noviembre 05, 2011

Mi bicentenario

NOTA: Si no le gusta el sarcasmo o la ironía, mejor no lea la entrada...

Dos veces cien, ocho por veinticinco, 199+1... Pero no, decidieron zamparle "Bicentenario"... es que sonaba más elegante para esa celebración magna y para los anuncios de la tele.

La fiesta se decidió igual de elegante: Champagne, o vino por aquello de lo "incluyente"; conciertos con magníficos intérpretes de alta calidad vocal, luces de colores y música que deleitaría al selecto público, mientras una cuadra antes suena todos los días, una tal "chica 3D".

Ese era el plato fuerte de la noche. "Pero antes, digamos a las 6 de la mañana, podemos comenzar con 200 cañonazos", dijo un funcionario. "¿Doscientos cañonazos?", le cuestionaron en tono de incredulidad.

El funcionario reflexionó.. Aún con la falta de cañones, ya verían con que resolverían... Total, en el país se produce y se dispara tanta bala al día y nadie dice nada... que van a ser 200 cañonazos??

La gente podría ir a los lugares donde surgen las raíces de la celebración. Una restauradita a la iglesia, el campanario idéntico al que dibujan en los libros, un calvo en proceso que se vista de Matías Delgado y claro, los bocadillos para los medios después del acto. Es más, podemos regalar pedacitos de la piedra que constituía parte de la iglesia antes de restaurarla... Quién sabe si son originales, pero pueden tener valor.

Y el bicentenario a mí me supo a desayuno normal. A un viaje a Suchitoto, pasando cerca de la tal La Bermuda, a observar que en las calles, la vida seguía como el día pre y probablemente, el día post Bicentenario. Dónde las mujeres no visten corsé, ni los hombres son carismáticos presentadores bañados en "Don Pablo", donde huele a verduras, frutas y otros insumos hogareños; se pasa del olor a pollo del almuerzo, a las pupusas con curtido y salsa, y en el pueblo que se diga pueblo, tiene que haber olor a "kakevaca" (Copyleft de Patricia Menjívar y terminología de Salarrué).

Ahh pero no podía faltar el marketing bicentenario, donde se asegura de vender su producto con solo ponerle "bicentenario" al inicio, en medio o al final. Incluso se volvió un motivo para saludar a los demás en su día con un "Feliz Bicentenario" (WTF???)

Bicentenario, vicentenario (así lo ví en una pared), bicentenario... Doscientos años.. de qué??

El patriotismo edición bicentenario expira el 6 de noviembre a las 12:01 am. Para algunos ni siquiera existió hoy, porque repetir la palabrita mil veces no les iba a dejar comida en la mesa, tenían que salir a trabajar.

Para los mortales que no estamos en la cuadra más Bicentenaria del día (sí, la del Palacio), queremos entender la trascendencia del hecho histórico. Perdóneme hasta el más letrado de los historiadores, pero a estas alturas de la vida, recordar que hace 200 años comenzó un proceso inacabado, suena a nada. Sí, sí, yo sé lo de la historia, la memoria, que no sabemos para dónde vamos.. es una ignorancia encerrada en un círculo más grande que nos engulle y se llama realidad.

Está bien, recordemos lo que pasó, que celebren las señoritas vestidas de corsé y que sigan emitiendo decretos de felicitación en la Asamblea, como dulces que avienta la Reina de las Fiestas. Que sigan los cantantes rindiendo homenaje a la nación, con un fondo de luces de colores que representan la esperanza de un pueblo (con el permiso de los señores del ex- logo del pollito).

Pero dénse cuenta que al menos, para esta ciudadana, mi mejor lectura de la historia es saber que ya hice y que fui. Y que al entrar a casa, me doy cuenta que aún tengo cosas que hacer y que mejorar. Así como dicen de esos señores bicentenarios... con la excepción que no toqué una campana y no busco la independencia. Quizá en primera instancia, y como el resto de compatriotas, busco sobrevivir.

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