enero 27, 2025

27 de enero

A Amalia no le gustaba ser encasillada en ninguna de las posibles categorías de aquella innecesaria manía por clasificar a las personas, como si de objetos inanimados sin matices se tratase.

Lejos de ello, se sorprendía muchas noches encontrando algo nuevo sobre ella: alguna manía aún no descubierta, una palabra que se repetía una y otra vez en su cabeza hasta tener la oportunidad de ser utilizada en la más inesperada de sus oraciones… una nueva conducta o un nuevo sentimiento o una nueva persona en quien volcar lo complejo que resultaba tomar consciencia de sí misma.

Últimamente, un sentimiento ambivalente rondaba su mente. Era uno de esos sentimientos que le calaban hasta los huesos y le hacían retorcerse de dolor y también de una inesperada alegría, a partes más o menos iguales.

No había encontrado, a la fecha, una manera de abordar la situación. Era como la vida misma: No todo podía ser siempre alegre y satisfactorio, a veces había de sacrificar algo, perder algo, para ganar algo nuevo.

Recordaba los famosos matices, las luces y las sombras que la hacían precisamente ella. Y entonces, como en las caricaturas, el imaginario bombillo destelló con más fuerza, como hacía días no lo hacía.

Al final, con todo y la ambivalencia, la dirección del sentimiento era siempre hacia adelante.

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