Lo que nos falta, lo que evadimos. Lo que nos quitan a los 18, legalmente hablando: Ser niños.
Ser niño es preguntar inquisitivamente y descubrir en cada rincón, la más grandiosa aventura.
Es cubrir todos los flancos de la imaginación, experimentando cada idea que se cruce por la mente inquieta y el corazón valiente.
Es decir lo que se piensa y se siente sin reparos. Y fijarse una meta, un objetivo, insistiendo e insistiendo para conseguirlo.
Es correr grandes distancias y terminar las más complicadas tareas a la fuerza o a las buenas, con tal de poder sentarte a ver tu programa de televisión o hacer lo que te apasiona, te hace gritar o reír... O te hace simplemente, recordar que estás vivo.
Y que mientras eso sea un hecho, hay que disfrutarlo hasta el último minuto del permiso de tus papás...
Lastimosamente, muchos de los niños son víctimas de violencia (hoy asesinaron a uno, apenas cinco años después de llegar a este mundo. Y mientras se escribía esta entrada, una niña de 13 años se suicidó...) y objetos, ganchos publicitarios. Sector del mercado, víctimas de las generaciones pasadas, que no han sabido afrontar el fin de un período violento, y siguen replicándolo cada que pueden. Una catarsis cíclica: Hoy yo te pego, total que a otro le vas a hacer lo mismo para desahogarte luego.
Y así, la herida va rasgando generaciones, marcando su brecha simbólica en bolsones transparentes (por aquello de las armas entre escolares), cateos frecuentes y escenas, que ante los ojos de la inocencia, se vuelven tan comunes como propias. De los apodos se pasó al pago de un "peaje" en las escuelas durante el recreo, por el ahora rentable negocio de "respetarte la integridad o la vida".
Están los que nunca aparecieron. Quiénes sobreviven en el recuerdo de sus familias y en el de unas pocas personas... Y en las fotos reivindicativas de las que se puede prender cualquiera con interés particular (especialmente político) para prometer su regreso. Ese, que se sigue esperando por aquellos a quienes recordar a sus niños les sigue oprimiendo el corazón, tal cual el primer día de su separación.
La realidad de los niños es tan compleja y complicada, como niños hay en el mundo. Y pese a todo, muchos siguen regalando esa sensación única de la calidez de una sonrisa sincera, de unas manos que construirán el futuro de la mejor forma si se les enseña que los sueños deben ser el ideal por el cual luchar. Y si se les prodiga del respeto y la importancia del que muchos les privan, al no escucharlos o dejarlos relegados "porque son niños y no entienden".
Vivamos con esa alegría, pensemos con esa chispa ingeniosa y actuemos con esa curiosidad e intrepidez que solo los niños tienen. Seguro que todo irá mejor así
Ser niño es escribir todo de "chorrera". Así como este texto
octubre 01, 2012
septiembre 04, 2012
No sé qué decir
Pensé en miles de palabras antes del 3 de septiembre a las 10:18 pm. Pero la historia se burló de mi memoria y se han borrado todas las dulces líneas que tenía guardadas para vos. Mi amiga, mi confidente, uno de los motivos por los que despertar en este mundo, a veces tan cruel, a veces tan dulce, era válido.
Yo siempre asumí que te gustaba "chuchis" en vez de Chasca. Creí que en algún momento, dimensionarías mis múltiples gestos, palabras, sonidos, y aún la respiración cercana a tu cabeza cuando me acercaba para darte un beso, pese a las advertencias del auditorio que se congregaba en la que se convirtió en tu casa. Ajá, bajo la mesa del comedor.
Hace un año o poco más, despedía a tu hermano. Y le prometía cuidarte, hasta que decidieras partir... Aunque no tuve el tiempo que hubiese querido, me siento satisfecha de no ser la única en la familia que te adoraba en demasía; mis hermanos, mis abuelos, mi madre, mi padre y yo, intentamos atenderte lo mejor que pudimos. Si fallamos en el intento, te pido, me perdonés.
Ahora, junto al cadáver vacío de esa mascota que me brindó su cariño por catorce años consecutivos, no queda más que darte gracias por cuidarnos y dejarte cuidar. Porque me esperaste hasta el último segundo, a pocos minutos de tu muerte, para verte y expresarte en una mirada, el honor de haberte conocido y poder compartir mi corazón con alguien que jamás lo lastimó. Que incluso, quiso escucharme agobiada y supo estrecharme una pata para obtener una sonrisa o una caricia a cambio.
Catorce años se dicen fácil, pero hoy que te busco y no estás más en este plano físico, se resiente la lejanía entre tu cielo y mi estancia en este mundo. Es por eso que escribo lo que siento, con la esperanza que en ese maravilloso lugar donde ya sos libre, podás escucharlo. Y saqués de nuevo, tu lengua como símil de sonrisa.
Tu amor, casi humano, ahora se intercambia con un dolor más cruel que los hasta ahora conocidos. Espero que haya en el cielo una readmisión de mascotas, para elegirte de nuevo. Ahí llevaré conmigo tu pelota, tu carne, tu peine y tu súper toalla de muñequitos.
Mientras tanto, un alivio es innegable: Saber que, además de quiénes te cuidan en esta dimensión, existe alguien que escucha un llamado en el entramado de mis sueños y en el ir y venir de mis pensamientos. Y que su muerte será solo el inicio de una vida más fuerte que se mantiene con el oxígeno de mis pulmones y crecerá con la fortaleza de los mejores recuerdos y sentimientos acumulados.
¡A correr y descansar, Chasquita! La misión de hacerme madurar y aprender a amar a un ser de Dios con toda la potencia del corazón ha sido completada.
Con amor
Fátima
septiembre 01, 2012
Un mensaje cifrado
Hablás de cosas incomprensibles, pero al mismo tiempo necesarias
para conocerte mejor, para comprender que en mi mente trascendió un pensamiento
indebido, desubicado... por ende, desechado en el cubo de la basura que suelo tener al copete.
Medias mentiras las de tus labios
que cuando me mirás, se dan por aludidas
y se niegan y se desmienten
intentando hacer de ese, el primer encuentro con mi alma
Y seguís pensando que la función recién inició
¡Si esa frontera que nos dividía dijo adiós
desde el primer hola!
y se atrincheró el corazón en tus palabras
y se apoderó de mí un sentimiento desbordante...
Hoy nuestras barreras están desnudas
nuestras miradas, cuál estrategias
se desvían, se interceptan y se toman rehenes en el recuerdo del otro
donde el rescate ya se hace imposible,
y no hay "pero" que valga.
Y lo más extraño es que a pesar que grito, no escuchés
y que te tenga tan cerca en el pensamiento
así como hoy cuando te materializaste en mi sueño
y me pediste la verdad absoluta
Y fue tan absurdo que todo desembocara en beso
y en ficción calcada a la perfección
para un mensaje cifrado que no vas a entender
a menos que te adentrés en mi mente
y sepas que esta verdad clandestina
guarda silencio para siempre.
Hasta que llegue ese último segundo en que digás "sí"
para conocerte mejor, para comprender que en mi mente trascendió un pensamiento
indebido, desubicado... por ende, desechado en el cubo de la basura que suelo tener al copete.
Medias mentiras las de tus labios
que cuando me mirás, se dan por aludidas
y se niegan y se desmienten
intentando hacer de ese, el primer encuentro con mi alma
Y seguís pensando que la función recién inició
¡Si esa frontera que nos dividía dijo adiós
desde el primer hola!
y se atrincheró el corazón en tus palabras
y se apoderó de mí un sentimiento desbordante...
Hoy nuestras barreras están desnudas
nuestras miradas, cuál estrategias
se desvían, se interceptan y se toman rehenes en el recuerdo del otro
donde el rescate ya se hace imposible,
y no hay "pero" que valga.
Y lo más extraño es que a pesar que grito, no escuchés
y que te tenga tan cerca en el pensamiento
así como hoy cuando te materializaste en mi sueño
y me pediste la verdad absoluta
Y fue tan absurdo que todo desembocara en beso
y en ficción calcada a la perfección
para un mensaje cifrado que no vas a entender
a menos que te adentrés en mi mente
y sepas que esta verdad clandestina
guarda silencio para siempre.
Hasta que llegue ese último segundo en que digás "sí"
agosto 05, 2012
Transfigurate
Los abuelos, la hija y la nieta. Casi siempre son los presentes cada 5 de agosto frente al televisor, sintonizando desde temprano, los actos que se llevan a cabo en San Salvador, para la tradicional "Bajada" y Transfiguración del Divino Salvador del Mundo.
A lo largo del recorrido, la conversación en torno a la transmisión varía de una temática a otra: Que si las flores que lleva el anda son muchas, que si los socorristas no se ven por ninguna parte o tapan la cámara, o que si mucho se está tardando para llegar al lugar del "descubrimiento" del patrono.
Cuando la procesión casi llega a su culmen, el escenario se intensifica, y el abuelo se queja por el transtornado himno a El Salvador del Mundo que canta el coro: "el que compuso el himno, se debe estar revolcando en su tumba", dice, mientras su cabeza hace un gesto de negación ante tal aberración, digna de un señalamiento por alguien que dedicó su vida a los años dorados de la música clásica.
"Anda tocá vos ahí pues", le contesta su cónyuge, "sugeríle a Quijano que vas a ir vos el otro año", dice, mientras ríe.
"Quijano quisiera ser el que sale transfigurado", añade la hija, "hasta ahí le ha de llegar el ego".... *risas, risas*
Y la nieta ríe y ríe.
"Hay noooo, esta gente que aplaude después del himno, no les enseñaron en la escuela...", dice la hija, también maestra.
"Es que la melodía... como que es baile, ya no parece himno...", regresa el abuelo.
"Transfigurate también vos y dejá de criticar", le replica la abuela.
Y la nieta, sonríe
Y si nosotros también nos transfiguraramos (aunque no sea usted católico) e hiciéramos algo por la vida... Si se cambia la indiferencia, por el involucramiento, y la crítica destructiva por el trabajo para mejorar lo que no le parece.
Un cambio nunca es malo :)
PD: Lo de imaginarme al alcalde queriendo salir con la túnica blanca, me mató de risa
A lo largo del recorrido, la conversación en torno a la transmisión varía de una temática a otra: Que si las flores que lleva el anda son muchas, que si los socorristas no se ven por ninguna parte o tapan la cámara, o que si mucho se está tardando para llegar al lugar del "descubrimiento" del patrono.
Cuando la procesión casi llega a su culmen, el escenario se intensifica, y el abuelo se queja por el transtornado himno a El Salvador del Mundo que canta el coro: "el que compuso el himno, se debe estar revolcando en su tumba", dice, mientras su cabeza hace un gesto de negación ante tal aberración, digna de un señalamiento por alguien que dedicó su vida a los años dorados de la música clásica.
"Anda tocá vos ahí pues", le contesta su cónyuge, "sugeríle a Quijano que vas a ir vos el otro año", dice, mientras ríe.
"Quijano quisiera ser el que sale transfigurado", añade la hija, "hasta ahí le ha de llegar el ego".... *risas, risas*
Y la nieta ríe y ríe.
"Hay noooo, esta gente que aplaude después del himno, no les enseñaron en la escuela...", dice la hija, también maestra.
"Es que la melodía... como que es baile, ya no parece himno...", regresa el abuelo.
"Transfigurate también vos y dejá de criticar", le replica la abuela.
Y la nieta, sonríe
Y si nosotros también nos transfiguraramos (aunque no sea usted católico) e hiciéramos algo por la vida... Si se cambia la indiferencia, por el involucramiento, y la crítica destructiva por el trabajo para mejorar lo que no le parece.
Un cambio nunca es malo :)
PD: Lo de imaginarme al alcalde queriendo salir con la túnica blanca, me mató de risa
julio 30, 2012
Por el dia del periodista
A mí la vocación de periodista me vino relativamente tarde en la
juventud, un poco antes de salir de bachillerato, para ser sincera. Y es
que descubrí que, además de querer cambiar la manera en que se hacen
las cosas, sacar a la luz lo que la gente no sabe, me gusta escuchar a
las personas.
Hay dos coberturas que en especial, han puesto de relieve este aspecto. Una, en mi época de estudiante en el Bajo Lempa, cuando ya la gente denunciaba el incremento de las enfermedades renales que hasta hace poco han salido a la luz.
Recuerdo que todas esas personas nos recibieron bien, con la esperanza de que pudiésemos de alguna forma, ayudarles. Lastimosamente, el impacto de una publicación estudiantil no tiene la incidencia que uno quisiera. Y ellos siguieron ahi, haciéndole frente a la adversidad.
Precisamente hace unos días, tuve otra de esas oportunidades. Escribí casi regresando de una de esas coberturas que en lo personal me encantan, porque suelen salir de la cotidianidad de San Salvador.
Conocí el proyecto de Campesinos para el Progreso: Una asociación que trabaja con productores de maíz para mejorar la calidad de sus cultivos, aparte de generarles a las personas, una oportunidad económica que les permite mantenerse y no recurrir a otros medios para ganarse la vida.
Ahí conocí a Simón. Sencillo, tranquilo y sincero. Al principio tímido, pero luego muy conversador.
Simón me contó una parte de su vida, la parte en la que emigró, buscando sus sueños a muchos kilómetros de su lugar de origen. Los encontró y convivió con ellos por 8 años, hasta que un error lo hizo autoculparse de un delito que no había cometido, con tal de aspirar a ser devuelto a su patria.
Cualquiera se impresiona al escuchar su historia, en mi opinión.
Simón es una de esas vocecillas que deberían escuchar más personas, un buen ejemplo de cómo las cosas pueden ser distintas, con un poco de sentido común y madurez, dos cosas que nos hacen falta en los problemas más triviales de nuestra vida diaria.
Siempre he dicho que el idealismo es refrescante, y las palabras de este hombre me reiteran, hoy más que nunca, que aunque existen muchos contratiempos y sacrificios para esta carrera de periodista, escuchar a las personas es una de sus recompensas. Que te brinden su confianza y su amistad sincera, y sean transparentes, sin necesidad de un sitio web que lo aparente (OkNot).
Que sean pequeños oasis en la pauta diaria y te ayuden en el crecimiento personal, motivándote a seguir trabajando para ese tipo de personas. Ese es el aprendizaje por el que agradezco ser periodista y es el mejor regalo del que puedo dar cuenta, a poco tiempo de haberme embarcado en la aventura.
Hay dos coberturas que en especial, han puesto de relieve este aspecto. Una, en mi época de estudiante en el Bajo Lempa, cuando ya la gente denunciaba el incremento de las enfermedades renales que hasta hace poco han salido a la luz.
Recuerdo que todas esas personas nos recibieron bien, con la esperanza de que pudiésemos de alguna forma, ayudarles. Lastimosamente, el impacto de una publicación estudiantil no tiene la incidencia que uno quisiera. Y ellos siguieron ahi, haciéndole frente a la adversidad.
Precisamente hace unos días, tuve otra de esas oportunidades. Escribí casi regresando de una de esas coberturas que en lo personal me encantan, porque suelen salir de la cotidianidad de San Salvador.
Conocí el proyecto de Campesinos para el Progreso: Una asociación que trabaja con productores de maíz para mejorar la calidad de sus cultivos, aparte de generarles a las personas, una oportunidad económica que les permite mantenerse y no recurrir a otros medios para ganarse la vida.
Ahí conocí a Simón. Sencillo, tranquilo y sincero. Al principio tímido, pero luego muy conversador.
Simón me contó una parte de su vida, la parte en la que emigró, buscando sus sueños a muchos kilómetros de su lugar de origen. Los encontró y convivió con ellos por 8 años, hasta que un error lo hizo autoculparse de un delito que no había cometido, con tal de aspirar a ser devuelto a su patria.
Cualquiera se impresiona al escuchar su historia, en mi opinión.
Simón es una de esas vocecillas que deberían escuchar más personas, un buen ejemplo de cómo las cosas pueden ser distintas, con un poco de sentido común y madurez, dos cosas que nos hacen falta en los problemas más triviales de nuestra vida diaria.
Siempre he dicho que el idealismo es refrescante, y las palabras de este hombre me reiteran, hoy más que nunca, que aunque existen muchos contratiempos y sacrificios para esta carrera de periodista, escuchar a las personas es una de sus recompensas. Que te brinden su confianza y su amistad sincera, y sean transparentes, sin necesidad de un sitio web que lo aparente (OkNot).
Que sean pequeños oasis en la pauta diaria y te ayuden en el crecimiento personal, motivándote a seguir trabajando para ese tipo de personas. Ese es el aprendizaje por el que agradezco ser periodista y es el mejor regalo del que puedo dar cuenta, a poco tiempo de haberme embarcado en la aventura.
julio 22, 2012
Historia (1)
Desde hace tiempo me prometí escribir algo, por lo que escuché en una de esas oportunidades que no se te dan todos los días. Lo que dan por llamar conferencia magistral, del periodista argentino Andrés Oppenheimer.
No soy precisamente una de sus asiduas seguidoras, debo confesarlo. Pero esa noche, cuando hablaba de educación y desarrollo, coincidía con varios de sus planteamientos... y como no en todo se puede estar de acuerdo, de repente dijo algo que me dejó pensando.
Se refirió a la obsesión por la historia que se tiene en los países latinoamericanos. Y que, por estar pensando en el pasado, no nos enfocamos en trabajar por el futuro.
Perpleja y pensativa. Siempre he sido y seré fiel defensora de que si un pueblo no conoce su historia, es muy difícil que puedan seguir el camino que sus antecesores les han abierto, a fuerza de peleas inncesarias o implosiones ya esperadas. A base de sacrificio, empeño, necedad o valentía del "loco" que en ese entonces, hizo diferentes las cosas.
Lo que es peor, si las personas no son conscientes del cómo han llegado hasta donde están, la posibilidad de caer de nuevo en los errores ya cometidos es inminente. Y las segundas caídas, con una herida que no cierra, son más dolorosas. Algo así como echarse chile en la herida.
No puedo negar que hayan personas obsesionadas con los "fue", los "hubo", los "viví", y se olvidan de que están aquí en este momento, con muchas cosas por delante. Pero tampoco considero que haya que dejar de lado la historia, especialmente en un país como el nuestro.
A propósito de ello, la revista Séptimo Sentido publicó un reportaje que me pareció de lo más atinado para reflejar lo que pasa por las mentes de muchísimas personas aún:
http://www.laprensagrafica.com/revistas/septimo-sentido/274158-los-ultimos-rehenes-de-la-guerra.html
Un país cuyas bases están destruidas, no puede dejar atrás su historia, señor Oppenheimer. Ni siquiera puede comenzar a construir, porque le pasa lo que a una estructura sin bases ni soporte: Se derrumba. Y entiendo que el desarrollo responde al objetivo de ser y ayudar a la gente, ¿no?
Luego les comento más de mi interés personal por la historia. Saludos!
No soy precisamente una de sus asiduas seguidoras, debo confesarlo. Pero esa noche, cuando hablaba de educación y desarrollo, coincidía con varios de sus planteamientos... y como no en todo se puede estar de acuerdo, de repente dijo algo que me dejó pensando.
Se refirió a la obsesión por la historia que se tiene en los países latinoamericanos. Y que, por estar pensando en el pasado, no nos enfocamos en trabajar por el futuro.
Perpleja y pensativa. Siempre he sido y seré fiel defensora de que si un pueblo no conoce su historia, es muy difícil que puedan seguir el camino que sus antecesores les han abierto, a fuerza de peleas inncesarias o implosiones ya esperadas. A base de sacrificio, empeño, necedad o valentía del "loco" que en ese entonces, hizo diferentes las cosas.
Lo que es peor, si las personas no son conscientes del cómo han llegado hasta donde están, la posibilidad de caer de nuevo en los errores ya cometidos es inminente. Y las segundas caídas, con una herida que no cierra, son más dolorosas. Algo así como echarse chile en la herida.
No puedo negar que hayan personas obsesionadas con los "fue", los "hubo", los "viví", y se olvidan de que están aquí en este momento, con muchas cosas por delante. Pero tampoco considero que haya que dejar de lado la historia, especialmente en un país como el nuestro.
A propósito de ello, la revista Séptimo Sentido publicó un reportaje que me pareció de lo más atinado para reflejar lo que pasa por las mentes de muchísimas personas aún:
http://www.laprensagrafica.com/revistas/septimo-sentido/274158-los-ultimos-rehenes-de-la-guerra.html
Un país cuyas bases están destruidas, no puede dejar atrás su historia, señor Oppenheimer. Ni siquiera puede comenzar a construir, porque le pasa lo que a una estructura sin bases ni soporte: Se derrumba. Y entiendo que el desarrollo responde al objetivo de ser y ayudar a la gente, ¿no?
Luego les comento más de mi interés personal por la historia. Saludos!
junio 09, 2012
Yo amo mis gafas
Varios salen con los "graduados" o sin graduar y con el alivio de no tener que cargar en su nariz, literalmente, con el peso de unas gafas. Es uno de esos sitios en los que se hallan lentes y aro combinados para el que no ve bien, o el que ve a medias o no ve casi nada.
NOTA: Hasta les arman chistes con lo de graduados, para que más de alguno caiga y vaya de traje a la óptica... *risa social ON*.
FIN DE NOTA
Después de un corto recorrido por la sala de espera llena de padecimientos visuales, matizados por foquitos con débil emisión de luz y coreando canciones románticas de siglo pasado (de los 90, pues), al amigo que acompañaba (que jamás ha usado gafas) le dijeron señor, caballero y joven, en tres distintos llamados. Antes de llegar al término "paciente", se dieron cuenta que había entrado desde el primer llamado...
En otro sector, no muy alejado de los televisores que entretenían a los acalorados acompañantes y pacientes de este sábado por la mañana, una madre concientizaba, predicaba, inculcaba a su hija, recién diagnosticada que los lentes "no se los puede quitar, solo para bañarse y dormir"... Después de 4 veces con lo mismo, la niña bostezó como diciéndole educadamente que ya había entendido el punto.
No sé en que momento pasamos de Eros Ramazzoti, a la salsa/merengue que ponen en los quince años. En medio de todo ese bullicio, se podía apreciar la variedad de aros y a los primerizos en este tema de usar gafas, probarse como 20 estilos, para terminar decidiéndose por los que se probaron al inicio.
Había de todo, para todos. Más que un castigo por ver la tele de cerca, muchos de ellos saben que los lentes se convertirán en un rasgo identitario, una parte integrada artificialmente a la vida, que le devolverá lo que se ha perdido por descuido o lo que nunca se ha tenido por herencia: Una vista sin necesidad de complementos.
Los lentes son como compañeros de una simbiosis casi perfecta (casi, porque se tienen que renovar de preferencia cada dos años), para que ellos tengan quién los cuide y yo pueda (literalmente, de nuevo) ver por ellos.
Yo amo mis gafas!! :)
NOTA: Hasta les arman chistes con lo de graduados, para que más de alguno caiga y vaya de traje a la óptica... *risa social ON*.
FIN DE NOTA
Después de un corto recorrido por la sala de espera llena de padecimientos visuales, matizados por foquitos con débil emisión de luz y coreando canciones románticas de siglo pasado (de los 90, pues), al amigo que acompañaba (que jamás ha usado gafas) le dijeron señor, caballero y joven, en tres distintos llamados. Antes de llegar al término "paciente", se dieron cuenta que había entrado desde el primer llamado...
En otro sector, no muy alejado de los televisores que entretenían a los acalorados acompañantes y pacientes de este sábado por la mañana, una madre concientizaba, predicaba, inculcaba a su hija, recién diagnosticada que los lentes "no se los puede quitar, solo para bañarse y dormir"... Después de 4 veces con lo mismo, la niña bostezó como diciéndole educadamente que ya había entendido el punto.
No sé en que momento pasamos de Eros Ramazzoti, a la salsa/merengue que ponen en los quince años. En medio de todo ese bullicio, se podía apreciar la variedad de aros y a los primerizos en este tema de usar gafas, probarse como 20 estilos, para terminar decidiéndose por los que se probaron al inicio.
Había de todo, para todos. Más que un castigo por ver la tele de cerca, muchos de ellos saben que los lentes se convertirán en un rasgo identitario, una parte integrada artificialmente a la vida, que le devolverá lo que se ha perdido por descuido o lo que nunca se ha tenido por herencia: Una vista sin necesidad de complementos.
Los lentes son como compañeros de una simbiosis casi perfecta (casi, porque se tienen que renovar de preferencia cada dos años), para que ellos tengan quién los cuide y yo pueda (literalmente, de nuevo) ver por ellos.
Yo amo mis gafas!! :)
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