Voy a comenzar con una típica pregunta: ¿No le ha pasado a usted que...?
No le ha pasado que se siente como "dormido" por la vida, y hay sucesos que cortan esa rutina de tajo, abriéndole los ojos que están más allá de la necesidad de lentes. Sí, los ojos del alma, esos que andamos la mayoría del tiempo cerrados o tapados con una enorme venda llamada estrés, cansancio, presión...
Y no le ha pasado que, al salir de su letargo, se pregunta donde ha estado viviendo (o donde ha imaginado vivir) mientras a su alrededor caen seres humanos, sucede todo tipo de hechos reprochables, existen actitudes, comportamientos y decisiones fuera de contexto de las que nadie dice nada, a menos que llegue frente a usted y le dé un zape bien puesto.
Ahhh, a pues eso es lo que yo denomino "Zopapo a la consciencia" (la verdad, no sé si así se escribe "zopapo", puede corregirme y le estaré agradecida).
Estos zopapos, zapes, mameyazos, como quiera usted denominarlos, no son una casualidad. Nos suceden en esas encrucijadas tiempo-espacio en las que de plano, ya no damos una. O en el momento preciso de perder el enfoque de lo que estamos haciendo cada día. Probablemente, sea parte de la filósofa frustrada que tengo dentro, pero créame que apreciar la "realidad real" por algunos minutos es de las cosas más complicadas que existen, simple y sencillamente, porque nos negamos a creerla de esa manera.
Más allá de hablar de verdades absolutas, les hablo de cosas puntuales: problemas sociales que se reflejan en las personas que ves a través de la ventana del bus o que se suben al bus, la costumbre de ver un muerto con cara de pasividad hasta saber que es "el conocido de", la paranoia de vivir en constante vigilancia con el que llevo a la par del asiento porque tenga mal semblante... O estar consciente que al igual que el grito "Esta es la U", también "Este es El Salvador", muchas cosas pueden pasar.
No, no es una campaña contra el movimiento "Yo amo a El Salvador", porque yo también lo amo, pero estoy consciente (al menos cuando me dan estos zapes) que mi país tiene muchas aristas y hay que saberlas identificar y aceptar, por aquello de que le primer paso es aceptar para después, comenzar a corregir lo que se deba.
La invitación, es a aprovechar la existencia de estos zopapos a la consciencia para aprender, quitarnos los dañinos prejuicios de juzgar sin conocer (una invitación a mí misma), y saber que como en todo, no hay dos partes, sino muchas. Entender que somos afortunados la mayoría del tiempo, sino siempre, por tener problemas, porque solo enfrentándose a ellos, aprenderemos "para la próxima".
Y también que la realidad no es absoluta ni siempre jodida, pero a veces es más yuca de lo que parece. Salga a la calle que no le miento y llévese un botecito con pomada si es usted muy idealista; se lo dice alguién que ya está graduada en zopapos que me ubica dónde estoy. Saludos
PD: Eso sí, aunque ya tengo licenciatura en pencazos a la consciencia, aún cometo muchos errores, y aún sigo siendo idealista. Que le digo, soy de la corriente que piensa que no todo está perdido.
No le ha pasado que se siente como "dormido" por la vida, y hay sucesos que cortan esa rutina de tajo, abriéndole los ojos que están más allá de la necesidad de lentes. Sí, los ojos del alma, esos que andamos la mayoría del tiempo cerrados o tapados con una enorme venda llamada estrés, cansancio, presión...
Y no le ha pasado que, al salir de su letargo, se pregunta donde ha estado viviendo (o donde ha imaginado vivir) mientras a su alrededor caen seres humanos, sucede todo tipo de hechos reprochables, existen actitudes, comportamientos y decisiones fuera de contexto de las que nadie dice nada, a menos que llegue frente a usted y le dé un zape bien puesto.
Ahhh, a pues eso es lo que yo denomino "Zopapo a la consciencia" (la verdad, no sé si así se escribe "zopapo", puede corregirme y le estaré agradecida).
Estos zopapos, zapes, mameyazos, como quiera usted denominarlos, no son una casualidad. Nos suceden en esas encrucijadas tiempo-espacio en las que de plano, ya no damos una. O en el momento preciso de perder el enfoque de lo que estamos haciendo cada día. Probablemente, sea parte de la filósofa frustrada que tengo dentro, pero créame que apreciar la "realidad real" por algunos minutos es de las cosas más complicadas que existen, simple y sencillamente, porque nos negamos a creerla de esa manera.
Más allá de hablar de verdades absolutas, les hablo de cosas puntuales: problemas sociales que se reflejan en las personas que ves a través de la ventana del bus o que se suben al bus, la costumbre de ver un muerto con cara de pasividad hasta saber que es "el conocido de", la paranoia de vivir en constante vigilancia con el que llevo a la par del asiento porque tenga mal semblante... O estar consciente que al igual que el grito "Esta es la U", también "Este es El Salvador", muchas cosas pueden pasar.
No, no es una campaña contra el movimiento "Yo amo a El Salvador", porque yo también lo amo, pero estoy consciente (al menos cuando me dan estos zapes) que mi país tiene muchas aristas y hay que saberlas identificar y aceptar, por aquello de que le primer paso es aceptar para después, comenzar a corregir lo que se deba.
La invitación, es a aprovechar la existencia de estos zopapos a la consciencia para aprender, quitarnos los dañinos prejuicios de juzgar sin conocer (una invitación a mí misma), y saber que como en todo, no hay dos partes, sino muchas. Entender que somos afortunados la mayoría del tiempo, sino siempre, por tener problemas, porque solo enfrentándose a ellos, aprenderemos "para la próxima".
Y también que la realidad no es absoluta ni siempre jodida, pero a veces es más yuca de lo que parece. Salga a la calle que no le miento y llévese un botecito con pomada si es usted muy idealista; se lo dice alguién que ya está graduada en zopapos que me ubica dónde estoy. Saludos
PD: Eso sí, aunque ya tengo licenciatura en pencazos a la consciencia, aún cometo muchos errores, y aún sigo siendo idealista. Que le digo, soy de la corriente que piensa que no todo está perdido.
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