si es que ya no queremos).

julio 20, 2024

20 de julio: Un plan de escape

Sentir fue el problema de origen. Ahora solo queda huir y rescatar lo que aún pueda salvarse.

Siento (ahí vamos de nuevo…) que no será fácil. Empiezo a armar una maleta con lo indispensable y siempre tiendo a meter en ella aquellas cosas que no necesito más, pero que deseo conservar. 

Pienso, en hacer o no, espacio para los recuerdos de ese lugar. Decido que podrán ir, pero serán fragmentados para quitarles la carga simbólica y emocional (😒) que me tiene armando esta maleta.

Le dejo espacio a una libreta, porque nunca se sabe cuándo llegará la inspiración.

Un par de audífonos para aislarme de todos en menos de diez segundos.

Algunas golosinas, porque las penas con pan son menos.

Y para la satisfacción de saber que pese a todo, lo intenté. 

Y fallé y dolió. Pero lo intenté.

julio 19, 2024

19 de julio

Seguir(te) intentando es lo que he estado pensando.

Buscar(te) en lo cotidiano, en lo sorpresivo, en lo taciturno y en lo ruidoso de este mundo que gira muy deprisa.

Encontrar(te) en mis pensamientos y en mis emociones, un espacio para el desahogo, para la libertad de expresión por tiempo limitado (y así evitar la locura que se asoma de vez en cuando para tratar de llevar(me) y arrastrar(te) a territorios desconocidos).

Trato de hablar(te) claro, pero no me sale. Lo siento, es solo que debo detener(me) y evitar(te) que veas en alta resolución aquellos subtítulos de los que te hablé aquella vez sin hablarte realmente.

Solo me queda conjugar(te) con el resto de ingredientes que necesito: una flor, una manta, dos libros, un par de cervezas y el Spotify a todo volumen, mientras la noche va cayendo.

julio 18, 2024

18 de julio

La magia del silencio radica en su utilidad para dejarte repasar y reposar los pensamientos. Por supuesto, esto no es siempre útil, sobre todo cuando sobrepensás y en lugar de silencio, hay una orquesta con sonido envolvente y estridente en tu cabeza.

A veces es mejor quedarte callado. Pero esa no es una cualidad que me honre en tener y cumplir a rajatabla, como lo he dicho antes. 

Puede que los demás perciban que estoy en silencio, pero en realidad siempre estoy pensando (en lo que acabo de decir, en lo que voy a comer más tarde o en algo que debo hacer luego). 

Mi mente jamás está en silencio. Eso no me deja descansar genuinamente, ni tomar decisiones meditadas, ni ahorrarme bastantes situaciones incómodas.

Sin embargo, el silencio y yo hemos hecho un trato: Yo le cuento mis más profundos deseos y sentimientos, mientras él los oculta lo mejor que puede detrás de mis sonrisas y mis palabras amables, que juegan a la diplomacia con el resto del mundo, mientras por dentro me desmorono.

julio 17, 2024

17 de julio (una mini historia)

No era un secreto que Amalia amaba las palabras complejas que le permitían esconder las verdades que quería expresar a los gritos.

Sabía, sin embargo, que ese impulso suyo de imponer el tema de conversación sobre la mesa no era el más saludable. Estaba destinada a guardarse para sí misma la jugada ganadora, esa que no iba a cambiar su destino, pero iba a permitirle vivir en paz con las ideas que no la dejaban dormir bien.

Pensó entonces en la palabra “sinusoidal” y en cómo también ella se deslizaba en esas ondas constantes (literales y figurativas) subiendo y bajando de emoción en emoción, tomando el tren entre las diferentes estaciones y pasando del verano más soleado al invierno más oscuro en un mismo día. Le atribuyó la responsabilidad al cambio climático.

Y mientras pensaba en el clima, pensó en el “petricor” y en ese aroma tan familiar y tan ajeno al mismo tiempo de aquel perfume que se esfumaba de sus recuerdos conforme pasaban los días, a pesar de sus esfuerzos por retenerlo. Culpa de la memoria, que nunca había sido especialmente destacada en su área de expertiz.

Finalmente, se encontró con la palabra “ambrosía” y levantó sus ojos, mientras clavaba la mirada en el umbral de la puerta y se mordió los labios. 

La respuesta le llegó de forma refleja, como una “utopía” (la cuarta palabra que recordó, pero que pasó al primer lugar por ser la más cercana a la realidad que le cegó cuando abrió de nuevo los ojos).

julio 16, 2024

16 de julio

“Aquiles solo por su talón es Aquiles”

Hoy estaba escuchando esta canción de un grupo que me fascina (y mis amigos lo saben) y pensé en cómo llegas a entenderlo al vivirlo en carne propia.

En los últimos dos meses siento que he metido las patas más veces de las que lo hubiese querido. He cometido errores que me han costado varios malos ratos y bastantes lágrimas (muchas de gratis porque soy llorona, como me dijo alguien ayer mientras me despedía de él y-oh, sorpresa- lloraba).

No me cuesta reconocer mis errores, pero soy muy mala para aceptar que tengo derecho a cometerlos. Trato, no siempre con éxito, de aprender algo de ellos, pero algunos errores sencillamente nacieron para ser cometidos sin que te dejen una lección trascendental de vida, una enseñanza profunda o la más mínima noción de un aprendizaje significativo.

A veces, solo tenes que cometerlos y ya. 

Hay errores que cometo conscientemente. Generalmente son los que recuerdo con una sonrisa más grande porque radican en mi naturaleza, son parte inseparable de mí, como mi talón de Aquiles.

Hay otros que a esta altura de mi vida quisiera haber cometido. Ahora me pregunto si podría, si valdría la pena que procedan.

Y recuerdo, lo que dice el coro de esa canción: A veces lo que dice el alma suele estar en lo cierto. ❤️

julio 15, 2024

15 de julio

No estaba segura de haber vivido el desgano emocional hasta este día.

La pesadez del cuerpo y más aún, del espíritu. Quebrada.

Los movimientos involuntarios, la represión de los sentidos y la repetición mental una y otra vez de cada último momento, pensando en cómo pudo haber sido diferente. En cómo queríamos que lo fuera.

Es desgastante, desolador y pesado. Ahora estoy segura: No lo había vivido hasta hoy.

No quiero volver a vivirlo, pero es muy probable que suceda. Ahora quiero averiguar cómo se ahuyenta. 

¿Cómo se deja de sentir?



julio 14, 2024

14 de julio

Amalia sabía que no había terminado de preguntar y preguntarse todo en la vida. Por eso se dispuso a cerrar los ojos y tratar de escucharse, con la plena seguridad de que las respuestas a su interrogante estaban dentro de sí misma.

Nunca había sido del todo clara cuando había hecho esa pregunta hacia afuera. Era el mal de su día a día: No tener certeza de nada por la falta de claridad a la hora de cuestionar, fallándole en el camino a su formación como comunicadora pese a haber realizado antes una gran cantidad de preguntas difíciles (ninguna de ellas a su vocera más importante: ella).

Pensó en reordenar las ideas de forma tal que no hubiese lugar a dudas en pedir lo que quería. Recordó entonces que no podía pedir aquello y fingir que las cosas seguirían un rumbo normal. No habían matices ni puntos intermedios ni “depende” (su respuesta favorita en ese momento).

Abrió los ojos y alucinó al ver cientos de letras desordenadas que se agolpaban por llamar su atención. No, no estaba loca. Solo se dio cuenta de que la respuesta que buscaba, al igual que las posibilidades, no era única. 

Entonces sonrió. Le bastó saber que no lo sabría todo y que sería una paradoja más en su vida. Al fin y al cabo, como decía Silvio, vivía de preguntar.



julio 13, 2024

13 de julio

Tengo una palabra atravesada en la cabeza desde hace días. Me tortura recordarla, porque nunca hice las paces con ella.

Nos hemos encontrado muchas veces en la vida. La mayoría de esas ocasiones me ha vencido al hacerse con el poder de mis pensamientos día y noche hasta que se aburre de estar conmigo y se va, ansiosa por nuestro próximo duelo.

Siempre ha sido difícil convivir con ella. Me arrebata momentos venideros, palabras que no acabaron de decirse, miradas que no pudieron cruzarse, emociones que no pudieron vivirse más tiempo y personas que se van quedando en el camino. 

Pero más allá de las pérdidas, hay cosas que no podrá quitarme: Las sonrisas compartidas, los abrazos que se intercambiaron, las pláticas cómplices, la amistad y el cariño de quien decide estar para mí. 

No quiero ser injusta: También me ha enseñado sobre mi apego, mi visión limitada del mundo y las cosas que genuinamente importan, a pesar que se me olvide el 99% del tiempo.

Tengo esta palabra pendiendo de un hilo y está ganándome la batalla una vez más. Estoy en un tira y encoge que no parece dar tregua y me brinda más preguntas que respuestas.

La palabra es despedida.



julio 12, 2024

12 de julio (lado emocional)

Seguro mi lado racional se quejó de mí. 

Soy la fuerza que mueve la vida, la razón por la que despertar en este mundo, a veces tan injusto, se siente un poco más liviano. 

Soy el calorcito que se siente cuando te alumbran los rayos de sol al amanecer. La humedad de la grama después de la lluvia, el olor a ropa recién lavada, la suavidad de cuando dos manos se atraen y se tocan por primera vez y los nervios, la tensión y la libertad de saber que te has sido sincera, aunque el resultado sea nulo.

Ser el lado emocional casi siempre es mal visto. Te relacionan con todo el espectro de emociones negativas porque es más fácil que salgan a la luz tus matices oscuros en los momentos difíciles que abundan en la vida. 

Soy un mal necesario. No hay vida en los rincones limitados de la mente racional y hay universos por explorar en mi imaginación ilimitada, en la que puedo tener todo lo que quiero y donde mis sueños, lejos de ser risibles o incomprendidos, son posibles.

Y es así como, al igual que la canción que escucha Amalia mientras escribe esto con los ojos entrecerrados y llenos de lágrimas: Me siento viva.

julio 11, 2024

11 de julio (lado racional)

(Ahora, le cedo el turno a mi hemisferio racional)

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Hay ocasiones en las que la razón debe imperar. Detenerte a pensar por un instante puede salvarte de momentos incómodos, molestias innecesarias y escenarios hipotéticos que te carcomen el cerebro y te consumen la energía.

Pero no basta con solo decirlo. Hay que hacerlo.

Tomar acción es difícil. Sobre todo porque la razón no elige siempre las opciones preferidas de uno mismo, aún y cuando sean las necesarias.

Ser el lado racional tampoco es sencillo cuando vivís al interior de una persona impulsiva como Amalia, que va a llorar y pelear hasta el último momento por eso que sus ideales y sus sueños le piden hacer. A veces me toca aparecer de forma drástica para explicarle que, lo quiera o no, siempre seré yo la voz de la razón que va a asumir las consecuencias de sus actos (casi nunca con resultados agradables).

Hoy fue uno de esos días. Está empecinada en tomar una decisión que nos pone a todos en riesgo y estamos en un tira y encoge que termina por ser evidente para los ojos ajenos. Ya he intentado negociar sin éxito una salida diplomática a este dilema (batalla épica, en palabras de ella), que no es más que el resultado de un comentario sin mala intención de uno de sus amigos hace unos meses.

Soy el lado racional, pero siento miedo. 

julio 10, 2024

10 de julio

Frenético: Que experimenta frenesí. Exaltado, apasionado.

Iridiscente: Que muestra o refleja los colores del arcoíris.

Necesario: Dicho de una persona o una cosaQue hace falta indispensablemente para algo.

Alternativo: Efecto de alternar, sucederse unas cosas a otras recíproca y repetidamente.

Libre: Que tiene facultad para obrar o no obrar.

Etéreo: Perteneciente o relativo al cielo. Vagosutilvaporoso.

Indispensable: Que es necesario o muy aconsejable que suceda.

Novel: Que comienza a practicar un arte o una profesióno tiene poca experiencia en ellos.

Insistente: Que insiste. Perseverante, constante, reiterativo, terco.

Consecuente: Dicho de una persona: Que obra de acuerdo con sus principios.

Imaginario: Que solo existe en la imaginación. Ficticio, fantástico, irreal.

Omnipresente: Que está presente a la vez en todas partes.


Post no patrocinado por la RAE y mi intención de seguir escribiendo en clave, porque qué aburrido ser simple 🧩📝

julio 09, 2024

9 de julio

Todos queremos ser invisibles en algún momento de la vida. Pero cuando Amalia se tornaba invisible queriendo hacerse notar, era una situación cuando menos, incómoda.

Aunque no era la persona más popular y jovial del salón, nunca había sido amante de las esquinas ni de los laterales. Siempre prefería los asientos del medio hacia adelante donde creía estar en control de todo lo que sucedía a su alrededor. A veces prefería ir al frente, lista para intentar sobresalir. 

No siempre era exitosa, había un cordel invisible que a veces la amarraba a su asiento, obligándole a ver pasar los hechos, las oportunidades, las personas y las ocasiones especiales.

Pero la invisibilidad de esta ocasión lo ameritaba todo, incluidos los gritos que se ahogaban por salir de ese lugar en el que parecía quedarse y hundirse lentamente mientras pataleaba.

Se detuvo. Pensó en tranquilizarse para probar si en silencio encontraba la clave para pedir ayuda.

No obstante, descubrió que el silencio era en realidad, su versión de llamado de auxilio, porque era el único lugar en el que las palabras no la alcanzarían.

Y entonces, decidió dejar de hablar.

julio 08, 2024

8 de julio

Hoy me gustaría hablar por los que, sin hablar, lo decimos todo. Nuestra vida no es siempre fácil, porque nunca nos podemos quedar callados.

La expresividad de nuestros ojos, de nuestros gestos y nuestros cuerpos nos hace candidatos perfectos para el teatro, el ballet (las demostraciones de arte en general), pero nunca para confidentes o diplomáticos. Somos tanques en avanzada que van a aplastarte con la verdad, aún guardando el más absoluto silencio.

Nuestras ideas resuenan y se hacen notar. Puede ser un guiño, una mirada fija, un tic involuntario o una sonrisa en sus diferentes estados posibles. Eso también nos hace vulnerables.

Pero qué sería de la vida sin un poco de riesgo, me dirá más de uno. 

A veces, aborrecemos el riesgo. A veces quisiéramos callarnos (estamos en nuestro derecho), pero cuanto más queremos silenciarnos, más claro se vuelve el texto a lo largo y ancho de nuestro rostro con letras gigantes y un altoparlante al mejor estilo de una tienda de segunda mano en liquidación.

En lo personal, he aprendido a vivir con mi vulnerabilidad. Incluso, a apreciarla como uno de los atributos más valiosos que tengo. Sigo hablando con mi rostro y repartiendo mis pensamientos vía bluetooth. Algún día me lo voy a agradecer.

julio 07, 2024

7 de julio

Hoy he meditado y hablado del tema de los universos alternativos y cómo te abren la posibilidad de pensar que en algún lugar, lo que querías que sucediera en determinado momento si pasó. Y tenés la oportunidad, en ese universo, de experimentar de alguna forma el resultado de otra decisión.

A veces no es fácil lidiar con el resultado de tus decisiones. A veces si quisiera cambiar algunas cosas.

Pero alguien me recordó que son esas decisiones las que te forjan en quien sos ahora y que influyen en la gente que está a tu alrededor.

Y entonces me pregunto qué sería de mí sin la suma de mis decisiones “equivocadas”, sin las consecuencias y los lamentos por haber elegido algo y desechado el resto. Sin los amigos que he obtenido a lo largo del camino y sin los momentos que he vivido y que me han permitido conocer el mundo a través de los ojos de otros.

Y creo que no sería la misma persona que está en este reto de escritura (impuesto a mi ego), donde pretendo vaciar mis pensamientos al final del día para que no se acumulen solo en mi cabeza y ocupen el espacio destinado a otras ideas.

Es probable que siempre cuestione si las cosas cambiarían al elegir diferente. Pero al final del día, siempre tenemos los sueños, la imaginación y en mi caso, este blog, para hacerlo de otra forma.

julio 06, 2024

6 de julio

Conocer lo agridulce de serte fiel a vos misma no te hace inmune a la sensación y a los sentimientos que vienen luego de atreverte a serlo.

Y aunque conocerlo no reduce el dolor, si te ayuda a reconocerte nuevamente como un ser humano que necesita canalizar esas emociones y expresarlas de alguna forma. Sobre todo cuando sentís con una intensidad que pocos comprenden. 

Es en esos momentos en los que trato (porque a veces no lo logro) de recordar que todos mis sentimientos por desubicados que parezcan, son válidos. Que son mías las facetas hermosas y las sombras de esos sentimientos y que, aunque fuera de mí las cosas sean de otra manera, esos sentimientos me pertenecen y van a quedarse conmigo aún y cuando todo lo que ahora me agobia, pase. O cambie.

Aunque lo que hoy sienta y me haya hecho escribir esto no vaya a moverse ni un ápice. 

Y también es en estos momentos en los que recuerdo que estoy viva. Que aunque a veces sea un zombie sin rumbo, hay oleadas que te revuelcan para recordarte que estar vivo también es doler.

julio 05, 2024

5 de julio

Mi mente suele empeñarse en temas sin sentido.

No es antojadizo. Al menos no conscientemente. Soy la principal abogada de las causas perdidas.

Dicen que es porque soy Aries. Yo creo que solo se debe a que soy una humana en busca de muchas respuestas a preguntas “trascendentales”.

Me confundo fácilmente. Soy medio ciega en lo que respecta a los propios sentimientos y 100% sorda ante los consejos que me dan para no arrojarme hacia el abismo. 

Tengo temporadas, como las frutas, en las que aparento madurez. Y otras en las que me dejo caer de las ramas más altas para ver si así despierto cuando sueño con los ojos abiertos.

No es que sea malo soñar. Es solo que luego no sé qué hacer con esos sueños ni dónde almacenarlos. Porque a veces solo se puede hacer eso: Soñar lo que luego no puede conservarse.

No es una indirecta, lo prometo. Es solo que tenía ganas de llorar y mejor me puse a escribir.

julio 04, 2024

4 de julio

Dejando de lado lo patriótico en otras tierras, este fue un día común. Sin novedades en el frente de mi última batalla (que doy por perdida desde hace días).

La jornada transcurrió sin mayores sobresaltos. Solo los que causa el torrente detenido de emociones que se acumula en mis mejillas.

Suavizo los días con la esperanza que, conforme pasen las horas, la (mi) situación cambie (aunque sé que no va a pasar).

Corrijo: Si existe una novedad. Está resumida en dos minutos y diez segundos de audio que traté de grabar sin interferencias de por medio (spoiler alert: Fallé).

La novedad no ha sido revelada. Creo que no será hoy y tampoco mañana, a pesar que hoy estuve a punto de hacerlo. La motivación: Saber que no será en el último día, cuando todo esté perdido.


julio 03, 2024

3 de julio

Armada hasta los dientes, Amalia pensó en prepararse para lo peor. Hacía mucho tiempo atrás en que no se encontraba en este escenario.

Pensaba que era una etapa superada que había quedado atrás luego de muchas preguntas y una gran cantidad de batallas. Pero se equivocaba.

Mientras esperaba la jugada final de su oponente, visualizó todas las posibles salidas a esta situación: Era vencer o morir, claudicar o dar guerra hasta el último momento “como gato panza arriba”, pensaba, citando a su padre (caído en batalla hacía unos años).

Dio un paso al frente. Fuera cual fuera el resultado, estaba dispuesta a asumirlo como todo en su vida y seguir avanzando a cualquier costo.

Entonces (solo entonces), se dio cuenta que había olvidado las lecciones de sus batallas anteriores, el olor, el sabor, las sensaciones de ellas. Igual y eran inservibles.

Esta era una batalla vital, nueva respecto al resto porque el enemigo estaba dentro de ella (en su mente y en su corazón), y porque sin darse cuenta dejó entrar al batallón que empezó a dar de baja todas sus defensas y armaduras. 

Vio los ojos de su enemigo en el espejo. Ardían.

Era un 3 de julio.

julio 02, 2024

2 de julio

No soy ni ejemplo, ni modelo a seguir.
Solo humana.

Con arcos y baches en mi historia (la versión completa y la censurada).
Real.

Con cientos de dudas, cuestionando lo que aprendí hasta hoy y lo que aprenderé mañana.
Imperfecta.

Con matices y algunos extremos que no son del todo extremos.
Con miedos y a veces más impulsos que ideas meditadas.
Con el agua al cuello y al borde del abismo.
Aprendiz de equilibrista. A veces un poco de terrorismo emocional.

A punto de desbordarse la presa.

Ya no se puede parar.