Era como un soplo indeciso entre brisa y respiración agitada la que sintió pasar cerca de su oreja. Recién amanecía en el cuarto de su apartamento y los libros entre guardados y consultados se dejaban hojear por esa imprecisa llegada de viento.
Amalia se levantó de inmediato a buscar entre sus cosas lo que había perdido sin saberlo pero que indudablemente sentía que le hacía falta. A pesar de colocar, desacomodar y volver a acomodar, no lo encontró. Era buscar lo inevitable, lo invisible ante los ojos vidriosos por tanta incomodidad.
Supo que le hacía falta la mirada aquella con la que se cruzó cuando regresaba a casa aquella noche, en la estación del autobús, justo a las 8:30 de la noche. Ella abordaba mientras esos ojos recorrían su rostro conocido sin haberse visto antes.
Era el reencuentro de dos almas destinadas.
Y sin embargo, no hubo más que el aliento depositado en el cristal de la ventana, mientras se alejaban de ella los dulces recuerdos de sus sueños, porque al desaparecer del horizonte y "volver a la normalidad", no hubo más opción que escribirlo en su diario, como cada tarde en el Deluxe.
PD: Esta vez cambió y no tomó un capuccino. Prefirió un té por una extraña razón que hasta hoy se desconoce.
PD 2: De nuevo, no estoy loca! =)
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