septiembre 30, 2024

Hablemos

Ya entrados en materia, hay que referirnos a los temas que están sobre la mesa, debajo de muchas otras cosas que les hemos lanzado encima para no verlos y no hablarlos y no recordar que están ahí, debajo de la cotidianidad.

Hablemos, por ejemplo, de lo difícil que resulta tomar algunas decisiones que aunque sabemos que son correctas, no dejan de ser una carga pesada que te va a perseguir, por lo menos, hasta que el peso de tu decisión cobre forma.

Ya en este escenario, hablemos también de los secretos que te visitan todas las noches, preguntando cuándo y cómo van a ser finalmente revelados a las personas involucradas en ellos. Es un 50% tensión y 50% emoción en este tira y encoge de elegir el momento oportuno para dejar salir aquellos secretos cuyo peso te está estancando.

Hablemos, finalmente, de lo liberador que resulta encontrarte en ese preciso momento en el que el tiempo y la vida te da la razón. Ese momento en el que sucede aquello por lo que solo vos apostabas. Hay pocas cosas más satisfactorias en estos días que las palabras “te lo dije”, porque se confirma una vez más, que la intuición pocas veces falla y en muchas ocasiones previene. Y que hay que escuchar a esa voz que siempre va a estar allí, aún y cuando todo parezca venirse abajo.

septiembre 29, 2024

29 de septiembre

Hay cosas que nunca van a tener una explicación, o al menos, no estamos destinados a encontrarla en este plano. Es una idea con la que me cuesta lidiar aún.

En domingos como hoy me gustaría tener muchas respuestas. Siento que me permitirían salir de muchos baches en los que permanezco sin saber bien cómo salir de ellos.

También creo que tener estas explicaciones me permitiría justificar algunas emociones que reprimo en silencio, pero que mis hormonas se encargan de sacar a la superficie en los momentos menos oportunos.

Hoy tuve uno de esos momentos de catarsis inesperada. Es difícil seguir conteniendo, o bien tratar de evacuarlo, sin saber qué es exactamente lo que te estás conteniendo. Solo sabe expresarse con llanto y un poco de tristeza. Y a veces, como hoy, el clima lluvioso te ayuda aún más a entrar en ese mood.

septiembre 28, 2024

28 de septiembre

Era una noche lluviosa y tranquila, pero Amalia no lograba dejar su mente en blanco. La rodeaban muchos pensamientos al igual que el resto de noches de aquella semana.

Muchos pensamientos eran, mas bien, preguntas para sí misma, cuyas respuestas implicaban aceptar verdades incómodas y recibir repreguntas aún más difíciles.

Afortunadamente, era buena para rodear y evitar momentos de este tipo, por lo que siguió la ruta acostumbrada para evitar preguntarse y responderse aquello que tanto ocupaba su mente.

Sin embargo, no se dio cuenta, hasta mucho después, de las filtraciones que comenzaban a producirse en su hogar. Fue entonces cuando cayó en cuenta de que no siempre se puede dejar de enfrentar algunas cosas porque aunque comiencen siendo solo un pequeño inconveniente, siempre pueden acabar como algo aún mayor. Algo que impacte. Algo que dañe.

Shit happens sometimes, recordó.

septiembre 27, 2024

Abrazos

Muchas cosas se pueden encerrar en un abrazo, pero quizá la principal sea demostrar el amor que las palabras no alcanzan a describir. 

Soy una persona que gusta de dar abrazos, pero sé que no puedo dárselos a cualquier persona. Tiene que haber un proceso de por medio para crear confianza y cariño suficientes para canjear por un abrazo.

Asimismo, debe ser un acto recíproco. Hay pocas cosas más incómodas que fundirte en un abrazo con alguien inmóvil que no te busque igual con sus brazos.

Finalmente, creo que los abrazos pueden y deben atesorarse. Nunca sabés cuándo es la última vez que vas a abrazar a alguien que querés mucho. Por eso tenés que hacer que cada uno sea el mejor abrazo que has dado, y si tenés la oportunidad, reivindicarte en el siguiente encuentro.

septiembre 26, 2024

26 de septiembre

Cuando olvido por qué pelear (en el buen sentido) recuerdo a la persona que me enseñó que en la vida hay que ser como un gato panza arriba, sin dejarte vencer de todo aquello que la vida te va a lanzar inevitablemente.

Recuerdo también su invitación a ser cada día mejor o, por lo menos, a tratar de serlo. Recuerdo sus ánimos y a veces sus regaños por no agradecer por las cosas que solemos dar por sentadas.

Recuerdo sus carcajadas sonoras y también su voz firme cuando así se necesitaba. Tuve la fortuna de ver y vivir sus altos y bajos y aprender, como dice el Cuarteto de Nos, que nada es gratis (ni fácil) en la vida. Sobre todo las cosas, los eventos, la vida y las personas que más valen.


A veces he tenido el miedo, la sensación repentina de que ya no recuerdo bien su rostro. Pero solo basta ver algunas de nuestras (pocas, lo confieso) fotos, para evocar momentos y recordarlo en sus mejores épocas. Esas que prefiero recordar antes que todo lo que pasaría fuese escalando en intensidad y emociones que aún duelen (siempre van a doler).

Desde hace casi tres años, mi papá ya no está conmigo. Sin embargo, soy capaz de percibirlo en todas partes y contarle lo que estoy haciendo y lo que sigo logrando. Y aunque quisiera celebrarlo con él en este plano físico, sé que desde alguna parte, lo hace. Sucede que ambos fuimos siempre muy místicos.

septiembre 25, 2024

Cuenta regresiva

Esta cuenta regresiva inicia el 1 de octubre de 2024 y tiene vigencia de un año. 

Muchas personas necesitamos la presión de nosotros mismos para avanzar, para lograr aquello que tanto nos proponemos pero que en silencio posponemos para cuando la ocasión sea menos complicada, la decisión más fácil o peor aún, que lo que queremos solo suceda por azar.

Creo que un año es un plazo razonable: te da tiempo de ordenar aquellas cosas que se verán afectadas de alguna manera por el cambio que estás buscando y creo que es un plazo en el que podés darte terapia para cuando querrás echarte atrás, recordando las razones que te llevaron hasta este momento en el que iniciás la cuenta regresiva.

Es también una especie de mecanismo de defensa ante mi estrés, siempre tan irracional y apareciendo en los peores momentos. Es detenerte en apariencia, porque seguís caminando, pero encontrás dentro de vos un espacio en el que juntar la energía necesaria para anteponerte a lo que se viene.

Es creer que, aunque te da pánico el cambio, siempre se sale y siempre podés hacerlo. Aún cuando parece que no.




septiembre 24, 2024

24 de septiembre

Muchas cosas pueden pasar en poco tiempo. Amalia lo sabía y por eso contaba cada segundo, tratando de registrar en su mente cada uno de los acontecimientos que la habían llevado hasta ese momento.

Se dio unos minutos para aclarar sus pensamientos. Recordó la técnica que había aprendido unos años atrás y tomó papel y lápiz, dispuesta a ordenar y enlistar todo aquello que la ofuscaba.

El sonido de las agujas del reloj la estresaba. Solía perder mucho tiempo ensimismada en sus reflexiones y sus ideas sobre diferentes temas, sin que ello significara tomar acción y aprovechar así cada uno de los segundos que seguían transcurriendo.

Sacó las baterías de aquel reloj en un intento fallido de detener el avance de aquellas agujas, pero en un acto reflejo, vio el reloj que llevaba en la muñeca de su mano. 

septiembre 23, 2024

Vos y yo

Vos, con tus pocas palabras y yo, siempre desbordada de ellas, pero formando un equipo que logra equilibrar la conversación y el mutuo entendimiento.

Yo, tan sensible y llorona casi todo el tiempo y vos, con una expresión tan tranquila que a veces dudo de si sentís, pero lo entiendo cuando te he visto sentir, porque se concentra toda la intensidad de las emociones en todo tu ser.

Vos, tan impredecible porque te gusta mucho el riesgo y yo, siempre aferrándome al mismo lugar porque le temo a eso, y sin embargo, la vida aquí no es monótona ni aburrida, ni libre de sorpresas y muchos riesgos que aunque no elija tomar, debo enfrentar.

Yo, tan complicada a veces para decir algo simple y vos, con las explicaciones más fáciles del mundo sobre casi cualquier tema. Temo que lo que aún no hemos sabido explicar, ni yo con mis complicaciones, ni vos con tu sencillez, es cómo funcionamos tan bien juntos, a pesar de nuestras historias y de cómo ellas nos formaron en quienes somos hoy.

septiembre 22, 2024

Amalia y septiembre

Amalia había olvidado, hasta hace unos días, lo especial que era septiembre en su historia. Los lugares, las fechas y el contexto eran completamente diferentes, y sin embargo, se encontró recordando los sucesos que marcaron su vida a muy temprana edad.

Este año era particularmente especial: tenía 34 años y aquellos acontecimientos habían ocurrido a sus 17.

Así, 17 años después creía haber bloqueado aquellos recuerdos porque no representaban felicidad precisamente. Creía también que el tiempo y su (generalmente) mala memoria, se harían cargo de olvidar todo lo que deseaba dejar en el olvido.

Sin embargo, este septiembre estaba ayudando a rememorar viejos dilemas de su vida y algunos temas que al parecer aún no estaban resueltos. Se explicó a sí misma que algunas cosas no cambian con los años. Aún y cuando sean equivalentes a la mitad de una vida.

septiembre 21, 2024

Olvido

Le temo al olvido y a sus efectos, sobre todo porque muchas veces, lo más fácil es olvidar.

Mi memoria ha ido cambiando a lo largo de los años. Recuerdo que en el corto plazo era mi mejor aliada para los exámenes y para retener cantidades de información significativa, pero al largo plazo, no resultaba la más idónea para almacenar eventos y aprendizajes.

Eso ha hecho, por supuesto, que existan lecciones que me toque repetir en la vida (aunque algunas de esas se las atribuyo a mi necedad por querer que las cosas resulten como yo las desearía).

Gracias a estos autodescubrimientos, también he detectado que mi memoria se estimula por otras vías: Aromas agradables, sonidos y timbres de voz particulares… que tienen la capacidad de activar emociones por la carga significativa que les atribuyo al agregarlos como recuerdos.

Y así, he aprendido a ponerle etiquetas y hacer asociaciones para tratar de no olvidar personas y cosas importantes. Ojalá no se me olvide que puedo hacerlo así para no olvidar.

PD: A propósito del 60 cumpleaños de Drexler:




septiembre 20, 2024

Decisiones

Me cuesta mucho tomar decisiones. Por eso me he vuelto promotora de los listados de pros y contras.

En caso de dudas, siempre es oportuno visualizarse en los potenciales escenarios, tratando de no sobrepensarlos (sí, dije “tratando”), y escuchando a esa voz interior que en muchos casos resulta ser más sabia de lo que uno cree.

Hay decisiones, eso sí, que requieren más análisis que un listado y otras cuya respuesta es meramente intuitiva. Últimamente me he encontrado con muchas de esas decisiones en las que debes confiar en nadie más que vos y lo que tu instinto te dicta.

Resulta que me ha salido bien (contra mis pronósticos). Suelo subestimar el poder de mi intuición para prevenir desastres potenciales y agradecerme por elegir confiar en mí.

En mis listados suelo incluir ítems de carácter físico, emocional y espiritual que pueden modificarse dependiendo de la decisión que tome. Por lo general, son los emocionales los que suelen estar en mayor riesgo.

Con el tiempo he descubierto que es mejor guardarme mis decisiones hasta que el efecto de las mismas se manifieste, porque de alguna forma eso previene que factores externos intervengan en ellas. Y es que a veces, las decisiones solo necesitan un poco de discreción para seguir su camino natural y cumplir con su parte para aquellos que tienen la valentía de tomarlas.

septiembre 19, 2024

Aislamiento

El aislamiento siempre ha sido una buena terapia y un espacio suficiente para pensar en aquello que no logra digerirse por la rutina.

El tiempo a solas, sin embargo, también deja víctimas en el camino: La mayoría de ellas estaban destinadas a no llegar a destino.

Se aparecen palabras que tienen sentido solo en el momento en que las pienso. Si no las escribo, se diluyen en mis múltiples pensamientos y luego es imposible ubicarlas con el significado puntual que tienen.

Hoy por ejemplo he pensado en la palabra “independencia” y en sus distintas nociones. Ciertamente hay un sesgo en mí porque #septiembre, pero más allá de eso, la he asociado con las ideas que a nivel personal he tenido durante los últimos meses.

Creo, por ejemplo, que debo independizarme en algunos aspectos puntuales de mi vida. Pero encuentro difícil hacerlo aún a mis 34 años, cuando la gente da por resueltas muchas cosas (pero no es así).

Concibo la independencia como la seguridad de saber que a pesar de todo lo que se venga, seré capaz de manejarlo o de lidiar con ello de alguna forma. Y es necesaria porque se avecinan varias de esas cosas para las que no me siento lista (aún).

septiembre 18, 2024

18 de septiembre

Cuando se sentía abrumada y con muchas ideas para procesar, Amalia se sentaba nuevamente en las escaleras con la esperanza de obtener respuestas más rápidamente.

Esa tarde, logró apreciar el dorado del cielo cuando el sol se ocultaba, mientras la vida parecía seguir el curso “normal” en la calle, como un miércoles más (solo con un poco más de tráfico que el habitual).

Unos minutos después, se dio cuenta de que una inusual tormenta se aproximaba. Pese a sus mayores esfuerzos, sus piernas decidieron no moverse hasta ya comenzada la lluvia, pues percibían la necesidad de aquella frescura para olvidar los temas que habían ocupado su mente por demasiado tiempo. 

Con las gotas de lluvia aún recorriendo su rostro, Amalia tomó una toalla y observándose en el espejo, se prometió darle una segunda oportunidad a los pensamientos intrusivos que le pedían un cambio radical, adaptado a sus metas y proyectos en el corto plazo. 

La sirena de una ambulancia, sin embargo, la hizo recordar que esas decisiones debían ejecutarse en ese momento, porque a pesar de sus reiterados intentos por tener el control todo el tiempo, lo único seguro era la incertidumbre sobre el futuro.

septiembre 17, 2024

Espacios

Ya hace tiempo que he evitado encogerme para adaptarme a cualquier espacio. He aprendido, a fuerza de experiencia, que es agotador y no vale la pena hacerte pequeña cuando tu presencia es más grande que ese espacio al que querés pertenecer a toda costa.

Hay una enorme diferencia respecto a aquellos lugares en los que disponés de espacio suficiente para estirarte, saltar y experimentar. Son lugares seguros para desarrollarte y aprender, para descubrirte en nuevas facetas que desconocías de vos misma. 

Estar en estos espacios seguros me ha llevado a buscar otros lugares aún más grandes para expandir mis posibilidades. Siempre ha sido satisfactorio de alguna manera saber que aunque lo creo finalizado, ese ciclo continúa de forma indefinida a lo largo del tiempo.

También hay personas que se convierten en estos espacios, aportando la perspectiva y la experiencia que han adquirido a lo largo de los años (mayores o menores que yo). Es casi mágico experimentar cómo estas personas te reciben sin prejuicios y te llenan cada día de aprendizajes, permitiéndote expandirte aún más y ocupar más y más espacio, haciendo necesaria nuevamente la mudanza.

Ahora mismo, estoy en ese momento de transición de un lugar a otro. He enlistado los requisitos mínimos para mi nueva estancia y he comenzado la búsqueda. Aún sin haberlo encontrado, sé que ese espacio llegará y estaré lista para iniciar, de nuevo, con las reformas que permitan hacerlo un espacio propio. 

septiembre 16, 2024

Fogata

Ambos estamos en el lugar donde debemos estar: Vos, al lado de la fogata, intentando avivar el fuego para que nos haga compañía durante la velada y yo, viéndote muy de cerca, porque hace frío, ya oscureció y la luz tenue del fuego me obliga a estar a centímetros apenas para verte bien.

El sonido de las brasas y de los insectos que nos rodean acompaña este momento. Difícilmente tendremos otra noche así, tan para nosotros, y es por eso que decido acercarme aún más para culminar lo que ha sido un día sumamente especial: El día en el que por fin nos hemos alejado de todo para compartir silencios cómodos y una bolsa de dormir.

El clima es idóneo para este momento. Además del frío, nos acompaña una noche libre de nubes para apreciar las estrellas y la luna, esa que vimos tantas noches desde diferentes ubicaciones mientras, sin saberlo, compartíamos pensamientos, mensajes y secretos.

Algo me hace levantarme por un momento. Pero no logro concretarlo porque tu mano me detiene, como otras tantas veces en los últimos días. Te explico que no voy a irme lejos, porque ya estuvimos distanciados el tiempo suficiente para saber que esta noche no quiero estar en ninguna otra parte del planeta.

Por fortuna, el fuego ha decidido colaborar para que me des toda tu atención y, por fin, ambas manos. No quiero adelantarme al resultado, pero sé que conforme pase el tiempo y la fogata arrecie su potencial, tus manos serán menos tuyas y pasarán a fusionarse con mi cintura.

septiembre 15, 2024

Ideas

Las ideas juguetean por mi mente y hacen rondas para ser protagonistas durante un día. Hay temporadas en las que se intercambian con ideas externas, haciéndose pasar por propias.

Se hacen acompañar de escenarios que varían en intensidad, duración y resultado final. Muchos de ellos no se concretan, porque aunque algunos pretendan que sí, la lógica y la linealidad no aplican cuando se trata de seres humanos tomando decisiones.

He cerrado el espacio para algunas de estas ideas con el fin de emboscarlas una a una y obligarlas a someterse a un método experimental. En varios casos, han terminado por rendirse a la realidad (una en la que no tienen cabida porque no pueden llegar a concretarse).

También estoy trabajando en darles un nombre a estas ideas y un sentido. Sé que no siempre es posible, pero así intento diferenciarlas, clasificarlas y llevarlas al lugar que les corresponde. Al fin y al cabo, siempre me he considerado sistemática.

Hoy una de esas ideas, de las inusuales, rondó por mi mente todo el día. Me resistí a escucharla, pero esta noche ha decidido salir a querer tomarlo todo y a reclamar su derecho por hacerse un espacio en mi vida. 

Por ahora, la idea va ganando.

septiembre 14, 2024

Amalia y un mensaje de texto

La noche del sábado transcurría como otras tantas, sin un evento extraordinario. Recostada en el sillón, Amalia recordaba todo lo ocurrido durante aquella semana tan convulsa que hoy parecía retornar a una inusual tranquilidad.

Los pensamientos catastróficos la habían invadido mucho últimamente, al igual que las palabras que hacía tiempo no quería escuchar. Por eso, a pesar de parecer lo contrario, sabía que algunas cosas habían cambiado de manera definitiva.

La brisa de la tormenta que se aproximaba interrumpió por un momento sus pensamientos. Salió a contemplar el cielo sentada desde el balcón, mientras abría la aplicación de mensajería para mandar el ultimátum que hacía días tenía en borradores. 

El teléfono, cómplice de su comodidad, no respondía tan rápidamente como ella quería. No obstante, sabía que había llegado ese momento en el que tendría que armarse de paciencia y de valor para tomar el lugar que le correspondía dentro de toda la confusión.

El sonido de bloqueo de la pantalla coincidió con la primera gota de lluvia que cayó sobre su piel. Decidió quedarse ahí mientras la lluvia se llevaba todo lo innecesario consigo, incluyendo aquel número de teléfono que había dejado de ser familiar para convertirse en parte de su lista negra.

septiembre 13, 2024

Gitana

Había tarareado la misma canción todo el día: mientras caminaba hacia el trabajo, cuando hacía fila para el almuerzo y mientras buscaba en internet sobre el tema del que debía escribir aquella tarde.

Al igual que en la canción, quería sentirse liviana y capaz de seguir avanzando sin detenerse, impregnándose de ese espíritu de aventura que le venía tan bien a su estado de ánimo.

Le dio por recordar la libertad que sentía cuando no estaba desanimada y recordaba tiempos mejores. Era una sensación satisfactoria ver hacia atrás y descubrir lo mucho que había logrado avanzar cuando había dejado de escuchar hacia afuera y se había dejado guiar por su intuición.

Sabía que el tiempo era valioso, sobre todo en aquella temporada de su vida. Que pronto habría que emprender la marcha luego de un periodo de parálisis casi total, porque solo en la marcha encontraría nuevas experiencias con resultados satisfactorios y descubriría las habilidades que desconocía tener.

Asimismo, porque estaba cansada de usar ese antifaz que, aunque hermoso y cómodo, limitaba su vista hacia nuevos horizontes. 



septiembre 12, 2024

12 de septiembre

Prefiero que los temas más sensibles se queden en borradores de este blog. Igual y es como en la vida: No le ofreces tu corazón a cualquiera ni tu vulnerabilidad a un extraño.

Todo lo que escribo, eso sí, es genuinamente mío. Me representa en las diferentes facetas con las que estoy conviviendo al mismo tiempo y sirven a su vez, como un proceso de depuración al que pocos, muy pocos, tienen acceso.

Y es que depende de con qué ojos me lean. Hay oraciones que requieren de un contexto mayor para entenderse en el sentido adecuado. Pero de nuevo: no escribo aspirando a que todos tengan ese contexto. Es difícil que así sea y aunque fuera más sencillo, creo que es interesante conocer hasta donde llega la imaginación de otras personas y sus interpretaciones elaboradas sobre temas que son sencillos.

Es por eso mismo que hay textos de los que tomo distancia y otros que dejo reposar, con la esperanza que lo escrito se modifique o deje de ser necesario o pueda ser mejorado. Lo que sí es cierto es que cada vez más, el círculo de personas que puedan entender todo esto se reduce con base en mis experiencias y en las respuestas y reacciones que ya no estoy dispuesta a tolerar. 

septiembre 11, 2024

Hundimiento

Pienso en no hacer nada y en realidad, lo estoy haciendo todo. Tratar de entenderme, de ensimismarme, porque siempre ha sido más fácil estar resguardada para evitar las molestias que acarrea el cambio y la incertidumbre.

Pero ya no puedo seguirme escondiendo. La incomodidad de esta situación me está empujando hacia la salida y no hay asidero para detenerme, ni un lugar en el cual resguardarme mientras todo pasa.

Sé que hay un punto en el que ya no voy a bajar más, en el que tocaré el suelo finalmente y podré estabilizarme. Sin embargo, siento que aunque sigo bajando, nunca llego al final de esta ruta que inició sin saber bien cómo ni cuándo.

Las voces en mi cabeza dicen que esto apenas está iniciando, que hay muchas más ideas que van a rondar, que van a amenazar con quedarse y hacer un ruido ensordecedor. Prefiero no escucharlas, ya es suficiente con todos los sonidos a mi alrededor, esos que me quitan la tranquilidad y me despiertan a mitad de la madrugada para escucharlos. 

Nunca aprendí a nadar y apenas puedo respirar bajo el agua. Y es necesario, porque me sigo hundiendo cada vez más.

septiembre 10, 2024

Amalia y el futuro

Amalia tiene una relación complicada con el futuro (como todos) porque es una de las cosas fuera de su control.

Aunque siempre trata de anticiparse a los escenarios potenciales, siempre hay una posibilidad que se escapa de sus elaborados planes y termina por imponerse como realidad. Es entonces cuando pasa por todas las fases del duelo, por la entonces muerte de su seguridad y el resurgir de su espíritu de supervivencia.

Lejos de poder olvidar los eventos pasados y sortear las dificultades del presente, en el futuro hay un campo abierto para que las cosas sucedan. Pero aunque es así, Amalia sabe que deben existir condiciones preexistentes y cuando es bien sabido que no las hay, se lamenta porque sabe de antemano en qué resultará ese futuro. Un futuro que no le gusta, que no quiere.

Y aún sin saber bien cómo tratar con él, arroja a ese vórtice inmenso todo lo que no quiere ahora: La tristeza, las tareas pendientes, los proyectos, algunas esperanzas y muchos planes que han quedado en el limbo por diferentes circunstancias. Sabe que llegará el momento en que deba sacarlos de ahí y afrontarlos, pero mientras llega, prefiere retenerlos con la incertidumbre de si genuinamente llegará a estar presente ese día en ese escenario futuro.

septiembre 09, 2024

9 de septiembre

Según mi interpretación de las cosas, estamos en lugares sumamente diferentes: yo, más cerca del suelo y vos, en un estado espiritual/emocional mucho más elevado de lo que alcanza mi rango de visión.

En este escenario, también nos interpretamos muy diferente: Vos, tendiendo más a la sensación de independencia que te da estar en lo más alto y yo, más inclinada hacia la búsqueda de aferrarme a algo que no permita que me hunda (porque sí, me estoy hundiendo).

Soy inexperta en eso de reconocerme como lo que realmente soy. Tengo problemas en advertir las sutilezas que me hacen un ser humano y muy poco tacto en lo que concierne al autocuido. A veces creo que me odio un poquito.

No me siento feliz de expresarlo así, pero es lo que hay: Mucha confusión, mucho ruido, muy pocos espacios para preservar lo importante y para ver la luz en los tiempos en que es más fácil, pero más doloroso, pensar mal de todo y de todos.



septiembre 08, 2024

Autodestruir

Es cierto: No lo he dicho todo.

No te he dicho lo duro que ha sido sobrellevar los cambios que se han producido desde hace unos meses. Lo difícil que es saber convivir con lo imposible.

No te he contado de todos los pensamientos intrusivos que me atacan durante el día y a la hora de acostarme, justo antes de enfrentarme a la página en blanco en la que vacío lo más relevante de ese día. Eso que, casi siempre, de alguna manera, te incluye a vos y a tu recuerdo.

Es irónico: Escribo para tratar de resignificarte (a veces me miento y digo que es para borrarte), pero escribir ha hecho que, lejos de dejar de quererte, valore más tu existencia.

Y es así que, como valoro tanto todo eso que representas, no quiero que esto explote. Prefiero apartarme, quedarme con todo lo que escribo bien guardado y seguirte hablando desde el silencio o desde las palabras complejas que elijo para no decirlo llanamente… para no autodestruirnos.



septiembre 07, 2024

7 de septiembre

La mano que se deslizaba por debajo de su bufanda era cálida, a pesar del clima frío de aquella mañana. Después de tantas noches de haberlo soñado, por fin llegaba aquel momento en el que su piel se encontraba con aquella mano sin previo aviso.

Las yemas de los dedos comenzaron a explorar y encontrar las grietas causadas por el clima. A pesar de ello, había una suavidad que provocaba mantenerse en aquella zona mientras llegaban a un lugar más cómodo en el que poder explorarse sin las miradas de la gente que pasaba a su lado.

Justo unas cuadras más adelante estaba el café en el que se conocieron. Pensaron en esconderse dentro de él y recorrer nuevamente sus rincones y esquinas ya conocidas, pero redescubriendo todo aquello que lo volvía un lugar tan especial.

La campanilla de la entrada les dio la bienvenida y, aunque había una fila incesante de personas esperando por sus pedidos, les pareció que el lugar era solo de ellos. Se acercaron para compartir la calefacción y la complicidad que se había construido a lo largo del tiempo, y encontraron nuevas formas de demostrarse lo mucho que se querían y se deseaban.

Una vez dentro, la bufanda y el abrigo se volvieron innecesarios, y fue entonces cuando aquella mano bajó hacia su pecho, dejándole sin escapatoria. Algo fuera de ella se había apoderado de la situación por completo.



septiembre 06, 2024

Decepciones

El ciclo de la decepción es uno cuya frecuencia varía, dependiendo de la persona que esté por decepcionarme. Ciertamente no es lo mismo que sea la primera vez que incurre en ello o forme parte de repeticiones acumuladas en un corto lapso de tiempo.

Muchas veces pasa que la gente no se da cuenta de cuánto logran decepcionarme. Y es que me ciño a la posibilidad que existe en infinitos universos de que suceda aquello que deseo. Pero uno tras otro han comenzado a cerrarse esos universos, descartando posibilidades y aumentando mis decepciones.

Lo que no puedo negar es el desgaste que tengo en este ciclo: mientras mi cariño se diluye y se reduce, mi fe también se va en picada, mis buenas intenciones se quedan en solo intenciones, mientras que mi corazón tiene más espacio disponible luego de sacar a aquellos que no quisieron pagar el alquiler para habitar en él.

septiembre 05, 2024

Titilante

Las miles de luces sobre su cabeza le daban esperanza. Entrecerrando los ojos, descubrió una nueva manera de apreciarlas, extendidas, no tan definidas como siempre pero siempre brillantes, titilantes… únicas a pesar de ser tan parecidas.

La invadió una sensación que ya había experimentado antes. Una sensación cálida, suave, como aquella voz que escuchaba en sus recuerdos para cuando necesitaba calmarse.

Quedaba poco tiempo para verlas y por eso quería inmortalizar su recuerdo. Trató de concentrar la mirada para no perderlas de vista y por un momento todas aquellas luces hicieron un pacto para volverse un solo resplandor.

septiembre 04, 2024

04 de septiembre

Un paso más y estaremos perdidos, le dijo Amalia a JC, mientras detenía el paso definitivo. Él no dudó en seguir caminando y ella lo siguió con más temores e incertidumbre que cualquier otra cosa.

El día estaba soleado, hacía buen clima para la caminata que habían decidido hacer. Sin embargo, ese no era un día cualquiera para ambos: Él tomaría una decisión y ella presentía que sería dolorosa. Necesaria, pero dolorosa.

Las señales habían estado ahí todo el tiempo: Su indiferencia selectiva, su filtro alterado de la realidad cuando estaban juntos, sus cambios repentinos de carácter cada vez más frecuentes…

Sin embargo, siempre era más fácil ignorar estas cosas y concentrarse en lo que querían ver: los rostros que se buscaban todo el tiempo, las pláticas y sonrisas cómplices, las miradas profundas y los suspiros intercambiados.

Llegado el momento, Amalia había mencionado lo del paso definitivo y JC había seguido su camino. Estaba claro quién de los dos estaba listo para dar el adiós.

septiembre 03, 2024

La deriva

Hace falta poco, solo un pequeño empujón para arrojarse al vacío (literal o existencial) de mis pensamientos.

A veces el magnetismo que me genera el riesgo innecesario es abusivo. Es difícil ignorar el llamado de mi naturaleza, a veces ingenua, a veces maliciosa.

Veo hacia abajo, tratando de encontrar el fondo sin tener éxito. Pero luego veo hacia arriba y me doy cuenta que se trata de una ilusión óptica: estoy en el fondo, sin saber muy bien cómo salir de ahí.

Tiendo a querer ser poética y sensible, quizá un poco delicada para decir todo lo que quiero y necesito. Cuando lo que deseo es algo diferente, algo más sencillo, menos rebuscado y más real. Más como esa mano que me sujeta desde hace semanas a pesar de haberse ido lejos. 



septiembre 02, 2024

02 de septiembre

Amalia reposaba con los pies colgando de aquel sillón en el que alcanzó a recostarse después de un día demasiado largo. Los calambres la invadían desde el cuello hasta las piernas, haciendo que cada movimiento tuviese que ser meditado, so pena de incrementar el dolor físico.

Había pensado y caminado mucho ese día. Tuvo sentimientos encontrados sobre el rumbo de su vida, las cosas que deseaba hacer y las que nunca más quería volver a enfrentar, pese a los aprendizajes que le habían dejado. 

Mientras caminaba hacia la ducha, su corazón comenzó a latir con más fuerza. Había algo en lo que había puesto particular atención durante su jornada: algo como un amuleto en los momentos de tristeza, estrés y desesperación tan recurrentes como espontáneos… Y entonces, abrió la ducha para dejar que todo aquello se fuese junto al agua fría que le permitiría dormir mejor.

PD: A petición de mi único lector, que me pidió salvar mi racha de escritura. Te quiero 🫰🏼

septiembre 01, 2024

1 de septiembre

A veces me niego a entenderme (lo cual puede sonar irónico, pero no lo es tanto).

Y es que entenderme implica sincerarme conmigo misma (y a veces eso implica enfrentarme a mis mayores temores, esos que guardo bajo la almohada).

Guardo muchos, quizá demasiados temores. La gran mayoría quizá nunca vayan a manifestarse (pero siguen ahí para recordarme todo lo que podría salir mal).

Todos los escenarios catastróficos que se alojan en mi cabeza son dignos de una recopilación psiquiátrica (muchos se han formado en los últimos años de mi vida a raíz de lo que algunos llaman “crecer”).

Y sin embargo, mientras más crezco, más me percato de que a veces la capacidad de entenderme es inversamente proporcional a la sinceridad conmigo misma. Que probablemente optaré por seguirme mintiendo con la esperanza de un día, entenderme mejor.