agosto 31, 2024

Cansada

Amalia miró el reloj de pared que marcaba las 8:45 de la noche. Faltaban pocos minutos para la hora límite que le había dado.

Pensó en que habría sido mejor darle más tiempo, pero luego recordó que estaba demasiado atrasado para el ritmo y el nivel al que ella llevaba las cosas.

Estaba atrapado en una especie de distracción de largo plazo. A él le impedía reaccionar (y aún peor, anticiparse) mientras que a ella le hacía sentir que todas las palabras, las oraciones, los poemas y sus mensajes en código habían sido en vano.

Ya estaba cansada de esperar otra respuesta. 

Todos los escenarios posibles pasaron por su mente. Por ejemplo, el de una declaración inesperada de su parte o unas palabras que lo cambiasen todo. Pero sonrió para sí misma, como diciéndose en secreto que aún cuando lo manifestara, aquello no iba a suceder.

Los minutos parecían pasar más lentamente, mucho más que el tiempo transcurrido en su dilema. No siempre el cariño unilateral sería suficiente y lo sabía. Por eso habían llegado a este punto.

agosto 30, 2024

Lugares

Donde últimamente vas a encontrarme (y espero que me encontrés):

-Ahí donde claudican las esperanzas de un cambio radical
-En el espacio que queda frente a vos cuando tenés los ojos entreabiertos y estás por caer dormido
-En la sensación de satisfacción después de comer tu platillo favorito
-En la brisa fresca que alivia un día caluroso y en el calorcito durante las noches de frío
-En tus canciones favoritas o en todas las canciones (me camuflajeo bien)
-En medio de tu jardín, tomando el sol mientras tarareo alguna melodía o leo un buen libro
-En la oscuridad, moviéndome de un lado a otro porque siempre he sido inquieta
-En el silencio (que es donde mejor me encuentro)
-En un recuerdo conmigo que te haga volver a reírte como la primera vez 
-En algún mundo o dimensión paralela, donde yo no sea del todo yo, pero aún así me sigas queriendo igual.



agosto 29, 2024

(Bad) spanglish

This feeling is blurry sometimes
Like my view in the abscense of glasses
A veces me los quito por costumbre y otras porque no quiero ver lo que está frente a mí (porque no es lo que esperaba)

Sometimes it’s warm and cozy
I understimate its power over me
La mayoría de ocasiones creo que ha muerto y resucitado solo para volverse algo más fuerte, más duradero, más genuino.

And it’s a shame that I can’t show you
All the things that I wanna do with you
Incluye muchas categorías. Dejémoslo en “misceláneas”.

I’m beggin for you to understand what it feels
To see al the ocean and can’t swim 
To think about possibilities, having none
To tell me lies everyday in order to keep this alive. In a closed casket, but alive.
Dicho de muchas formas pero cayendo en lo mismo de nuevo: _ _  _ _ _ _ _ _

agosto 28, 2024

Punto intermedio

He buscado, sin mucho éxito, un punto intermedio
Nunca he sido partidaria de las medias tintas, pero no quiero precipitarme en mi decisión.

Pasa que, ya una vez, cometí el error de adelantarme a los hechos con un resultado previsible: Aún hoy me persiguen los fantasmas de aquel momento. A veces no me dejan dormir bien.

Sea cual sea, la decisión será difícil y lo sé. Creo que nunca estamos preparados para un enfrentamiento de posturas dentro de nosotros mismos y esta vez no es la excepción.

Quiero decirte muchas cosas y hacer otras tantas que no requerirían esfuerzos. Pero estoy luchando contra una cadena invisible que reprime los intentos de mi espíritu para que no existan daños colaterales. Después de todo, somos humanos y esto de hacerse daño es un riesgo recurrente.

Se me ha quitado el apetito y ha incrementado mi cansancio. Me cuesta conciliar el sueño, pues pienso en que debo tomar pronto una decisión. Pero no quiero dejarme ir sin pensarlo dos veces. Sé que dicen que así se vive más, pero de hacerlo, una parte de mí querría existir menos y experimentar más a la vez.

agosto 27, 2024

27/08

Quizá nunca llegues a entenderlo y está bien. Al fin y al cabo, las emociones no nacieron más que para ser vividas por la persona que las descubre dentro de sí.

Podría tratar de explicarte el efecto que provocan tus novedades en cualquiera de sus manifestaciones y cómo es de fácil que un mensaje tuyo me cambie el día.

Quisiera que entendieras que aunque las palabras sean muchas o pocas, para mí siempre serán suficientes. No, no estoy halagando algún mínimo esfuerzo, porque sé que la cantidad no define siempre la calidad.

Le he dado muchas vueltas al asunto 
Le he dado muchos nombres a lo que me pasa 
Te he dado más excusas de las que quisiera
Y me he detenido más veces de las que tenés idea

Quizá nunca llegues a entenderlo y está bien. Al fin y al cabo, las emociones que siento viven mientras las sienta. Y hoy más que nunca, arden con una intensidad tal, que han sobrevivido a los múltiples intentos de extinguirlo todo.

agosto 26, 2024

Lunares

Hizo una inspección visual iniciando en el rostro y descubrió el primer lunar cerca de su mirada, finalizando una de esas cejas que se fruncían cuando se enojaba.

Quiso constatar que no se trataba de una pista falsa y fue así como, poco a poco, bajó con su dedo pasando por el pómulo y la comisura de sus labios hasta el cuello. Uno, dos, tres lunares más se sumaron al conteo regresivo que amenazaba con llegar a cero en el momento menos esperado.

Luego de la respectiva autorización, pasó la mirada por el escote y detectó un quinto elemento en la parte alta de su pecho. Destacaba entre el resto de su piel clara, que para entonces mostraba los primeros signos de claro nerviosismo.

Para evadir lo que sabía que seguiría por esa ruta, decidió pedirle las manos y, aprovechando la ausencia de mangas, encontró el territorio preferido de los melanocitos para hacerse de un hogar que resistía los embates del tiempo y el espacio. 

Los recorría de arriba a abajo, iniciando desde los hombros y las marcas de vacunas, pasando por los codos, hasta llegar a las muñecas y las manos que respondían en positivo a la dinámica que se iba creando en vivo. Se trataba casi de un camino que, al igual que en aquellas pláticas y sueños compartidos, apuntaba siempre hacia el sur.

agosto 25, 2024

Parteaguas

Habían sido demasiados los parteaguas que había experimentado en una mínima cantidad de tiempo. Muchas decisiones se habían tomado y otras, esperaban su próxima sentencia.

Sentada frente a la computadora, decidió dar el primer paso hacia la última de aquellas decisiones. Tecleaba a una velocidad tranquila, tratando de encontrar las palabras que buscaba pero que la evadían, como guardándose para una ocasión especial.

La pantalla y aquel texto comenzó a tomar una forma diferente de la concebida originalmente, pues tenía muchos más matices y oraciones subordinadas de lo esperado. La idea había rodeado su mente en muchas ocasiones y esta vez no era la excepción.

Sonrió cuando finalizó aquel primer texto que sería parte de su próximo proyecto. Se preguntó si debería dejarlo reposar, como solía hacer con los múltiples borradores que aguardaban en la bandeja de correo, pero decidió remitirlo de una vez. Al fin y al cabo, su contenido y la resolución del caso iba a ser la misma sin importar las ganas que tuviera de que todo fuese diferente.

agosto 24, 2024

Corrientes

A veces (casi siempre) era difícil aceptar la dirección que llevaba la corriente. No obstante, Amalia trataba de seguir el curso, pues se había cansado de intentar intervenir con piedras y palos, armando improvisadas presas que no hacían más que acumular e incrementar la fuerza de aquella corriente.

La lluvia de esa noche, en especial, había hecho estragos en su casa. Observaba uno tras otro pequeños charcos que se extendían en el pasillo principal por culpa de las goteras no tratadas antes de iniciarse el invierno.

Trató en vano de encontrar una estrategia que redujera el trabajo de reordenarlo todo. Como siempre, requería de un esfuerzo extra para el que quizá nunca estaría lista, pero que luego de finalizado el trabajo, agradecería sobremanera sin poder explicar cómo y cuándo apareció.

Suspiró resignada a pasar varias horas limpiando el presunto desastre y programó música para acompañar la jornada. Un pequeño riachuelo atravesaba la sala y el comedor, pasando por el baño y el dormitorio, como para recordarle que, a pesar de sus intentos por detenerlo, la corriente y la vida seguía fluyendo, por lo quizá sería una mejor opción hacerse a esa idea y crear una ruta segura (o al menos medianamente estable) para que el agua circulara de manera permanente.

agosto 23, 2024

Indicadores

Mi maestría me enseñó, entre otras cosas, la importancia de contar con indicadores de seguimiento. Bajo ese supuesto (porque #economía), he tenido a bien establecer los siguientes:

-Tasa de sentimiento positivo hacia mi recuerdo: Se obtiene de dividir cada recuerdo feliz en el que yo esté presente entre el número de veces que me recordés.

-Tasa de oxímoron: Porque sí, sé que puedo llevar del cielo al suelo en un segundo (y viceversa). Pero así es la vida: Contradictoria y a dos caras.

-Número de encuentros ex post: No es más que la suma de las veces que, luego de conocernos, reviva ese hecho de salir por un café, al cine, de paseo o simplemente, de seguir charlando.

-Índice de llamados al aire: ¿Te has encontrado platicando y sin querer decís o pensás en el nombre de una persona? Pues eso. El número y periodo base seguirá siendo secreto estadístico.

-Engagement: Porque no puedo dejar de lado la comunicación y porque es quizá mi indicador más importante porque te hace un poco más mío y menos del resto.

agosto 22, 2024

Oráculo

El reloj marca las 8:10 p.m. Se hace tarde para cumplirse el oráculo que se me presentó en los sueños, pero tendré esperanza hasta el último minuto del día.

Hace calor y el ventilador no da abasto. Se escuchan los carros pasar uno tras otro, pero sigo a la espera del sonido particular que hace aquel vehículo en el que viene el oráculo que se me presentó en los sueños anoche.

Mis perros respiran agitadamente y me miran fijamente, esperando por si mi siguiente movimiento pretende tomarlos desprevenidos. Pero el factor sorpresa no es lo mío, ni lo de aquel oráculo, cuyo vehículo hace un sonido peculiar que lo distingue de entre el resto.

Decido entonces sacar una cerveza para que el tiempo de espera sea, en apariencia, más corto. Tomo una lata y el sonido al destaparla se sincroniza con el que de aquel vehículo que he estado esperando. La piel se me pone de gallina. Una parte de mí pensaba que no llegaría.

Los perros ladran
La luz se enciende
La puerta se abre
Las dudas se disipan
El oráculo se ha cumplido en tiempo y forma
Me pregunta si lo estaba esperando. Decido negar con la cabeza, porque mi voz decidió tomarse el día.

agosto 21, 2024

Perspectiva

Lo miro y me parece diferente cada vez. No solo cambia la perspectiva y los lentes con los que lo veo: cambian sus formas, sus curvas y sus componentes. Es como si mutara cada día, cada hora, cada minuto, cada vez más mío.

Lo deduzco mío por eliminación del resto de posibles opciones: Soy la única capaz de verle como lo veo, la que ha puesto dedicación y empeño a su cuidado, luego de haber sido expuesto en muchas ocasiones. También he batallado contra su incredulidad al verse al espejo y percibirse hermoso en todas sus dimensiones.

Hoy cuando lo vi en mis sueños caminaba desorientado. Trataba infructuosamente de encontrar algo que se le había perdido, sin saber a ciencia cierta qué era y adonde lo había visto por última vez. Se veía ingenuo y un poco bélico, pero al mismo tiempo, seguía un ritmo pausado y libre. Libre como solo él sabe serlo.

Siempre digo que lo quiero conmigo y no, no es una mentira. Pienso en que debemos estar unidos de alguna forma, pues aunque a veces no sea consciente de ello, se me hace tan familiar porque siempre ha estado aquí.

Si regreso sobre mis pasos, es posible que lo encuentre sentado, meditando sobre el camino, queriendo prestar atención a su entorno y asustado por seguir andando. Quiero darle la mano para levantarlo del suelo y decirle que de alguna forma, vamos a salir de esta. Siempre salimos.

agosto 20, 2024

Alianzas

Amalia no acostumbraba a dar la mano para cerrar un trato, pero pensó que esta ocasión lo ameritaba. Aquel gesto y la mirada de su contraparte le transmitieron diferentes versiones de lo que pasaría después. O de lo que debería ser un abrazo en lugar de un simple apretón de manos.

Muchas jornadas después de iniciado su diálogo, habían llegado a un acuerdo, a construir una alianza mutuamente beneficiosa e igualmente satisfactoria. No había sido sencillo, pues debieron reformular los términos de ese acuerdo en muchas ocasiones, por aquello del margen de error, del costo de oportunidad y de los rendimientos (de)crecientes.

Llegado su turno, decidió releer el documento, aunque sabía que ya no era momento de pedir más ajustes. Dudó por un momento antes de trazar su firma, pues sabía que ya no habría marcha atrás. Su palabra estaba comprometida.

Antes de levantarse de la mesa, Amalia no pudo evitar pensar en que, a pesar de los plazos y las prórrogas y las cláusulas establecidas en aquella alianza, el único momento que tenían era ese, por lo que decidió acercarse y violentar así la primera sección del documento. La tinta aún no acababa de secarse.

agosto 19, 2024

Remolinos

Pienso en que necesito que todo deje de girar. Es difícil tratar de no perder el equilibrio mientras el movimiento permanece constante y hace demasiado sol.

Aquí estoy. No tengo experiencia, pero estoy lentamente cavando un agujero. Hasta ahora, su profundidad es el equivalente a la distancia entre las plantas de mis pies y mis rodillas, pero temo que se convierta en un espacio lo suficientemente grande como para meterme en él y esconderme de todo y de todos.

La tierra cae desordenadamente a los lados mientras trato de buscar el lugar donde almacenarla. Estoy llorando y no me había percatado hasta que las lágrimas nublan mi visión y me hacen respirar de forma acelerada y sin control.

Pienso en muchas cosas que quiero enterrar en ese espacio y en muchas otras que quiero hacer al terminar este trabajo. Veo al cielo y me percato que debo apresurar el paso, pues a lo lejos se percibe la amenaza de una tormenta que va a reducir el calor, pero va a terminar con mi trabajo inconcluso (y no de la manera que espero).

No sé decir genuinamente qué sucede. Pareciera que ya no hay remedio y estoy destinada a seguir cavando, pues la profundidad no incrementa, ni todo deja de girar, ni estoy ganando experiencia, ni dejo de llorar y respirar aceleradamente mientras llueve con sol. Y quiero gritar, pero no me sale más que un lamento suave, uno que no es suficiente para que alguien me saque de aquí.

agosto 18, 2024

Distancia

Esta es la sensación a la que le huía desde el inicio. Esta noción de soledad que no es posible vivir desde un punto de vista razonable.

He notado que poco a poco, esta conversación se va convirtiendo en un monólogo desagradable. Que la distancia ha incrementado y que vos das cuatro pasos hacia atrás cuando yo apenas logro dar uno hacia adelante.

Sí, mis pies y mi consciencia pesan hoy más que nunca. Estoy aprendiendo a aceptar que el muro entre nosotros te hace cada vez menos visible. Que aunque te llame, quizá ya no querrás escuchar tu nombre con mi voz.

Que aunque quiera que todo se mantenga igual, no es posible. Siempre supe que sufrís metamorfosis diarias (igual que yo) y que inevitablemente ibas a florecer lejos de aquí. 

Lejos de ser un sueño, es mi inconsciente diciéndome las cosas que no quería escuchar. Y bueno, es juntar el fuego con la gasolina: Las malas nuevas con mis ganas de llorar.

agosto 17, 2024

Amalia y un sueño

Te vi de pie bajo la lluvia y pensé en aproximarme. La neblina dificultaba la vista y mis lentes tampoco ayudaban, pero de alguna manera con solo ver tu silueta, supe que eras vos.

Ninguno llevaba paraguas. Las gotas caían de manera perfecta sobre el charco que te rodeaba y lo volvían casi una escena idílica, de no ser porque aquel año aún no había vivido mi gripe anual (la que me deja sin ánimos de nada y me aleja de todo).

Cuando llegué, levantaste la cabeza, me saludaste y me invitaste a pasar la lluvia juntos. No sabías que, mucho antes de tu invitación, yo ya tenía armada toda la historia y las palabras que quería decirte, en el tono en el que quería hacerlo.

Ahí, bajo la lluvia que aumentaba cada vez más su intensidad, sonreíste como solo vos sabes hacerlo en las circunstancias menos favorables. Te devolví la sonrisa no solo con mi boca. Mis ojos, mis pómulos y mi nariz se unieron a la fiesta de expresiones felices que me causa tu sola presencia.

Tenía frío y pensaste en abrazarme, a falta de otro mecanismo menos invasivo. Pero cuando me disponía a fundirme en tu pecho, me desperté desorientada, pensando que quizá ya era tarde. Pero era sábado y, por primera vez en mucho tiempo, pude quedarme acostada lo suficiente para recordar este sueño y contártelo como siempre me gusta hacerlo.

agosto 16, 2024

Desnuda

Amalia tomó sus mejillas entre sus manos para sentir el calor que emanaba en aquel momento, causado en buena parte por el alcohol, pero sobre todo, por el torrente de emociones que habían anidado en su rostro en las últimas semanas.
Temblaba. No solo sus muñecas vibraban a un ritmo armonioso, también podía sentir como en su pecho había un debate entre la razón y el corazón para decidir el momentum entre cada inhalación y exhalación, aunque por supuesto, los tiempos no eran constantes.

Examinó su rostro. Notó un brillo en los ojos del que no se había percatado antes cada vez que miraba con amor, unas pestañas que lejos de ser perfectas, eran las justas y necesarias para proteger esos ojos de la entrada de agentes externos y al mismo tiempo, de hacer cosquillas en las yemas de los dedos. Pasó los dedos por los labios y se percató de su suavidad, de algunas de sus grietas, pero también de su extraña belleza cuando sonreían y se mostraban en todo su esplendor.

Pensó en que parecía una especie de reconocimiento cuando puso sus manos en la cintura y notó las curvas, los altos y los bajos que hacían de ella, un camino más interesante por no saber lo que le esperaba más adelante. Complementaba aquel cuerpo con unas piernas que habían pasado por muchos estados y muchos sitios lejanos, pero quizá nunca por aquella senda que se había abierto repentinamente.

Volvió a los ojos y sonrió. Era extraño como un cambio de combinaciones le había llevado a una dimensión diferente y desconocida de la que nunca más quería desprenderse, pues siempre que ella lo quisiera así, estaría con ella. Lo demás sobraba (le gustaba, pero no era indispensable), por lo que le sonrió al espejo y se dispuso a regresar de nuevo a su habitación.



agosto 15, 2024

Caminos

Este camino puede recorrerse de dos maneras: A moco tendido y lamentos cotidianos, o con la convicción de que cueste lo que cueste, este es el camino. El único camino.

Ya ubicado en el punto de partida, hay que elegir la velocidad, el medio, las ideas y las provisiones para marcharse. He pensado en una velocidad prudente, a pie, llevando el peso de mis decisiones ya tomadas y aquellas que se van a resguardar en el lugar al que llegaré. Ideas no llevo, irán surgiendo conforme avance.

Veo en el horizonte la presunta meta. No sé si he comenzado a alucinar, pero trato de no verla para no permitir que, el ver tan lejos, me haga perder el foco de la flora y la fauna que está justo a mi lado en ese momento. 

La consigna inicial era no detenerse, pero ya puesta en marcha he cambiado de opinión. Quiero ver los árboles y sentarme bajo su sombra. Quiero acostarme sobre la grama y sentir la humedad inmiscuirse en mi ropa hasta que caiga la noche y deba acampar. Quiero sentir el aroma de cada flor que se me atraviese y asociarla con un nuevo recuerdo. Y escribir, siempre escribir, una especie de diario de viajes en el que relate cada día lo nuevo, lo peculiar, lo ordinario y lo extraordinario de mi viaje. 

También me he prometido no dar vuelta atrás, pero cinco pasos más adelante he regresado por temor a olvidar algo. Y me pregunto si desde el principio no debí dar el primer paso.

agosto 14, 2024

Cartas

Amalia abrió el archivero y comenzó a sacar una tras otra las cartas en orden cronológico que había querido remitir sin éxito, pues se arrepentía en el último momento de escribirlas, pero no era capaz de destruirlas.

Si hacía un recuento desde la primera de ellas podía notar cómo el ambiente había cambiado y las fricciones ya eran evidentes. Había diferencias entre la persona que había escrito los primeros textos y la que estaba leyéndolas luego de un par de meses.

En medio de todos aquellos papeles, encontró también algunos post it que evidenciaban el cambio en la persona que jamás leería aquellas cartas. Pensó en que, lejos de estar dispuesto a revisarlas, se distanciaba de ella un paso a la vez, pero a velocidad constante y decidida.

No pudo evitar sentirse triste. Por un momento se reprochó por perder demasiado tiempo en sus pensamientos y llevarlos al papel, pero luego reflexionó sobre lo curativo de sacar aquellas palabras de su pecho y transmitirlas a la nada en el más absoluto silencio.

Una vez terminó de leer aquella recopilación de emociones, tomó un candado sin llave y resguardó toda la evidencia de una vez. Sabía que era un método a prueba de su curiosidad repentina, pero no así de la habilidad de un cerrajero, en caso de que aquellas cartas pudieran ver la luz algún día.

agosto 13, 2024

Agotamiento

Ideas que se presentan antes de cada parpadeo 
Palabras que se acomodan en la pila de los pendientes
Acciones previstas, pero no ejecutadas de forma exitosa.

Imprevistos que se presentan en el peor momento
(Sí, en ese en el que no quiero hacer nada)
Y se agolpan y me agotan de solo pensarlos
Mientras siguen formando un muro cada vez más alto.

Me tomo la cabeza, como buscando todas las respuestas al unísono 
Llegan opciones entrecortadas a mi mente, retazos de soluciones para diez de esas necesidades 
Pero ninguna logra resolver por sí misma, al menos una de ellas.

Algunos le llaman bola de nieve, por su acumulación gradual
Otros, se refieren a esto como un burnout
Yo me he cansado de buscarle un nombre adecuado, porque hacerlo sumaría una tarea adicional a ese muro
Que ya supera por mucho mi estatura y mi voluntad de ir, ladrillo por ladrillo, desarmando su inmensidad.

agosto 12, 2024

Expresión

A veces resulta sencillo y otras, no tanto. 

Es como verte al espejo y encontrar un nuevo lunar, una nueva marca que va a estar con vos desde ese momento en adelante. Podés tratar de no verla, pero siempre va a estar ahí.

Es como estar a la orilla del mar, sabiendo que viene una ola inminente a mojarte los pies, pero decidís no quitarte los zapatos. Y cuando se mojan, te enojás, aunque sabías que eso iba a pasar inevitablemente.

Es tener todo un escenario preparado y en el momento clave, que todo se venga abajo y te toque improvisar sobre la marcha. No es lo que querés, pero es lo que te queda para seguir y presentarle al mundo eso que tenés guardado dentro.

Es tropezar justo antes de la línea de llegada, habiendo intentado disfrutar del trayecto (como suelen recomendar los expertos en la vida). Te queda lo recorrido, pero no podés evitar frustrarte porque una vez más te quedaste en el “casi”, a pesar de dar todo de vos.

Pero al final, y habiendo hecho el recuento de los daños, es siempre una lección que te prepara para que, la próxima vez que se presente la oportunidad, no evités verla, no te enojés y aceptés lo que llegue, pero sobre todo, que no te guardés nunca lo que está destinado a ser escuchado/leído por otra persona. Nunca sabés si eso va a cambiarle el día (o la vida).

agosto 11, 2024

Descansos

Tirada en el suelo de cara al sol, Amalia pensó en lo extraños que habían resultado los últimos días. Sabía desde hacía mucho de la necesidad de hacer una pausa, pero estando en medio de ella, sintió un vacío extraño y una necesidad enorme de retomar su rutina de siempre.

No se le daban muy bien los descansos, si bien sabía que eran indispensables para su salud. Le gustaba sentir el contacto con la naturaleza sin importar el clima, el lugar y la comodidad, pero esta vez, sin saber por qué, no lograba conectar con esa sensación.

Trató de olvidar sus pensamientos mientras veía pasar las nubes por un largo rato, si bien sintió que el movimiento de las mismas entre uno y otro árbol era demasiado lento y debería acelerarse como en una especie de time lapse de la vida real. No había tiempo que perder para tratar de encajar todo lo que quería no hacer aquella mañana.

A pesar de sus esfuerzos (quizá ahí radicaba el primero de sus problemas), no pudo dejar de notar la ansiedad por volver a retomar sus pendientes y todas aquellas ideas no resueltas que le invadían. Cayó, una vez más, en la somnolencia a la que estaba acostumbrada, sin poder distinguir a partes iguales la realidad de sus sueños, hasta que la intrusión de un insecto en su brazo derecho cortó su línea de pensamientos.

agosto 10, 2024

Amalia y una copa

El vino estaba servido y Amalia tomó la primera copa con entusiasmo. Necesitaba dejar de pensar por un momento en lo que había ocurrido aquel día.

Observó la copa con peculiar atención. A través del reflejo distorsionado del rosé, vio como sus dedos se deslizaban buscando el lugar “correcto” para posarse. 

Reconoció aquella sensación extraña que hacía unas semanas la embargaba desde la garganta hasta el estómago por largo rato. Era algo que solo dejaba de sentir al cerrar los ojos y respirar profundamente, conectándose consigo misma y recordándose una vez más que todo estaría bien.

Tomando un sorbo más, salió al balcón y observó las pocas luces que se distinguían a lo lejos. Las nubes y la neblina dificultaban la vista, pero aquello que buscaba no era algo que dependía de sus sentidos. Podía encontrarlo en cualquier lugar, por lejos que estuviera, y a cualquier hora, mientras el resto de la ciudad dormía.

Sin percatarse de ello, la copa estaba por resbalarse de sus manos. Sujetándola con fuerza, Amalia suspiró y decidió que al menos por esa noche, se dejaría llevar por aquella sensación. Quería saber hasta dónde podría llevarla.

agosto 09, 2024

Retroceder

Caminar a su lado siempre había sido fácil, quizá demasiado. Pensó que quizá sí sería cierta aquella teoría psicológica del periodo inicial en el que todo es alegría y perfección, excepto que ya le había mostrado muchas cicatrices para ese entonces. No todo, evidentemente, era perfecto.

Pero aunque no lo fuera, lo parecía bastante. El ambiente, por lo general, acompañaba ese estado de ánimo que le causaba: Brillante, con un cielo totalmente despejado o nublado por completo, dependiendo la hora, la ocasión y el lugar que los había juntado nuevamente.

Las risas eran constantes. A veces, sobre situaciones meramente triviales y otras, cuando se sorprendían pensando o viviendo experiencias similares en una química que resultaba extraña, pero conmovedora hasta los cimientos. 

Amalia observó con sumo detenimiento y creyó ver que cada poro de su cuerpo reclamaba su nombre en el más absoluto silencio. Observó dentro de sus ojos una luz que iluminaba cada espacio, aún en lo más oscuro de su estado de ánimo vigente y extendió los brazos con ganas de recibir, al menos, un poco de aquel brillo que emanaba.

Había olvidado, sin embargo, aquel manto invisible que los separaba de manera inevitable, por lo que una vez más en su vida, tuvo que retroceder. Probablemente lo olvidaría y volvería a intentarlo igual, en espera de un resultado diferente.

agosto 08, 2024

Caos

Electricidad en constante movimiento 
Silencio en todas sus manifestaciones 
Tiempo de descanso en algunas ocasiones
Olvido que no es posible
Ya no hay espacio para más pensamientos que ese.

Caos interno, todo se hunde en un
Océano de dudas 
Nunca aprendí a nadar ni a sortear estas cosas 
Funciona poco lo que sé y creo que estoy
Unida (o apegada) a todo esto
Ni la marea que amenaza con hundir esta playa me hace
Darme por vencida 
Irse no es una opción viable pero es demasiado 
Doloroso es pensar en todo esto
Al menos aún puedo escribirlo.

Y es mejor así, porque siento que ya no puedo detenerlo.

agosto 07, 2024

Amalia y los retos

Amalia siempre dijo ser una persona de retos, si bien cuando uno de ellos llegaba, temblaba y dudaba dentro de sí sobre su nivel de preparación para afrontarlos.

Casi nunca estaba lista. No era de aquellas que tienen una maleta armada con lo básico en caso de desastres naturales ni sabía de primeros auxilios. Sin embargo, ya sea por instinto de supervivencia o por pura fortuna, siempre lograba sortear de alguna forma las dificultades, por supuesto sin salir intacta.

Algunas de esas heridas de guerra eran evidentes: En uno de sus brazos, por ejemplo, cuando intentó cocinar un platillo por primera vez; en uno de sus tobillos que se doblaba (o lo intentaba) de vez en cuando en los momentos más inoportunos. 

Las heridas más profundas y significativas, por supuesto, no eran visibles para el resto (ni pensaba revelarlas por el temor que alguien quisiera hurgar en ese pasado y terminara por abrir de nuevo la cicatriz).

Sin embargo, lejos del resultado de la batalla, siempre tenía ganancias: Aprendizajes para situaciones similares que se presentaran más adelante, personas valiosas que se sumaban a su vida y sin duda, recordaba lo importante de vivir en el presente sin tratar de adelantarse a los acontecimientos. No era precisamente la persona más paciente para hacerlo, pero iba poco a poco entrenando a su mente para lograrlo.

agosto 06, 2024

Suposiciones

No suelo colocarme, conscientemente, en posiciones de vulnerabilidad. No obstante, creo que hoy lo amerita un poco porque quiero/necesito hablar hoy de esto.

Supongamos que reconozco y abrazo mis capacidades y también las cosas que aún no he aprendido a hacer (pero quiero hacer). Supongamos, porque en la vida real no es siempre así y lo más fácil ha sido siempre arrojar piedras y responder con agresiones a la persona que posee esos matices (o sea, yo).

Supongamos, por un momento, que logro creer en el libro entero de afirmaciones que tengo, que logro hacer mías esas palabras sin caer en el “positivismo tóxico” que inunda cada esquina en estos días. Sigamos suponiendo, porque siempre ha sido más fácil elegir otras palabras, no precisamente las más favorables para lograr el objetivo de vivir un poco más tranquila y menos enferma (literal y figurativamente hablando).

Supongamos, finalmente, que puedo encontrar las respuestas a los cientos de preguntas que me hago todos los días. A los cuestionamientos, a las dudas, a las inseguridades, los miedos y los remordimientos. 

Digo supongamos porque aunque son una carga muy pesada, sigo negándome a soltarlos y por ende, van conmigo donde sea que vaya y a toda hora. A veces llenan todo el espacio existente de mi mente y aunque me canse de pensarlos, siguen ahí (porque yo no los dejo ir). 

Hoy he pensado en que es mejor dejar de suponer y aceptar que están ahí para convivir con ellos. Pero me queda mucho por saber, por ejemplo: Cómo convivir con ellos sin que se conviertan en los terratenientes de esta casa.

agosto 05, 2024

Contratos

Amalia enumeró una a una las condiciones de su contrato. Si iba a arriesgarse a tomar esa tarea, debía dejar establecidos desde el inicio aquellos puntos no negociables en el proceso a seguir para lograr el objetivo planteado.

Sin tener aún muchos puntos claros, supo que lo primero que no iba a entregar era su forma de aproximarse y convencer a las personas para sumarse a su cruzada.

Esto constituía, por supuesto, limitantes a los mecanismos que podría utilizar, pero creía firmemente que era posible encontrar maneras alternas de lograrlo sin irrespetar aquella vieja creencia de que cada persona tenía una historia que contar. Y que ella, como escritora, debía prestar su palestra para que la expusieran y la contaran en los términos que ellos así lo eligieran, sumándose (si lo deseaban) al planteamiento que ella estaba por defender.

Una segunda condición que pidió se relacionaba con la confidencialidad del rol que iba a jugar. Aunque era una tarea que había decidido asumir, no concebía “quemarse” ni poner sobreaviso a sus amigos al comprometerse públicamente con ese proyecto. Sería, mas bien, partidaria de las sutilezas en esta ocasión.

No obstante, el más importante de todos sería el tercer y último apartado inamovible de su contrato no escrito: En caso de ser descubierta, negaría una y mil veces su participación en todo. Una posición cobarde, pensó, pero era el peor de los males en caso de que todo saliera a la luz. Total, por algo había conseguido ese trato entre las sombras.

agosto 04, 2024

Una toma de manos exitosa

Para lograr el objetivo, y tomando en cuenta que no se trata de un proceso mecánico pero sí de una fórmula ganadora el 99% de las veces, recuerde que:

-Debe hacer tres giros hacia su izquierda, en búsqueda de una mano que quiera tomar la suya.
-Asegúrese de tomarla con firmeza. No hay nada más atractivo que la seguridad y la confianza.
-Recorra con los dedos la totalidad de esa mano. Incluya masajes con la yema de sus dedos, apretones y conquistas completas del territorio que constituye la otra mano, desde la punta de la uña más larga hasta la muñeca en la que perciba el pulso acelerado de su compañero de equipo.
-Es bien sabido que este recorrido debe hacerse de forma aleatoria para que la sorpresa mantenga la tensión y la emoción en todo momento. 
-No suelte, por ningún motivo, la mano que detiene. Una vez se haya apoderado de ese hueco, no lo suelte jamás (a menos claro que pierda el interés en esa mano).
-Dedique miradas, escuche cuanto pueda y lea las señales que le dará aquella mano. Déjese guiar por esa mano hacia otros territorios sensoriales situados en los brazos, los hombros, el pecho, las piernas… y por ningún motivo, se quede quieto. Recuerde que la vida es eso que pasa en constante movimiento, mientras dos manos intercambian mensajes cifrados por medio del tacto.

agosto 03, 2024

Torrente

Todo era desorden e indecisión en su mente hasta que Amalia decidió abrir aquella puerta. No había forma posible de que el agua no entrase por las grietas más pequeñas, pero sí de hundirse se trataba, prefería recibir de golpe el torrente que se agolpaba en la entrada.

Una vez en medio de la corriente, la dominó primero la confusión: El sentirse desubicada, incluso observada por las personas responsables de abrir el grifo del que salía toda esa cantidad de líquido. 

Cuando aceptó esa sensación, la invadió la tristeza. Se preguntó si sería posible sobrevivir a esa corriente, aferrándose a lo que encontrara a su paso, ya que las bases de su casa crujían y no parecían un sitio precisamente seguro para confiar como potencial salvavidas.

Ya con el agua al cuello y al borde del ahogamiento, sintió que la marea comenzaba a bajar. Parecía que alguien había encontrado una especie de salida alternativa para la corriente de agua, cuyo nivel empezó a reducirse gradualmente. Notó como el agua se llevaba las pocas pertenencias que quedaban en aquel lugar, junto con algunas fotografías y papeles que daban fe de lo sucedido. Efectivamente, no había sido un sueño: Todo era real.

agosto 02, 2024

Emociones

Por las noches, es cuando más me invaden las dudas 
Las emociones furtivas, los pensamientos espontáneos 
Y es cuando más palpita mi corazón a un ritmo acelerado.

Lo sé, siempre te he dicho que soy de mañanas
Pero es en las noches cuando percibo la cercanía 
Y es cuando esas emociones hacen que mi corazón palpite más a un ritmo acelerado.

Los pensamientos y las ilusiones hacen una rueda
Me empujan al centro, al origen de estos pensamientos 
Y es cuando se sienten con mayor intensidad esas emociones que hacen que mi corazón palpite más a un ritmo acelerado.

Es una danza, a veces macabra 
Una cuestión de fortuna, una suerte de proximidad silenciosa y a distancia prudencial
Esa que, aun así, hace que escriba y sienta con mayor intensidad esas emociones que hacen que mi corazón palpite más a un ritmo acelerado
Arrinconado en un sitio del que ya no puede, no piensa escapar
Porque la persona que tiene la llave ha decidido quedarse con ella.

agosto 01, 2024

Cristalitos

Amalia suspiró al ver aquella copa hecha añicos. Pensó en el trabajo que iba a representar recoger aquellos trocitos de cristal, tan minúsculos que herían al más mínimo intento de ser retirados.

Habían sido días difíciles. Al igual que aquella copa, mucho se había quebrado/roto/descosido/destrozado dentro y fuera de ella, sin la posibilidad de regenerarse o arreglarse de alguna manera. Era casi poético como ese minúsculo accidente había acompañado perfectamente al ambiente.

Pensó en lo descuidada que había sido y se reprochó a sí misma por haber permitido que, como su copa, muchas cosas se derrumbaran por no poder controlar su carácter. Nunca había sido peculiarmente paciente y mucho menos en aquellas circunstancias que la habían llevado mucho más allá de los límites hasta entonces conocidos.

Mientras se disponía a limpiar, recordó aquel artículo que había escrito sobre el kintsugi, el arte japonés de restaurar objetos de cerámica rotos y que celebra esas fracturas en lugar de intentar ocultarlas o disimularlas. 

No sería, evidentemente, el caso de aquella copa, pero quizá aún habría forma de arreglarse a ella misma y aceptar que, todas aquellas heridas y fracturas que se quedarían para siempre, ahora eran una parte importante de ella.