mayo 25, 2024

Orugas

Feas, en principio. Supongo que eso explica el nombre medio grotesco que las identifica.

Nunca he sido fan de los insectos. Ni de los reptiles, ni de los roedores. Mi mente no se hace a la idea de que deba convivir con ellos.

Y sin embargo, qué necesarias son las orugas.

Desde hace semanas resuena en mi cabeza esa canción tan popular de Sebastián Yatra por la película "Encanto". Quizá es porque en alguno de tantos horóscopos leí que 2024 era año de cambios para los Aries (lo normal, pues).

Estar escuchando seguido esta canción me ha recordado algunas cosas:

-Que el cambio, al menos ese permanente, se trabaja. No pasa por generación espontánea (#pasteurización). Siempre, como dijo mi yo del pasado, hay un primer paso.

-Que aunque nos neguemos a dar ese primer paso, las circunstancias si que van a cambiar. El mundo va a cambiar y la clave está en mi respuesta a esos cambios: ¿Me adapto/estanco? ¿Me atrevo a cambiar con él?

-Que a veces, hay que volar. O aventarse y aprender a volar en el camino.

-Y que el cambio, casi siempre, es crecimiento (con todo y miedo).


PD: Esta es una de esas entradas gallo/gallina que ya tenía ratos guardada porque debía ser publicada en mi período de transición de oruga a mariposa. O sea, la parte donde ya vemos la luz. O el milagro, como canta Sebastián.


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