marzo 20, 2025

Sensación

A veces es una sensación que se torna desoladora, irónicamente, cuando ves el vaivén de las copas de los árboles a través de uno de los pocos accesos de luz natural que tenés al alcance.

Sabés, casi con absoluta certeza, que no has sido el primero ni serás el último en convivir con esa sensación. Pero eso no sirve de consuelo en ocasiones y lejos de ello, la hacés una sensación muy personal, con los matices que solo es posible impregnarle por estar vivo y haber vivido lo que algunos consideran una vida (o media, dependiendo a quien le preguntés).

Creo, en el momento más lucido que las lágrimas me han cedido, que debe ser hasta cierto punto una sensación sana: una que te recuerda que la vida no es lineal, que te enseña a cuestionar tus absolutos, a repasar tus prioridades y a repensar en el concepto “vivir” y su asociación con el movimiento rápido… y más bien, valorar la lentitud, la paciencia, la perseverancia… el intento.

Me refiero, por supuesto, a la sensación de que el mundo sigue avanzando sin mí. Y de que yo estoy perdiéndome de todo.

Pero a fin de cuentas, ¿qué es todo?

marzo 14, 2025

-47

La validación de sus emociones de forma inconsciente había quedado atrás desde hacía mucho tiempo. Necesitaba palabras expresas, pues la especulación y la creación de todos los escenarios posibles se había convertido en una práctica que aborrecía.

Amalia dejó caer los brazos a los lados, perdiendo territorialidad y ganando libertad: Ya hacía un tiempo en que se había cansado de la tensión muscular que implicaba cargar con el peso de las decisiones no tomadas o de aquellas que aunque parecían ya definidas, seguían a cuestas con ella por su dificultad para dejarlas caer al vacío.

Meditó sobre la cantidad de veces en que había pensado en aquello mismo durante los últimos meses. Hoy, había más (muchísimo más) tiempo para acabar dando vueltas en un ciclo infinito sobre el mismo pensamiento, las mismas emociones, similares conclusiones… con resultados (oh, sorpresa) exactamente iguales.

Viendo hacia la ventana mientras se perdía en el vaivén de los árboles, Amalia pensaba en dejar de pensar. Pero era similar a pedir que el incesante calor cediera, o que el viento dejase de mover caprichosamente las hojas, o que las ardillas dejaran de lanzar almendras al tejado (quizá aquello último sería más factible): La lógica, o en su defecto, los deseos, no lograban imponerse.

marzo 09, 2025

Privilegios suspendidos (y otros, recuperados)

1. Ducharme con libertad a la hora que lo desee y en caso de ser necesario, de forma rápida.
2. Caminar, en general.
3. Hacer planes para salir el finde.
4. No depender de nadie para comer, tomar agua, cargar el teléfono, movilizarme, bajarme de la cama, hacer el súper, recibir un delivery, hacer trámites de adulto, cargar mi mochila y/o cartera… en general, no ser independiente.
5. Vivir sin un dolor que me inmovilice.

Los privilegios que siempre he dado por sentados (y que de momento he perdido) son muchos muchos más, pero voy a quedarme con esos cinco que son, quizá, los más superficiales en este proceso.

Pero sería mentira decir que no he ganado nada en todo esto:

1. Ha sido un recordatorio abrupto para cultivar la paciencia y el auto cuidado.
2. Como me dijo alguien, es tiempo de retomar lecturas, canciones y escritos pendientes.
3. Es un espacio de descanso (obligado, pero descanso) y auto reflexión.
4. El recordatorio de haber elegido a las personas correctas para que permanezcan, acompañen y hagan más llevadero el proceso.
5. La certeza de que, detrás del dolor que acompaña al proceso, hay aprendizaje que aunque ahora mismo se ve difuso, se va tornando claro en proporción inversa a la hinchazón, los analgésicos, los doctores, la terapia y todo lo que conlleva haberse roto (literalmente).



marzo 05, 2025

Hiatus

Es la palabra que llegó, repentinamente, a mi cabeza está mañana, mientras subía unas escaleras lentamente, a un ritmo que no me es habitual, pero que de momento es el único posible.

Uno de mis primeros hiatos fue hace casi tres años. Duró todo un mes, pero se sintió muchísimo más extenso. Creo haber aprendido sobre la paciencia y lo inevitable de tomar este tiempo y sacarle lo mejor dentro de todo.

Pero me equivocaba.

Ayer, antes de ayer y antes de antes de ayer me he sentido estancada, a pesar de las múltiples “señales” que he ido encontrando en esta parsimoniosa marcha que inició hace exactamente una semana.

Creo que nunca dejaré de sorprenderme por el “timing” de mis desaceleraciones. Suele existir (siempre hay) una razón escondida detrás de todo lo que sucede en estos hiatos e incluso, detrás de la razón inicial que te llevó a estar en el hiato.

En la actualidad, sigo sin encontrarla o poder definirla bien. Pero tengo tiempo suficiente (me parece) para repensar, recrear y redefinir. 

También para escribir.