Hoy después de haber vivido sendas experiencias poco agradables en mi transporte cotidiano (la ruta 11), me he decidido contar mi testimonio. Uno de tantos que a diario vivimos los que sí usamos el autobús.
Son reflejo de las vivencias enmarcadas en un nuevo contexto de transformación (dicen) del sistema de transporte. Cosas que pasan cada día, que las vivimos de distinta manera dependiendo del ánimo: Pasando del frenético grito de "dale, dale" al señor motorista cuando vamos tarde, o acelerados, o con ganas de adrenalina; hasta si andamos de mal humor y el individuo al mando en la unidad recibe su odio, o su tristeza. O al contrario, uno de esos "buenos días" que sólo he escuchado a uno de los conductores de mi querida ruta.
Son reflejo de las vivencias enmarcadas en un nuevo contexto de transformación (dicen) del sistema de transporte. Cosas que pasan cada día, que las vivimos de distinta manera dependiendo del ánimo: Pasando del frenético grito de "dale, dale" al señor motorista cuando vamos tarde, o acelerados, o con ganas de adrenalina; hasta si andamos de mal humor y el individuo al mando en la unidad recibe su odio, o su tristeza. O al contrario, uno de esos "buenos días" que sólo he escuchado a uno de los conductores de mi querida ruta.
Son parte de la catarsis necesaria de vez en cuando, de la realidad que más allá de los compromisos y las mesas se vive en la calle. Podríamos llamarlo, locuras de una joven que está aprendiendo día con día del mundo, del país, de la política... del periodismo, para que esa "llama" o "demonio del periodismo" no se apague. (Saludos, Lic. Edgar Rivas)
Finalmente, me he decidido. A pesar de todo, hay aspectos positivos y negativos, curiosidades, consejos, estrategias... Horas de mi vida aprovechadas o desperdiciadas, pero al fin vividas.
Aquí vamos a contar este experimento. Espero que me acompañen en el trayecto y si quieren aportar, pues adelante. =)
No hay comentarios:
Publicar un comentario